'Funamviolistas' y la OCG recorren el mundo con cuatro cuerdas en los conciertos didácticos
De París a Venezia, de Hollywood a Sevilla, el dúo de actrices-intérpretes divertirá a 12.000 niños en seis recitales entre esta semana y enero
Los conciertos didácticos son, prácticamente, un invento de la Orquesta Ciudad de Granada. Un invento que han copiado en los últimos tiempos muchas orquestas ... de toda Europa. Y sin duda, este ciclo constituye uno de los puntales de la utilidad social de la formación, por más que su propia calidad sonora la avale.
Durante esta semana y la segunda de enero, tiene lugar en el Manuel de Falla el primero de los ciclos didácticos –serán tres– de esta temporada. La propuesta se titula 'Toca, canta, cuenta', y corre a cargo de 'Funamviolistas', un trío de actrices e instrumentistas de cuerda –en este espectáculo participan dos de ellas– a las que ya hemos visto y aplaudido en Granada, concretamente en los dos teatros principales de la capital: el Alhambra y el Isabel la Católica. De hecho, 'Toca, canta, cuenta' es una evolución-adaptación del montaje con que se dieron a conocer y que les llevaría a ganar el Premio Max en 2014. Un espectáculo para todos los públicos que aquí apura el 'clownismo' para divertir al joven, muy joven, respetable.
Y lo consigue, con la habitual complicidad de los miembros de la Orquesta. Así lo manifestaron a la salida, con permiso de sus profesores, Paula y Ángel, del Colegio Medina Elvira de Atarfe, de nueve años, alumnos de cuarto de ESO: «La música es muy interesante», dice Ángel. «Nos han encantado las chicas, sobre todo el Can Can», comenta Paula. Ambos son veteranos –han visto ya varios recitales de la OCG– y se muestran dispuestos a volver.
La última hora de Granada
Ya metidos en el concierto, el arranque, con 'La meditación de Thais' de Massenet, ilustra el encuentro entre Ana Hernández y Mayte Olmedilla sobre el escenario. A partir de ahí, suena el 'Rendez vous' de la delirante 'Bienvenidos a Belleville' de Benoit Charest –que constituye el 'bis' del final–, y es imposible que los pies no se disparen. Inmediatamente, el primer duelo, con un medley con la '40' de Mozart, el 'In the mood' de Glen Miller –el diálogo entre siglos y estilos es continuo–, 'La cucaracha' y la obertura de 'Guillermo Tell' de Rossini.
Tango y lluvia
Sin solución de continuidad, el 'Libertango' de Piazzolla, y la 'Sinfonía de los juguetes' de Angerer, que suena cantarina y feliz. Con vértigo, el joven espectador se introduce en la música intimista de 'Deseando amar' de Umebayashi, con el perfecto juego entre el 'pizzicato' de la Orquesta y los dos violines solistas en diálogo con esta.
Tras el intermedio intimista, vuelta a la fiesta. Suena el 'Can Can' de Offenbach y es el acabose. Aplausos sin fin. Medias de rayas para las violinistas que sobre los cubos de basura se contornean. La música está en todas partes, dicen. Y con las manos y los dedos empieza a llover para introducir el 'Largo' del 'Invierno' de 'Las cuatro estaciones'. Poco a poco, el vello se pone de punta para quien mil veces ha escuchado a Vivaldi. El director, Xavier Pagés-Corella, «encantado de volver a trabajar con la OCG» dirá a posteriori en los camerinos, abre el paraguas y bajo él se cobijan las violinistas. La emoción infantil se desborda.
Es complicado que los niños guarden silencio. Una tele portátil sobre el escenario 'roba' las miradas de los niños, tan acostumbrados a perseguir la caja tonta en los salones de sus casas. Se centran en ella aunque esté apagada. Y claro, suena levemente Charpentier, porque... ¿Qué hay más televisivo que Eurovisión? Y luego, el cuarteto de cuerdas 'La tele', con música de Grieg y Ballard, en un medley con el clásico 'Mr. Sandman'. El habitualmente circunspecto contrabajo Frano Kakarigi se levanta y se suma a la fiesta sazonada por la música de Mancini con temas de 'La pantera rosa' y 'El inspector', y también la música de la Fox, y, y… El concierto es de película, sin duda. Hacen el payaso, pero la seriedad del trabajo se percibe en cada movimiento. La afinación de las voces es óptima. Y dan ganas de compartir los sueños de Mr. Sandman con ellas. Es, como afirma Mayte Olmedilla, la primera ocasión en que trabajan con una Orquesta. «Nos sentimos felices de estar en Granada y de compartir escenario con tan buenos músicos», dice su compañera Ana Hernéndez.
Para terminar, otra asociación inaudita, Vivaldi y Bizet. Dos siglos y dos formas de entender la música, pero universalmente exitosas. El barco improvisado sobre el banco del parque se mueve al ritmo de la música, y las violinistas casi se marean, junto antes de volver a 'La tormenta' de 'Verano', de 'Las cuatro estaciones'. Nuevo tour de force. Templada la orquesta para que Funamviolistas se luzcan. Sencillamente perfecta. El 'Intermezzo' de Carmen es, sin embargo, el final. Y el espectador adulto sale de la sala empapado de la música. Sigue lloviendo afuera. La OCG vuelve a triunfar.
Asunción de riesgos con buen resultado
Comentó ayer Günter Vogl, el gerente de la formación mientras se decide quién será su sustituto, que «este programa demuestra que esta Orquesta es capaz de innovar, de asumir riesgos. Vienen niños de Albacete, de Cádiz, y repiten año tras año». La formación sigue con su endémica precariedad de medios, pero el resultado sigue, ciclo tras ciclo, desmintiendo las cifras de sus arcas. Los artistas saben que van a tardar en cobrar. Y lo asumen. Casi con una sonrisa, a pesar de que tienen que pagar las facturas. «Cuando me propusieron hacer el espectáculo, no conocía al grupo 'Funamviolistas'. Vi varios vídeos suyos, y quedé maravillado. Si tres instrumentistas llenan el escenario, el espectador puede imaginar el lujo que es contar con la OCG», dice Xavier Pagés-Corella.
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