Día de danza inclusiva bajo los cipreses del Generalife
El elenco de 'El maleficio de la mariposa' recibe a colectivos de personas con capacidades diversas e interactúa con ellos
José Antonio Muñoz
Granada
Jueves, 12 de agosto 2021, 00:01
La danza no solo acerca cuerpos y los hace moverse en armonía. La danza es capaz de acercar sentimientos. Los mismos que cada noche, cuando ... las luces de ambiente se apagan y se encienden los focos, se encuentran, unos arriba y otros abajo, dispuestos a compartir la pasión por este arte tan injustamente tratado. Durante este verano, el programa Lorca y Granada y el Ballet Flamenco de Andalucía han puesto en marcha los Encuentros Cultura Accesible e Inclusiva, por el que usuarios y voluntarios de asociaciones que se dedican a la atención a colectivos en riesgo de exclusión social pueden disfrutar de una conversación con el elenco, directora y técnicos del Ballet Flamenco de Andalucía y asistir después a la representación. Estos encuentros están teniendo lugar los miércoles y los sábados antes de la función y mientras esté en cartel, hasta el próximo 21 de agosto.
Hace escasas fechas, quienes tuvieron la oportunidad de acercarse y participar en este programa fueron las asociaciones SuperarT y Las Niñas del Tul. En el primer caso, llevan trabajando desde 2008 y han creado una Escuela de Danza y Teatro Inclusivo. Tal y como afirma Merche Abellán, su directora artística, «consideramos que el arte es algo connatural al ser. Por ello, la formación que ofrecemos está destinada a todas aquellas personas con o sin diversidad funcional que deseen experimentar el arte del ser, el estar y el sentir a través del movimiento auténtico».
Abellán, al frente de un grupo de una decena de jóvenes, se presentó en el Teatro del Generalife cuando caía la tarde. Los bailarines de SuperarT no pudieron ocultar la excitación que les produjo compartir escenario con auténticos profesionales. Por ello, fue imposible evitar las miradas furtivas a las tablas mientras Enrique Gámez, director del ciclo y del Teatro Alhambra, les explicó la historia tanto del propio Lorca y Granada como del Teatro del Generalife.
La primera pregunta, sin embargo, tomó unos derroteros completamente distintos: «¿Qué medidas de seguridad tienen los artistas ante la covid?,» preguntó Antonio Gijón, de SuperarT. David Peral, jefe de producción del Ballet, las detalló, y eso que no eran pocas, dejando tranquilo a este sobre la seguridad sanitaria de los bailarines y músicos. También descubrieron curiosidades como que bajo el escenario hay micrófonos para amplificar el sonido del taconeo. Hasta 14, repartidos por toda su superficie. Y recibieron el consejo de los técnicos, que cada día tienen que pasar muchas horas bajo un sol inmisericorde a veces: «Para empezar, disfrutad con lo que hacéis. Si no, la danza, las luces o el sonido, por bonitos que sean, no os llenarán».
Entre los participantes en la actividad procedentes del programa de Las Niñas del Tul había jóvenes procedentes de países como Túnez, Turquía, Marruecos, Nigeria o Guinea–Conakry. La pregunta a los integrantes del Ballet tuvo que ver con la presencia de este en esos países. «Estuvimos abriendo un festival muy importante en Marruecos en 2019, el Mawazine, hace unos años», precisó David Peral. «Quienes venís de África podréis observar la gran influencia que la danza africana tiene en el flamenco. La pureza significa mezcla, y el flamenco es más puro cuanto más mezclado está», terció Gámez.
«La danza es mi vida»
Para comprobar el calado de una acción de estas características, basta con preguntar a los participantes. Antonio Gijón baila danza contemporánea desde 2008, y comentó que «para mí, venir hoy aquí es un regalo, porque la danza es mi vida. Con ella me abro a un mundo nuevo, en el que aprendo y descubro a diario detalles que me gustan. Por eso, porque pienso que lo más importante es lo que siento cuando bailo, quiero acercarme a los sentimientos de estos artistas, que son profesionales y que, seguro, tienen mucho que enseñarme».
Por su parte, Ismail Vozmediano, también de SuperarT y que fue otro de los 'valientes' que se lanzaron al escenario, considera que «la Asociación es mi casa, y el teatro un lugar donde puedo repartir cariño, amor, dando lo mejor que tengo, que es mi trabajo». Su hablar pausado delata unas idas muy claras, y su ejecutoria sobre el escenario demostró que el arte corre por sus venas. También arrancó 'olés' y palmas la joven Clara Villén, que no se cortó un pelo a la hora de mostrar lo aprendido en los 13 años que lleva bailando. «Para ella, es una pasión», afirmó María Angustias, su madre.
Carmen María Ramos, de Las Niñas del Tul, está desarrollando el proyecto Verano Abierto en el Distrito Norte, en colaboración con Granada Acoge y Anaquerando. Un proyecto que originalmente debiera haberse realizado en Jordania, pero que las circunstancias de la pandemia ha traído a España, y que trabaja en la formación de voluntariado cultural. «Para los jóvenes que participan en el programa, acercarse a un montaje profesional como este tiene mucha importancia», afirmó Ramos.
No han sido las únicas asociaciones que han visitado el Generalife. Antes, lo hicieron, entre otras muchas, 14 personas de Calor y Café, una asociación que realiza una labor constante desde 1995 para atender a los más desfavorcidos, tanto en Granada como en Kenia, llevando adelante proyectos tan emblemáticos como el dispensario médico de Amakuriat.
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