Benjamín Prado: «Miguel Ríos es el Elvis de España y Lorca nuestro Shakespeare»
El intelectual español presenta en Granada su última novela en un nuevo intento por «iluminar las zonas más oscuras de la historia»
JOSE MENDOZA MAYO
GRANADA
Jueves, 19 de septiembre 2019, 13:17
A la carrera, con una sonrisa y sin pelos en la lengua. Benjamín Prado no se corta al responder a las preguntas en su visita ... a Granada para presentar su última novela, 'Los 30 apellidos', en un acto hoy a las 19 horas en la Librería Picasso de la capital.
–Vuelve Juan Urbano, un personaje muy similar a usted, ¿se puede calificar de autoficción?
–Uno escribe novelas para tener vidas que no ha tenido, para hacer cosas que no has podido o que no tienes el talento para hacer. Eso es lo que hace muy divertido escribir novelas. Juan Urbano también investiga temas de historia reciente, en eso nos parecemos. Una diferencia, a él le va peor con las chicas. Tenemos similitudes y diferencias.
–Habla de explotaciones azucareras, el tráfico de esclavos y las fortunas que nacieron. ¿Cómo llega a este tema?
–Un día caminado por Masnou, Barcelona, vi un palacete de indianos, y a 50 metros otro, y otro y a cada cual más impresionante. Me explicaron que esa zona tuvo unos astilleros y me hablaron de la historia de los negreros sobre cómo muchas de las fortunas de allí, y muchas de las de España, provienen del tráfico de esclavos. Y a eso hay que sumar la otra parte. Hace tiempo oí a un empresario decir que el Ibex-35 lo llaman 'el 30+5', cinco empresas que van y vienen y las 30 familias ricas que mandan en España. Vi que le caía como anillo al dedo a Juan Urbano. Me divertí mucho con la novela, porque se quiere parecer a las novelas de Salgari, de Verne, de Stevenson, las de Conrad o las de Dumas.
–¿Se puede adivinar de qué familias habla?
–Se pueden sacar conclusiones sobre quienes son estas familias, pero creo que no es bueno en una novela que los personajes dejen de ser personajes para convertirse en personas de verdad. A un novelista no se le puede exigir veracidad absoluta, porque nuestra labor no es conseguir una historia veraz, es conseguir una historia que sea verosímil. Usamos fechas, datos y situaciones reales para construir una trama de ficción, que muchas veces explica mejor lo que ocurrió. La historia habla de hechos. La novela habla de acontecimientos, pero también de sentimientos.
–En otras novelas toca temas como la Transición o los niños robados. ¿Qué busca con esto?
–Busco encender luces en los rincones oscuros de nuestra historia. En todos los países, en España también, a veces la verdad se desplaza para dar paso a la verdad oficial. Vivimos en un mundo donde se ejerce el grado más bajo del saber, que es el estar enterado. Todos sabemos un poco de todo pero no profundizamos en nada. Por eso reivindico este entretenimiento, porque la gente asocia entretenimiento a telebasura. Para mí, mi lector favorito es el que tiene ojeras, el que sabe que tiene que irse a dormir pero se lee un capítulo más porque está interesado.
–¿Qué temas podemos esperar en la quinta novela?
–Tengo ganas de publicar la quinta, saldrá el año que viene. La quinta novela tratará sobre la educación en la Segunda República. Tratará de la Institución Libre Enseñanza, de la Residencia de estudiantes, pero será una novela de miedo, quiero que la gente mire debajo de su cama antes de acostarse, esa es mi aspiración.
–«Detrás de cada fortuna hay un delito». Lo menciona en el libro...
–No es una frase mía, es de Balsac, y también la dijo antes Lope de Vega, una prueba más de su sabiduría. Detrás de todas no, pero muchas sí. A nadie se le puede culpar porque su tatarabuelo haya sido un negrero, pero sí se puede culpar a aquellos que lo siguen haciendo de otra manera. Hoy en día se dedican a los bionegocios, plantaciones biológicas, es otra forma de colonización y explotación extrema de los pueblos indígenas. Es lo mismo que por ejemplo tener a un niño cosiendo balones de una marca deportiva 17 horas diarias por 40 céntimos.
–¿Qué piensa de la censura de ciertos artistas según sus letras?
–Vivimos una etapa de penuria intelectual en España. Es lamentable la censura. Una democracia no puede convivir con los vetos ideológicos. No pueden existir delitos de opinión y tenemos 6 o 7. A mí puede no gustarme, comparto las molestias por ciertas letras, principalmente las que expresan machismo, xenofobia, homofobia, pero la solución no es censurar. Si vulnera el honor para eso ya están los juzgados.
–¿Cuál es el estado de la cultura en España?
–A pesar de las instituciones, la cultura en España goza de buena salud. Somos un país más de poetas que filósofos y más de novelistas que cientificismo, aunque también los hay buenos, pero eso dice algo. Los dos grandes tesoros de nuestros país son el turismo y la cultura. No tenemos oro, petróleo o diamantes, nosotros tenemos a Cervantes, Picasso, García Lorca, Velázquez y un largo etcétera. Habría que cuidarlo mejor.
–¿Ve a Granada como capital de la cultura?
–Granada es una capital cultural de Europa, de aquí ha salido lo que ha salido, si le dan esa capitalidad no será más que un acto de pura justicia. Miguel Ríos es la mayor leyenda de la música y el rock español. Es el Elvis Presley de España y Lorca es nuestro Shakespeare. Creo que pocas ciudades en el mundo tienen una Alhambra y pocas ciudades con una Alhambra tienen un poeta comprable a esa Alhambra, es increíble lo de Granada.
–¿Qué falta en la educación de España?
–No se esta haciendo bien, falta dotación económica y es una pena porque en la novela que estoy escribiendo de la época republicana, cuando se apostó tan fuerte por la educación y la cultura, se vieron los resultados con Lorca, Alberti, Buñuel, María Zambrano, María Teresa León, o Concha Méndez. No fue casualidad, nace de la apuesta por el mundo intelectual.
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