Las entrañas de la Geoda de Pulpí, una joya única en el mundo
Comienzan las visitas a la geoda gigante de Pulpí, el monumento natural de este tipo más importante de Europa
Sergio González Hueso
Pulpí (Almería)
Martes, 6 de agosto 2019, 00:55
«Es para quedarse a vivir allí dentro, parece que estás en otro mundo». Gracia, vecina de Barcelona que se había hecho 700 kilómetros exclusivamente ... para ver la geoda de Pulpí, enfilaba encantada las escaleras de vuelta a la salida de la mina. Lo que había visto en fotos y vídeos en las últimas semana se había quedado corto. Entonces no había imaginado esa luz casi cegadora que desprendían los cristales de yeso de la joya escondida en la Mina Rica. No se lo habían dicho. Tampoco lo que se sentía al ver tan de cerca ese tapiz de sólidos viejos y enormes.
Los ojos de Miguel hablaban por sí solos. Se movían nerviosos como los de un niño en una feria. Entre emocionado y sorprendido trataba de explicar a IDEAL los designios de la naturaleza y cómo había querido que la belleza se hiciera presente en un espacio tan reducido a apenas unos 100 kilómetros de su casa. Y todo gracias a su hijo, que había sacado la entrada justo el día en que salieron a la venta en internet. «Es impresionante», se atrevía a decir un hombre que a esas alturas era todo adjetivos.
Tanto él como la vecina catalana, así como otras 12 personas formaban parte del primer (y privilegiado) grupo al que se le abrió ayer de par en par la 'mina de los tesoros'. La puerta a las profundidades de la tierra almeriense, el camino hacia la geoda de Pulpí, que desde ayer va a recibir a un aluvión de personas de todas las partes de España y, por qué no, del mundo. Todas atraídas por la maravilla natural que forma el conjunto geológico de la Mina Rica y su geoda gigante, la primera en su especie accesible al público no especializado.
A las 10.30 horas de la mañana estaba previsto que entrasen los primeros visitantes, 15 personas que habían reservado semanas antes las entradas para una visita guiada cuyo coste asciende a 22 euros los adultos y 10 los niños. Pero antes, el presidente de la Diputación de Almería, Javier Aureliano García, la delegada del gobierno andaluz, Maribel Sánchez, y el primer edil de Pulpí, Juan Pedro Garcia, oficiaron la inauguración de estos recorridos, una apertura al público que se espera con el deseo de que se convierta en una revolución para toda la provincia.
Minutos previos al pistoletazo de entrada a la gruta, la expectación mediática era enorme. Mientras los primeros visitantes llegaban al postigo de entrada tras recorrer un pasillo serpenteante, el alcalde del municipio mostraba su gratitud y enorme fortuna por poder «cumplir un sueño», que es lo que representa para él mostrarle al mundo el mejor y más valioso secreto de su pueblo.
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La Mina Rica
Ubicada en la carretera que une Pulpí con la localidad costera de San Juan de los Terreros, concretamente, en el paraje de Pilar de Jaravía, se encuentra la Mina Rica. Tras un camino de grava se accede a la gruta, una cueva excavada por el hombre en el siglo XVIII y que mantuvo su actividad minera hasta principios del siglo XX. Dos décadas después del descubrimiento por casualidad, hoy se puede visitar una buena parte de ella. Lo han posibilitado unas obras de adecuación interior que han supuesto una inversión de medio millón de euros y que han corrido a cargo del Consistorio pulpileño y la Diputación provincial de Almería.
Gracias a las obras, a la vista de los visitantes se abren prodigiosas galerías kilométricas, cámaras enormes, pasillos con sus techos de madera intactos y rastros de la actividad minera que un buen día tuvo este lugar. En su interior se conservan desde las cajas de la dinamita que se usaba para extraer el mineral, hasta paquetes de cigarrillos abandonados y que hoy se exponen junto a todo lo demás.
¿Y qué es lo demás? El inmenso patrimonio geológico que alberga esta ciudad bajo tierra hecha por el hombre. Una verdadera «catedral» geológica que muestra su catálogo de maravillas sin complejos. Hasta llegar a la estrella de la visita, una geoda gigante que está a 60 metros bajo tierra, el recorrido por la mina se hace entre piedras luminiscentes, planchas de yeso con millones de años de antigüedad y otras pequeñas geodas que serían inmensamente importantes de no estar eclipsadas por la mayor de ellas, la última parada de una visita que se hace en una hora.
La geoda
Para llegar a la geoda gigante, la joya de la Corona pulpileña, hay que bajar una escalera vertical de 20 metros. Y en un espacio previo se debe esperar, pues esta singularidad geológica sólo puede ser vista de uno en uno. El tamaño es reducido y la fragilidad de los famosos cristales obliga a que así sea. Sin casco ya y con música épica de fondo, el visitante puede asomarse a ver el espectáculo que brinda la naturaleza en este lugar. Solo unos cuantos segundos y metidos de cuerpo entero pero sin acabar de entrar van pasando con cuidado las primeras personas ajenas a la excavación desde el gran descubrimiento de 1999.
Las primeras personas abandonaron una hora y media después las galerías. A partir de ellos serán muchos más. El Ayuntamiento espera que pasen 100 visitantes al día por la geoda, que abrirá mañana y tarde. Y en el futuro ya se preparan nuevas actuaciones para hacer más atractivo un monumento natural que promete dar muchas alegrías a Andalucía.
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