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Fernando Jáuregui: «Sin diálogo no hay futuro democrático»
El periodista ofreció una conferencia en el Aula de Cultura de IDEAL en torno al tema 'Los abogados que cambiaron España'
José Antonio Muñoz
GRANADA
Martes, 15 de octubre 2019, 00:41
El Aula de Cultura de IDEAL se abrió ayer por la noche para acoger una nueva sesión de su ciclo de conferencias en la sede ... del Colegio de Abogados de Granada. El protagonista de esta nueva cita fue el periodista Fernando Jáuregui, uno de los grandes nombres de la profesión de contar lo que ocurre en el último medio siglo. El decano del Colegio, Leandro Cabrera, fue el encargado de presentar a los miembros de la mesa principal, donde le acompañaron el conferenciante, el letrado granadino Joaquín García-Romanillos y el director de IDEAL, Eduardo Peralta. Precisamente, García-Romanillos es uno de los protagonistas del libro 'Los abogados que cambiaron España', que presentó el periodista durante su intervención en el día de ayer.
El propio abogado granadino introdujo la conferencia haciendo un recuento de los abogados ilustres que han formado parte de la historia política de nuestro país: Bravo Murillo, Cánovas, Canalejas, Sagasta... «Luego, durante el franquismo, no hubo grandes letrados dedicados a la política», afirmó. «Hasta el llamado tardofranquismo, no hubo nombres de fuste», dijo para completar su argumento. Igualmente, recordó las circunstancias del encargo del libro, «que completa el de 'Historia de la Abogacía', ya publicado, y que es imprescindible para entender el devenir reciente de la profesión». También comentó entre risas que fue el primero en leerlo porque el autor le pidió que lo revisara, y que la conclusión que se extrae de sus páginas es que los abogados hicieron en la Transición «un papel digno y brillante». Finalmente, se convirtió en portavoz de amplios sectores de la sociedad al constatar la desafección política que se palpa en la calle: «Las listas cerradas hacen que sepamos con antelación el nombre de los diputados, y eso no es bueno», aseguró.
Hablar de otra cosa
Jáuregui se caracteriza por decir lo que piensa, aunque a algunos no les guste. Anoche recordó los muchos buenos momentos pasados en Granada, y aseguró que en la conferencia iba a hablar poco de su libro, y mucho de la actualidad. «Quizá no sea hoy un día para hablar de la historia de la Abogacía», dijo, «sino de su papel en la España de hoy». Afirmó que es casi licenciado en Derecho, y que no terminó la carrera porque siempre quiso ser periodista, contra el criterio de su padre, que sí que era abogado. Este conocimiento le vino bien en algunos de sus encontronazos judiciales con personajes como Ruiz Mateos o Rodríguez Menéndez, recordó antes de entrar en el tema del día, la sentencia del proceso independentista catalán.
Jáuregui mantuvo su máxima de analizar en profundidad los pro y los contra, las razones y las sinrazones de una situación que calificó de «muy delicada», y «muy deteriorada, por errores de todos». Afirmó que «en Cataluña se han cometido muchas barbaridades, pero estoy seguro que a este lado del Ebro hemos sido también torpes».
El periodista fue especialmente crítico con la evolución de los últimos tiempos, y se preguntó «cómo es posible que haya crecido el número de quienes se declaraban independentistas en Cataluña de un 18 o 20% hasta más de un 40% en poco más de dos años». Y reveló que ya en 1980, algunos de los padres de la Carta Magna le hablaron de la necesidad de reformar el título octavo, que es el que atañe al desarrollo autonómico. «Son necesarios muchos ajustes», aseguró.
Y para conseguirlo, apeló a dos conceptos: la técnica jurídica y el diálogo. «Sin diálogo no hay futuro para la democracia», afirmó. Por ello, rememoró los tiempos «gloriosos» de Suárez, «en que un equipo de tres juristas volvió España del revés en 11 meses». «Hemos tenido 30 años de 'conllevanza', pero hay muchas reformas que son urgentes», apostilló, ante un escenario en el que «veremos pasearse a Junqueras por su pueblo libremente en los próximos meses. El gobernante que salga de las elecciones deberá combinar sonrisa y gesto serio, gestos de fuerza con otros de contemporización. Y para ello se precisan estadistas, olvidarse de las derechas y las izquierdas, porque no podemos convertirnos en un Estado fallido».
Con todo, más allá de pintar un panorama de por sí difícil, pero que puede complicarse, Jáuregui hizo un canto a la esperanza: «Tengo esperanza en que se entierren las hachas de guerra y se fume la pipa de la paz. Porque Cataluña nos ha quitado el sosiego, por culpa de ambas partes». Detalló que «hicimos la vista gorda ante la evidencia de la corrupción de Pujol. El dossier con sus actividades estuvo en el cajón durante el mandato de cuatro presidentes: Felipe, Aznar, Zapatero y Rajoy. Nos callamos la verdad en aras de la gobernabilidad. Y estas son las consecuencias».
En el animado turno de preguntas que siguió a sus palabras, sazonado con citas de Voltaire y controversias, Jáuregui ahondó en esa idea de diálogo, y pronosticó que PSOE y PP se tendrán que poner de acuerdo. «Es la única solución posible, porque será preciso cambiar muchas cosas».
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