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María Teresa Fernández de la Vega. EFE
El español, una llave de futuro con retos de género y científicos

El español, una llave de futuro con retos de género y científicos

Gana en importancia, presencia y prestigio, pero debe afrontar los desafíos de la igualdad, la inclusión y la ciencia

Miguel Lorenci

Córdoba (Argentina)

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Jueves, 28 de marzo 2019, 18:05

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«Las lenguas son las llaves del mundo», decía Baltasar Gracián hace tres siglos y medio. Hoy el español en el que escribía el humanista es el nexo para casi 600 millones de personas y «es una llave de futuro». Lo constataron los ponentes de 'El español, lengua universal' en el VIII Congreso de la lengua que moderó la académica y filóloga Aurora Egido. Crece exponencialmente su prestigio, su importancia y su presencia, pero tiene ante sí retos muy relevantes. Ha de ganar un prestigio y na presencia que se le resisten en el ámbito científico, apostar decididamente por la igualdad y la inclusión y superar el «modelo patriarcal», según reclamó María Teresa Fernández de la Vega.

«El español ha experimento un auge sin precedentes en los últimos 30 años en mi país, y el el mundo va de más a mejor», dijo Trevor Dadson, hispanista británico que constata como nuestro idioma va ganando la batalla al alemán y al francés. «Su auge es imparable y en cinco o seis años será la primera lengua extranjera, según denotan todas las estadísticas», destacó Dadson. «Como lengua universal solo puede ir hacia delante, pero no pasa lo mismo en el mundo científico», lamentó este excepcional conocedor de la realidad de nuestro idioma. «Ha de desplazar al ingles para imponerse como lengua científica y tiene un largo camino por delante».

«Es el idioma más demandado por las empresa en el Reino Unido, pero necesita docentes. La falta de profesores puede frenar esa expansión. Sólo en el Reino Unido nos faltan unos 4.000 en secundaria, y sin profesores no hay aprendizaje ni avance».

Para María Teresa Fernández de la Vega, jurista exvicepresidenta del Gobierno y presidenta del Consejo de Estado, el gran reto es la inclusión y la igualdad. «El idioma no es neutro. La palabra da forma al pensamiento y las feministas sentimos que la sociedad ha funcionado con un lenguaje que ha respondido fundamentalmente a un modelo político dominante que sigue vigente en la actualidad y qué es el modelo patriarcal», aseguró De la Vega.

Cree que para cambiar ese modelo «necesitamos cambiar el lenguaje por otro en el que todos nos veamos reflejados; especialmente quienes hasta ahora sólo han formado parte del modelo en posición de subordinación. Ha llegado ya el momento de emprender esa empresa», concluyó.

Masculino y femenino

«El único género excluyente no es el masculino, el femenino lo es, y lo digo sabiendo que parece muy contrario al espíritu de visibilidad feminista con el que estoy completamente a favor», dijo Gonzalo Celorio, director de la Academia Mexicana. «Si digo las niñas, no incluye a los niños. Y si digo los niños incluye a los niños y a las niñas. Y si no se entiende así, puedo decir los niños y las niñas, pero ese desdoblamiento a veces resulta terriblemente artificial», puso como ejemplo el académico mexicano. «Para ser políticamente correcto uno tendría que decir ahora 'el perro y la perra son la mejor y el mejor amigo y la mejor amiga de la mujer y del hombre' indistinta y no siempre respectivamente», ironizó Celorio.

Denunció además que ese desdoblamiento «se hace muchas veces sólo ante los micrófonos y en los medios. «Si me encuentro a un amigo padre de un hijo y una hija que sale de un restaurante y le digo que 'cómo están tus hijos' no me dirá que estoy discriminando a su hijo, pero si digo 'cómo están tu hijo y tu hija' me dirá que no sea imbécil», bromeó. «Creo que es una forma de corrección política que no se dan en lenguaje formal público y son con micrófonos de por medio, pero que en la lengua natural no se ha dado. Cuando se empiece a dar en la lengua natural va a surgir y va a ser registrado por las academias Cómo se aceptaron tantas y tantas voces como jueza y como presidenta».

«Una lengua no se habla por decreto. Surge de la naturalidad del habla y de ahí viene un concepto distinto de la palabra norma, que tiene que ver con lo normal y con lo usual», concluyó Celorio.

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