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Lunes, 10 de junio 2019, 20:16
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'Anna Sofía, condesa de Carnarvon' es el título del cuadro del pintor flamenco Anton van Dyck, que ha recorrido Europa y ahora se encuentra en Suiza, y que ha enfrentado en un juicio a la aristócrata Cristina Ordovás, acusada de habérselo apropiado indebidamente y a sus dos legítimos dueños, dos ingleses. Ordovás se enfrenta a cuatro años de prisión y una multa de 165.000 euros, señala Efe.
En la Audiencia Provincial de Madrid, la acusada explicó que un amigo suyo, artista plástico, le ofreció el cuadro para que lo examinara por si decidía comprarlo, aunque pensó que «era muy feo» y reconoció que nunca llegó a pagarlo. Durante el verano de 2014, cuando ella se encontraba viajando, decidió dejarlo en manos de un conocido suyo, de nacionalidad alemana, para que lo transportara a Marbella, donde supuestamente tenía localizados unos compradores para la obra.
Pero el alemán se marchó a Londres, y el cuadro con él. En ese momento, dijo, asumió que debía pagar el importe del Van Dyck puesto que «el robo era responsabilidad» suya. «Se llevó unos cuadros que yo le dejé con todo mi cariño y me hizo la faena», añadió la acusada, que protagonizó una peculiar declaración en la que fue reprendida por la presidenta del tribunal por alzar el tono y por salir de la sala a contestar una llamada. En su última palabra señaló que fue «víctima de engaños».
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