El arte de afinar las 230 cuerdas de un piano
Música ·
Profesionales como el granadino Jorge González, formado en el Centro Albaicín, son requeridos por toda España para que los instrumentos suenen perfectosFue el martes 5 de julio. Martha Argerich se sentó a las teclas de su piano para interpretar, junto a la Orquesta Filarmónica de Monte ... Carlo, un programa dirigido por Charles Dutoit que conectó el universo de Manuel de Falla y el Concurso del Cante Jondo de 1922 con los espectadores a través de Maurice Ravel con 'Le tombeau de Couperin'. Una de las grandes citas de esta edición del Festival de Música y Danza de Granada que encandiló al público congregado en el Palacio de Carlos V. Pero para que la argentina Martha Argerich suene como lo que es, una de las grandes pianistas de los últimos cincuenta años, previamente hay un señor, que se llama José María Leonés, que durante dos horas trabaja a conciencia para que las más de doscientas cuerdas del instrumento –lo normal son 230– se escuchen completamente afinadas.
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Un oficio artesano, este de afinador, que cuenta en Granada con maestros como el propio José María Leonés y también como Jorge González, que se formó en los cursos que oferta el Centro Albaicín y de los que han salido dos generaciones de profesionales cuyos servicios son requeridos por toda España. Jorge, además, es uno de los principales especialistas en 'Rhodes'. Es decir, 'pianos acústicos electrificados' «que nada tienen que ver con los digitales, ya que disponen de un martillo que golpea y además tienen un mecanismo de amplificación similar al de las guitarras eléctricas».
Jorge es un referente y, como tal, es contratado habitualmente por importantes estudios de grabación como Estudio Uno de Madrid o Sound Keys en Alicante o artistas como Brad Mehldau, Julián Maeso, David Sanjosé, Ale Romero, Luis Guerra, Mikel Azpiroz y Javier Loza, entre otros nombres destacados.
«Estos instrumentos –explica Jorge González– se fabricaron en los años setenta cuando empezaron a organizarse los grandes conciertos de rock and roll, jazz, funk o soul». Y fueron utilizados por estrellas de la industria musical como Stevie Wonder, el jazzman Herbie Hancock o actualmente por Jamiroquai. «Era difícil desplazar uno de cola y por eso se hicieron éstos más pequeños que se dejaron de producir hace años, pero que siguen necesitando mantenimiento y que estén en perfectas condiciones acústicas en las actuaciones». «Siguen empleándose porque suenan realmente como un piano», concluye. Tanto es así que el sesenta por ciento de las afinaciones que Jorge realiza por toda España son de estos 'Rhodes' –de hecho su taller se llama Jebi Rhodes– , mientras que el cuarenta por ciento restante son los tradicionales de cola, media cola o pared. Lo llaman de todos lados: Madrid,Barcelona, Valencia, País Vasco...
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Pero ¿por qué se produce la desafinación? Hay varios motivos. El primero y principal tiene mucho que ver con el material con que se fabrican los pianos. «La madera está viva y es sensible a los cambios de temperatura y de humedad». El movimiento de la estructura, también motivado por los traslados, provoca a su vez el movimiento de la tabla armónica y la destensión de las cuerdas.
Lo primero que hacen expertos como Jorge González es un diagnóstico. «Se trata de devolver al piano su tono de referencia».Un proceso que puede conllevar entre una hora y media y cuatro horas de faena. «El oído humano es muy sensible cuando las frecuencias no son las correctas». El estándar internacional son los 440 hercios.
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Filósofo y afinador
Jorge González (Badajoz, 1975) lleva en Granada desde los siete años. Estudió Filosofía en la Universidad de Granada, aunque de forma paralela siempre ha estado vinculado a diferentes bandas musicales como Chorrojumo y Sondenadie. «Antes de la crisis de 2008 íbamos tirando, pero a partir de ahí todo se vino abajo», lamenta. Y así fue cómo poco a poco fue introduciéndose en el mundo de los luthiers.Primero llamando a las puertas de los que ofician como tales en el barrio del Realejo y posteriormente aprovechando oportunidades como las que brinda el Centro Albaicín, que estos años atrás ha programado la titulación de Técnico Superior de Afinación y Regulación de Pianos Verticales y de Cola. Allí Jorge recibió clases de materias como Afinación de Pianos.
Es una profesión que, históricamente, se ha transmitido de padres a hijos, y donde siempre ha funcionado la figura del aprendiz.Hasta ahora, salvo excepciones como la Universidad de Valencia, nunca hubo una enseñanza reglada como la que ofrece el Centro Albaicín. Sus compañeros fueron los primeros que lograron una acreditación oficial en esta disciplina.Para ello tuvieron que superar dos cursos completos. «Desde que salí no me ha faltado el trabajo», comenta Jorge González, que dispone de un estudio en el Albaicín –ahí tiene todas las herramientas y utensilios para lograr el mejor sonido a los pianos–. Una demanda que tiene mucho que ver con ser un experto en 'Rodhes'.
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