Queda una semana

No pretendo convencer a nadie, después de todo, esto es una cuestión de midiclorianos. Pero sí me gustaría profundizar en las emociones. Las emociones con mayúsculas. Las mismas emociones que hacen que se les revuelva el alma entera cuando Iniesta marca en el Mundial; o cuando Queen suena en la radio del coche y ya nadie puede stop you now; o cuando te vibra el cuerpo en la primera fila del Granada Sound; o, qué sé yo, cuando Ismael Beiro gana Gran Hermano. Ya me entienden: cada cual con sus emociones.

Lo que les quiero decir es que queda una semana. Una puñetera semana. En siete días, nosotros -"la minoría silenciosa que impulsa el mundo", que diría el doctor Cooper- iremos al cine. Y ese día es nuestro día. Nuestro gol en el minuto 116. Nos quedan siete días para exteriorizar nuestra más sincera pasión. Siete días para unirnos en un único estremecimiento. Siete días para volver a ser el niño, el adolescente y el adulto que fuimos aquel viernes en que se estrenó el último episodio de la saga. ¿Entienden lo importante, lo vital, que es para nosotros?

Hoy, cuando llegué al trabajo, silbé sin querer un par de notas de John Williams. Pilar, en la puerta, me miró de soslayo y sonrió cómplice. “Una semana”, le dije: “Una semana”, respondió.

'Los últimos Jedi' somos nosotros.

Y me encanta.