
Ramón L. Pérez | Fotoperiodista
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Ramón L. Pérez | Fotoperiodista
«Escoger el momento de disparar es una mezcla de oficio e instinto»Ramón Luis Pérez Pinar –Ramón L. Pérez en el siglo– nació en Badajoz pero pronto se hizo granadino, de la mejor manera posible: viendo la ... vida pasar entre la retranca y la continua capacidad de asombro, pero siempre con una sonrisa, inasequible al desaliento que a veces proyecta esta ciudad en el objetivo de su cámara. Repasa su trayectoria vital –en su caso, la mirada es consustancial a su existencia– en '40 años guiñando el ojo' (Sonámbulos), el libro que presenta mañana a las 12.00 en la Feria del Libro.
–Su casa olía a papel prensa y tinta...
–Así es. Mi hermano y yo utilizábamos un portabobinas que había en el diario Hoy como patinete.
–¿Cuándo decidió que en lugar de escribir iba a guiñar el ojo?
–A los 16 años estudiaba Electrónica, y conocí a Alfonso Rodríguez, fotógrafo del Hoy, mi primer maestro. Los fines de semana me iba con él de ayudante. Poco a poco entré en el mundillo y acabé dedicándome en exclusiva a hacer fotos.
–¿Cuál fue su primera cámara?
–Una Nikon FG. Semiprofesional.
–¿Sobre qué versaron sus primeros reportajes?
–Dado que trabajaba en fin de semana, eran sobre todo deportivos. Algún suceso también hubo.
–¿Cómo ha sido su relación con los redactores, la contraparte del trabajo en prensa?
–Excelente siempre. Aprendiendo de y con ellos. La noticia es el resultado de un tándem: el texto y la foto. Un texto sin una buena foto es más complicado de leer, y una buena foto sin un buen titular flojea. Nos retroalimentamos siempre, y colaboramos siempre.
–¿Cuándo aprendió que una foto, además de contextualizar, debía contar una historia?
–Recuerdo la visita de un fotógrafo cubano muy mayor, y nos dijo algo clave: «Lo que hoy ven tus dos ojos mañana lo verán 20.000 ojos». La imagen debe ser lo más veraz posible, por más que sea tu ojo el que escoge el plano.
–¿Cómo soporta el escrutinio de esos 20.000 ojos?
–Con una gran responsabilidad. Saber que al día siguiente ven tu trabajo genera dudas sobre si entregar una foto o no. A veces, las he compartido con compañeros y jefes, y siempre he hallado comprensión y confianza.
–¿Cómo se sabe cuándo es el momento preciso de disparar?
–Tiene mucho de oficio y un poco de instinto, sobre todo al principio. La práctica define tus opciones al hacer una foto.
–¿Se considera una persona afortunada?
–Muchísimo. Porque he tenido la suerte de publicar a diario durante 40 años en la mejor sala de exposiciones, que es IDEAL, y porque he tenido una familia magnífica, que ha comprendido mis ausencias, y a una mujer a la que adoro.
–¿Es este su libro más personal?
–Cuando cumplí 30 años como profesional hice una obra recopilatoria con 66 portadas significativas para entender la historia de Granada. Este está lleno de anécdotas que reflejan, creo, la intrahistoria. Algunas las he podido contar porque han prescrito... (risas).
–¿Granada es cruel?
–A veces, y también desagradecida. Pienso que la frase «nadie es profeta en su tierra» se acuñó aquí. Pero también hay personas que te reconocen y que son agradecidas.
–¿Alguna vez entró con mal pie en una noticia y salió bien?
–Una vez fui a hacer una exposición y pregunté por el autor. Su familia me dijo que había muerto dos años atrás, pero entendieron que no lo supiera. Fueron muy comprensivos conmigo.
–¿La guardia más larga?
–Estuve 13 horas en la puerta del Parador esperando a que saliera Amparo Muñoz. Cuando lo hizo, tuvimos 10 segundos para cazarla antes de que entrara en el coche. Pero hicimos la foto.
–¿Cuántas historias aparecen en el libro?
–Hay unas 120, tres por año de trabajo, de media. Todas están relacionadas con el trabajo, pero no todas ocurrieron mientras trabajaba.
–¿Le ha costado mucho escogerlas?
–He estado dos años trabajando, hasta que mis editores me pusieron la fecha de entrega.
–¿Está contento con el trabajo que han hecho?
–Muchísimo. Joaquín Puga, el editor gráfico; Javier Bozalongo, el literario; Dani, el maquetador, y Lola Maleno, mi asesora, han conseguido que pueda seguir siendo feliz, ahora con este libro.
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