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La explanada del Palacio de Congresos se llenó para ver a Cirque Rouages.

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La explanada del Palacio de Congresos se llenó para ver a Cirque Rouages. RAMÓN L. PÉREZ

Cirque Rouages, un cuento en el aire

La compañía francesa deslumbró anoche en el FEX con su fusión de equilibrismo y música en la explanada del Palacio de Congresos

Eduardo Tébar

Huétor Vega

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Jueves, 5 de julio 2018, 02:20

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Hay poetas que no utilizan la palabra. Prefieren las nubes. Y además, sonríen cuando se acercan a ellas. En su faceta itinerante y callejera, el FEX allanó anoche el diáfano espacio de la explanada del Palacio de Congresos para dar cabida a la fábula la compañía francesa Cirque Rouages. Circo, funambulismo, música, poesía y teatro mecánico. Una oda a la vida sobre un cable infinito que atrajo el interés de familias al completo. Poco menos de una hora fue suficiente para instalar la fantasía en el meollo de la ciudad, en una velada menos calurosa de lo que se espera por estas fechas. De manera que la puesta de largo de '...Sodade...' resultó una delicia en Granada. Teatro en la calle, en las alturas y al airecito en pleno verano. No se podía pedir más.

La programación gratuita del Festival Internacional de Música y Danza de Granada proporciona estos lujos a pie de acera. O mejor dicho, pendientes del alambre. El cuadro de butacas alucinaba. También el graderío que se acomodó en la escalinata gigantesca del Palacio. Y la estampa: una estructura única formada por dos grandes ruedas y un cable que parece que nunca se va a acabar. Abajo, un par de músicos ponían banda sonora a la proeza de arriba. Sinuosos golpeos de contrabajo, atmósferas desasosegantes y el vaivén melancólico de una voz francófona. Por su parte, los dos artistas del trapecio viajaban a través del cielo, desafiando las leyes de la naturaleza y embrujando a los granadinos.

Definitivamente, están hechos de otra pasta. Son seres aéreos. Caminan sobre el vacío, desafían al abismo. Y se caen para arriba, con los ojos nítidos de quien trabaja en otra dimensión. Equilibristas, trapecistas y músicos se amalgamaron, como cuatro cuerpos en continuo cambio. Como las olas de un tiempo pasado que vuelve una y otra vez. Con una melancolía inmensa, '...Sodade...' contó la historia de un viejo exiliado que acude a la orilla del mar las noches de tormenta. El anciano siente la caricia del viento y, con él, los recuerdos sepultados en lo más profundo de la memoria. De repente, un par de actores salieron del suelo y volaron, literalmente, cientos de papeles por Granada. Una metáfora de las remembranzas de los que observaban atónitos. Los pantanos de la memoria, que decía Leopoldo María Panero.

Los acróbatas franceses ofrecieron un relato narrado sobre una estructura insólita

El público de Granada disfrutó anoche con un cuento en el aire. Así, tal cual. Un relato narrado sobre una estructura circense insólita. Los actores incluso giraban en las propias ruedas de metal. Casi oxidadas, como las bicicletas de la infancia. «Hoy soy un payaso con cara feliz y puedo acariciar el cielo», concluía desde la megafonía una voz con acento latinoamericano. Los deslizamientos imposibles dejaban boquiabiertos a los presentes. «¿Cómo lo hacen para no caerse?», se repetían unos y otros frotándose el rostro. Ovación cada vez que completaban el trecho.

Cirque Rouages nació hace once años de la mano de Aurélien Prost, que reclutó a una decena de comediantes, artistas de circo y diseñadores para modelar una compañía en la que la protagonista fuera la escenografía mecanizada. El cable se convirtió en el eje de sus obras. Un hilo que Prost sugiere eterno. La antesala de '...Sodade...' fue 'The dancer of rope', en 2012. Con la estructura completa, en 2017 celebraba el décimo aniversario del colectivo con la función que anoche deslumbró a la explanada del Genil. Los granadinos volvieron anoche a casa con la sonrisa de quien han tenido un sueño muy vivo, muy real y demasiado bonito para ser cierto. «Papá, quiero que me lleves al circo. Me gusta esto», murmuraba un chaval con cara de haber asistido a su primera exhibición de acróbatas del trapecio.

La compañía logró en 2016 el Premio Compañía Circo TAC Valladolid. '...Sodade...', este himno vital, cuenta con más de un centenar de actuaciones por el mundo. No solo en Francia y España, sino también en Inglaterra, Bélgica, Suiza, Luxemburgo, Alemania, y en los lejanos Corea del Sur y Nueva Caledonia. Ataviados con pantalones blancos, como ángeles funambulescos, derrocharon ilusión entre una multitud de público. Y una de las ventajas de este tipo de propuestas, con las que uno choca de bruces al girar la esquina, es que abundaron los espectadores 'casuales' que ignoraban lo que iba a ocurrir junto al Palacio de Congresos. Al final, los equilibristas se hicieron terrestres, saludaron a Granada y dieron las gracias. Once menos cuarto de la noche. Aplauso rotundo por sus aerodinámicos prodigios.

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