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Dani Rovira y Adriana Ozores en 'Thi Mai. Rumbo a Vietnam'.

«Me dicen 'estás en todas' y en 2017 no estrené ninguna película»

Dani Rovira se une a Carmen Machi, Adriana Ozores y Aitana Sánchez-Gijón en la comedia dramática 'Thi Mai. Rumbo a Vietnam'

Álvaro Soto

Madrid

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Jueves, 11 de enero 2018, 00:52

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Dani Rovira pega un respingo en su silla cuando escucha que él es «el rey de la comedia en España». Y eso que ha protagonizado la película más taquilleras en la historia del cine nacional, 'Ocho apellidos vascos', y también la tercera 'Ocho apellidos catalanes', además de otras que han sido un éxito, como 'Ahora o nunca', y de que vaya a estrenar en este 2018 la esperada 'Superlópez'. Pero ni aun así. «A mí me encanta que los directores cuenten conmigo, pero la gente me dice 'estás en todas', y eso no es verdad: en 2017 no he estrenado ninguna película», cuenta el actor, que estrena este viernes 'Thi Mai. Rumbo a Vietnam', dirigida por Patricia Ferreira ('El alquimista impaciente', 'Els nen salvatges') y en la que comparte cartel con Carmen Machi, Aitana Sánchez-Gijón y Adriana Ozores.

El punto de partida de la película es un drama: la hija de la protagonista, que está a punto de adoptar a una niña en el país asiático, fallece en un accidente de tráfico, pero la madre, interpretada por Carmen Machi, removerá Pamplona con Vietnam (el largometraje está rodado en la ciudad navarra y en el país asiático) para intentar, con la ayuda de sus amigas (Sánchez-Gijón y Ozores) adoptar a la pequeña. Mientras tanto, Rovira interpreta a un actor que viaja a Vietnam a buscar a su novio y se encuentra que este lo ha abandonado. Por el camino la película salta de un género a otro: la comedia de enredo, el melodrama y el cine de aventuras.

«Si hace cuatro años me hubieran dicho lo que me iba a ocurrir en la vida, habría pensado que estaba en 'Inocente, inocente'. Pero que no me lo imaginara no quiere decir que no lo esté disfrutando», explica Rovira. Echando la vista atrás, el actor recuerda el vértigo de 'Ocho apellidos vascos', «una mecha tan brutal que no lo hubiera vaticinado ni Rappel». «Aquello fue un cometa Halley que tardará mucho en volver a pasar», recuerda. ¿Y lo ha superado? «En las películas siguientes, 'Ocho apellidos catalanes' o 'Ahora o nunca', sentí un poquito de presión, pero cuando te das cuenta de que es una cota inalcanzable, te relajas. Yo ahora me pongo otras metas que no son la taquilla ni los especadores. Por ejemplo, hice '100 metros', un drama, para salir de mi zona de confort», apunta.

Precisamente en '100 metros' volvía a compartir cartel con Karra Elejalde. «A Karra le ocurrió algo similar a mí con 'Airbag'. Y es que a mí, tras 'Ocho apellidos...', todo me parecía maravilloso: el rodaje, el éxito... Pero ya me decía la gente que no me flipase y es verdad, no me he flipado», añade. Por eso, asegura que le compensa haber perdido «la tranquilidad y el anonimato» y haber ganado en «responsabilidad». «A mí me gusta como al que más tumbarme debajo de un árbol para leer un libro, pero sólo se vive una vez y me tengo que poner las pilas si quiero cambiar las cosas que me parecen injustas», asevera.

Actor comprometido, dedica «un tercio» de su tiempo a la Fundación Ochotumbao, que creó junto con su pareja, Clara Lago, y que apoya causas como la defensa de las personas desfavorecidas, los animales o el medio ambiente. Ahora, Rovira se suma a la lucha por la igualdad de derechos en el cine, reclamada por Clara Lago, que denunció que había cobrado la mitad que los actores masculinos por 'Ocho apellidos vascos'. «Veo superbien las declaraciones que hizo Clara. Vivo esas situaciones con ella. Sin ir más lejos, hemos estado negociando un proyecto y como los dos somos los 'protas', queríamos cobrar lo mismo porque no tiene sentido que yo cobre más que ella. Pues bien, yo me he bajado mi sueldo para que cobremos lo mismo. Otra cosa es la preparación que tenga cada uno, no va a cobrar lo mismo Javier Bardem que una actriz que está empezando», señala.

«Película histórica»

Para Aitana Sánchez-Gijón, la película es «histórica» porque «las protagonistas tienen más de 35 años y el argumento no gira alrededor de un hombre», un reproche sobre la falta de papeles para las intérpretes más veteranas. De hecho, la cinta tiene todos los ingredientes para atrapar a un tipo de público que el director Álex de la Iglesia bautizó hace unas semanas como 'señoras mayores que van al cine', un comentario que levantó un debate en los círculos culturales.

«Hay una generación de mujeres que ha dedicado toda su vida a la casa, al marido, a cuidar a los hijos, y que de repente, se dan cuenta de que los hijos son mayores, los maridos no pasan por casa y ya solo les espera el perro. En ese momento, algo hace clic en su interior y normalmente junto a un grupo de amigas, porque estas cosas se hacen en grupo, comienzan a ir al cine, a exposiciones, a charlas literarias, a viajes... Son señoras que se han liberado de sus cargas familiares y que tienen más libertad. Pues bien, esas señoras son las que sostienen la cultura en España», subraya Sánchez-Gijón.

La actriz se felicita por que las mujeres también hayan dado un paso en la denuncia de los abusos sexuales. «Lo que no sé es cómo hemos permitido que durante tanto tiempo esto nos pareciera normal. Es algo que se sabe de toda la vida. En todos los ámbitos en los que hay una posición de poder y alguien puede abusar, estas cosas han estado ocurriendo: cajeras de supermercado, azafatas, camareras, ejecutivas... No hace falta estar en un escalafón muy bajo para que te quieran meter mano y abusar de ti», asegura Sánchez-Gijón, que cree que el cine «tiene una repercusión mayor y por eso funciona como un altavoz, aunque es el reflejo de la sociedad, ni más ni menos».

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