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'Autorretrato con Federico', una de las obras clave de la exposición.

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'Autorretrato con Federico', una de las obras clave de la exposición. RAMÓN L. PÉREZ

'Ciudad de prodigio' muestra el idilio gráfico de Manuel Ángeles Ortiz con Granada

La Casa de los Tiros acoge una selección de 40 obras, muchas de ellas no expuestas hasta hoy, y de propiedad privada

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ

GRANADA

Jueves, 15 de marzo 2018, 12:56

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Ayer se inauguró en la sala de exposiciones de la Casa de los Tiros, en la planta baja, la muestra 'Ciudad de prodigio', integrada por grabados del pintor nacido en Jaén, pero granadino en el corazón, Manuel Ángeles Ortiz. La ciudad de prodigio a la que se refiere el título es esa Granada que conoció tan bien y que tantos días de alegría le proporcionó. Esa misma alegría que se tornó en tristeza cuando su amigo Federico García Lorca, compañero de fatigas en La Barraca, fue asesinado en el barranco de Víznar. Se queda, sin embargo, el pintor con esos buenos años, con la sensación de horadar unas calles que le fueron propicias, y con el recuerdo del amigo, plasmado en última instancia en los bocetos que hizo para un monumento en su memoria. Una muestra, también, dedicada por la Delegación de Cultura a quien fuera gran amigo del pintor y uno de los mayores coleccionistas de su arte, Juan de Loxa.

Uno de los principales atractivos de esta exposición es la cantidad de obra no mostrada hasta ahora que la integra. También el lapso temporal desde la última vez que la ciudad pudo contemplar la obra de Ortiz: 12 años han transcurrido desde la anterior muestra, centrada en su trabajo sobre cerámica y celebrada también en la Casa de los Tiros. Su comisario, Antonio García Bascón, comentó ayer durante la inauguración que está integrada por casi 40 obras, reunidas tras un arduo trabajo de captación desde colecciones privadas. «Pensábamos que era necesario recuperar una muestra de obra gráfica de Manuel Ángeles Ortiz, ya que desde la celebrada en 1992 el Palacio de los Condes de Gabia, bastante ambiciosa, no había habido otra».

La diferencia con aquella es la opción por centrar la exposición en la relación entre Granada y el pintor. Por ello, se exhibe una parte sustancial de la obra gráfica dedicada a la ciudad, contextualizada en dos sentidos: la obra anterior, realizada en París y Argentina, a la que se dedica un segmento, y la obra realizada sobre linóleo con su tórculo personal, que tenía en Bretaña. Entre medias, hay una sala dedicada a las obras sobre el Albayzín y otra dedicada a la Alhambra. La segunda acoge la serie que se dio en llamar 'Las Alhambras misteriosas', y contiene también varias obras de rincones próximos al monumento, como la Puerta de las Granadas, tema que reproduciría en sus bocetos para un monumento a Federico. En esta misma línea se enmarcan algunas otras abstractas y la serie 'El jardín de Melisendra', diseños destinados a su reproducción en los azulejos del Centro Cultural Manuel de Falla.

Estampas inéditas

Con todo, quizá el núcleo más atractivo de la exposición sean, precisamente, 'Las Alhambras misteriosas', una serie de la que sólo se estamparon tres obras. El resto fue un trabajo destinado a formar parte de una carpeta sobre poetas de la época nazarí. «Es interesante ver cómo un artista que ya pasaba de los 80 años de edad tiene esa visión metafórica sobre el monumento», dice García Bascón, quien añade: «A pesar de que el pintor renegaba del surrealismo, y por eso dejó París para ir a Madrid, al final de sus días acaba usando la metáfora como nexo de unión creativa».

La muestra inaugurada ayer es complementaria de la de 1992, en el sentido de incluir abundantes 'pruebas de artista', las impresiones previas que se realizan para verificar las características generales de la imagen que se graba. «Hemos hecho una exposición 'de cámara', pequeña», comentó el comisario. Seis de las obras provienen de un conocido comercio granadino, otras pocas las ha prestado la familia, y la mitad, aproximadamente, pertenecen a coleccionistas que las han adquirido en fecha reciente.

El arco temporal de las obras es muy amplio. La más antigua se realizó en 1920, y es un retrato de la primera mujer del pintor, propiedad ahora de la familia, a la que fue regalada por el propio Juan de Loxa. La más reciente es del año 1981. En la técnica domina el trabajo sobre linóleo, con una buena parte del mismo realizado en los talleres de estampación de la Fundación Rodríguez-Acosta por José García de Lomas, uno de los grandes maestros de este arte. De hecho, hay un grabado perteneciente a una carpeta que la Fundación dedicó a Rafael Alberti.

El visitante debe reparar especialmente en una de las pruebas de artista de color azul, 'Sin título' de la serie 'Las Alhambras misteriosas' y en el 'Autorretrato con Federico' que juega con los perfiles del propio artista y del poeta. Y luego, en general, reencontrarse con un artista único, que estuvo en el lugar justo en el justo momento.

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