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Momento de la cogida que recibió Enrique Ponce en el quinto de la tarde en Valencia. Juan Carlos Cárdenas/EFE
Enrique Ponce se destroza la rodilla tras ser cogido en Valencia

Enrique Ponce se destroza la rodilla tras ser cogido en Valencia

Resultó prendido por el quinto toro de la tarde, de la divisa de Olga Jiménez, al final de la faena de muleta de la corrida de la feria de Fallas

EFE

Valencia

Lunes, 18 de marzo 2019, 21:17

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El equipo médico de la plaza de toros de Valencia ha confirmado, tras atender al diestro en la enfermería del coso, la gravedad de la lesión de la rodilla izquierda sufrida por Enrique Ponce en la corrida de este lunes de la feria de Fallas de Valencia.

En concreto, el veterano diestro valenciano, según los médicos han diagnosticado tras una primera exploración, presenta una grave rotura de los ligamentos lateral interno y cruzado anterior de la rodilla izquierda, a expensas de un segundo estudio por imagen de la lesión en el Hospital Casa de la Salud, adonde ha sido trasladado.

Además, el diestro ha sido intervenido en la plaza de una «cornada en la región proximal del muslo izquierdo, infra glútea, que interesa piel, tejido celular subcutáneo y fascia superficial, seccionando el glúteo mayor con una trayectoria ascedente de unos 12 cms. y otra descendente de uno 5 cms. que alcanza el isquio«.

Ponce resultó prendido por el quinto toro de la tarde, de la divisa de Olga Jiménez, al final de la faena de muleta, cayendo a la arena con la pierna izquierda en mala postura, momento en el que sufrió la grave lesión de rodilla que hace prever que necesitará de una larga convalencia antes de poder volver a los ruedos.

Tarde fría y desangelada

El grave percance sufrido por el veterano diestro acabó marcando, para mal, la ya de por sí desangelada y fría corrida de la víspera del día de San José.

Hasta que el valenciano resultó herido por el quinto, la tarde trascurría por caminos de escasa trascendencia, solo alterados por los tibios triunfos del propio Ponce y del rejoneador Diego Ventura, que pasearon sendas orejas de poco peso a los toros segundo y cuarto.

La faena de Ponce a ese quinto, de la divisa de Olga Jiménez, caldeó algo más los ánimos, pues el animal tuvo más movilidad y transmisión que los anteriores y Ponce estaba aprovechando para muletearlo de manera vistosa hasta que, al quedarse descolocado para un pase de pecho, resultó prendido por la pierna izquierda y lanzado a gran altura.

Pero peor impresión causó aún su manera de caer sobre la arena, con la pierna izquierda separada del cuerpo y la rodilla doblada, con la sensación inmediata de había podido producirse la grave lesión temida por los médicos.

Vestía por primera vez en su carrera un vestido blanco bordado en azabache, colores con los que quiso homenajear al Valencia CF por su centenario

Y aún pudo dar suerte el torero de que se salvó de varios de los secos gañafones que le soltó el toro cuando yacía inerme sobre la arena, antes de que sus banderilleros llegaran al quite y las asistencias posteriormente le condujeran en volandas a la enfermería.

Ponce, que vestía por primera vez en su carrera un vestido blanco bordado en azabache, colores con los que quiso homenajear al Valencia Club de Fútbol en el día de su centenario, intentaba doblar con el quinto el premio que se había llevado del primero de su lote, un toro manejable al que muleteó con con cierta espesura en un trabajo muy dilatado y rematado con una estocada baja.

El otro trofeo de la tarde fue para el rejoneador Diego Ventura, no en la apertura de plaza, sino del toro de Los Espartales lidiado en cuarto lugar.

No estuvo cómodo el jinete sevillano con aquel, que apenas humilló, en un trabajo rápido y tan frío como la tarde y como la primera parte de si propia faena al gazapón y luego aplomado cuarto. Fue ya a final de obra, cuando Ventura le puso más calor al empeño y, sobre todo en un par a dos manos sin llevar del cabezal a su caballo «Dólar», cuando llegó lo suficiente a los tendidos para que le pidieran el trofeo.

El otro espada del cartel, el joven Toñete, sumaba su primera corrida en España tras tomar la alterntiva el pasado mes de septiembre en la plaza francesa de Nimes, de manos precisamente de Enrique Ponce.

Aunque su lote, sin ser de claras opciones, no tampoco tuvo excesivas complicaciones, al nuevo matador, por mucha voluntad que pusiera, se le notaron todas esas lógicas carencias ténicas y artísticas que hicieron poco entendible y justificada su inclusión en una feria y en una tarde como estas.

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