Avdeeva coloca a Bach y Shostakóvich frente a frente en los Arrayanes
En algo más de una hora, con chaparrón incluido, la intérprete rusa derrochó sensibilidad y elegancia al ejecutar piezas de alta exigencia técnica
José Antonio Muñoz
Granada
Martes, 5 de julio 2022, 00:16
Hay quien puede pensar que el ciclo pianístico de este Festival tiene menos 'nombres' que los de años anteriores. Es difícil repetir el de 2021, ... pero pocos festivales se pueden permitir el lujo de albergar en su programa todos los años un concierto de Sokolov, a Martha Argerich, y este año, además, al 'dIvo' Pogorelich, Perianes, Garvayo, Floristán, la joven Dovgan y la ganadora del premio Chopin –que fue la primera desde Argerich, precisamente– Yuliana Avdeeva. Así, el último jalón del ciclo Bach Modern fue un concierto, como fuera el de la semana pasada el de Isabelle Faust, con entrega máxima. Ese mismo escenario del patio de los Arrayanes capaz de engullir intérpretes, como hemos comentado en alguna ocasión.
La menuda figura de la Avdeeva esconde magia en los dedos. Y mucho más si le ponen delante un programa tan rico como el de anoche. Nunca se hablará suficientemente de la importancia de programar bien, porque en elegir la conjunción perfecta, el encaje adecuado, entre intérprete y obra a interpretar está buena parte del éxito de un concierto. Luego, hay imponderables, claro, como la avioneta del día de la Faust, o la inoportuna nubecilla con lluvia que puso durante unos minutos al público a reguardo contra la pared. Pero eso es pecata minuta. Y la idea de poner enfrente, que no enfrentar, al patriarca Bach con el no menos delicioso Shostakóvich se demostró como un acierto.
Avdeeva convirtió al de Eisenach en su brújula durante la pandemia, ya que apenas dos semanas después de su inicio, con, obviamente, todos sus conciertos cancelados, puso en marcha un proyecto en torno a 'El clave bien temperado' y otras obras del catálogo BVW en el que ofreció, todos los jueves a las siete y media de la tarde, un total de 47 recitales, que solo el primer año fueron vistos por más de 400.000 personas, con casi 2.300 horas de música. Y Shostakóvich, ya saben ustedes lo que significa para los compatriotas, a su pesar, de Putin.
El recital de la rusa fue, pues, nocturno. No había interferencia de horarios con otras citas de este, una vez más, apretado Festival, y la reorganización de fechas trasladó su cita con Arrayanes desde el Hospital Real, lugar inicialmente previsto, y desde la fecha inicial, el martes, al lunes, precisamente para no hacerla coincidir con la comparecencia de Argerich, con Dutoit en la tarima, que tendrá lugar esta noche en el Carlos V.
Sobre lo oído, es preciso decir que la calidez del público describe lo que allí ocurrió. La inicial 'Suite inglesa número 2 en la menor', BVW 807, supone un Tourmalet –julio es ciclismo– para cualquier intérprete, a pesar de que la baja presencia contrapuntística del 'Preludio' la haga llevadera en primera instancia. Luego, con la 'Allemande', la influencia francesa y su progresiva complicación va exigiendo cada vez más. La extensa 'Sarabande' fue ejecutada con soltura y la 'Gigue', refinadamente transalpina, dejó un regusto muy dulce. Preparados quedamos para escuchar al mucho menos exuberante Shostakóvich, pero ese 'Preludio y fuga número 5' es una auténtica joya, cantarina, que su corta duración convierte en diamante puro.
Enseguida, vuelta a Bach, con la 'Toccata en re mayor', y aunque Avdeeva no tarareaba encima de la pieza como se permitió hacer Glenn Gould en su histórica grabación, todo su cuerpo –con qué elegancia levanta las manos– imprimió armonía a la interpretación. Vuelta al 'bocato di cardinale' de Shostakóvich y fin con la 'Partita número 2 en do menor', BVW 826, otra auténtica delicia. No echamos de menos el clave, porque la clave es la entrega a la música. Una entrega que va más allá de las fronteras y de la guerra, ya que el 'bis' ofrecido por Avdeeva fue una preciosa obra del compositor ucraniano Valentin Silvestrov, uno de los más importantes creadores contemporáneos de este país tan castigado por la guerra.
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