Edición

Borrar
Ilustración del poblado de Los Millares, la primera ciudad de la Península Ibérica. IÑAKI DIEGUEZ URIBEONDO
Cultura en Almería | Patrimonio Histórico | Los Millares destapa sus misterios 5.000 años después de erigirse en la primera metrópolis de Europa

Los Millares destapa sus misterios 5.000 años después de erigirse en la primera metrópolis de Europa

Varias esculturas-menhir se mantuvieron en la muralla exterior, que se construyó en torno al año 2900 antes de Cristo para ampliar el poblado, ocupando así el espacio de la antigua necrópolis

María Paredes Moya

Santa Fe de Mondújar

Miércoles, 2 de marzo 2022, 23:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Arqueólogos de la Universidad de Granada han descubierto varias estatuas-menhir en la muralla exterior del asentamiento de Los Millares, que data de la Edad del Cobre y se sitúa en el municipio de Santa Fe de Mondújar, en Almería. Un hallazgo sorprendente de entre los que se están efectuando gracias a las últimas investigaciones de expertos universitarios en el yacimiento más relevante de todo el continente europeo en laEdad del Cobre.

Estas estatuas pertenecieron a la antigua necrópolis de Los Millares y se mantuvieron después en el acceso principal cuando la ampliación del poblado ocupó zonas del espacio de enterramiento. Esa muralla exterior que amplió el asentamiento se erigió en torno al año 2900 cal antes de Cristo. El equipo de investigación de la Universidad de Granada explica que las estatuas-menhir, que eran parte de la simbología de la necrópolis, fueron respetadas durante la ampliación de la metrópolis –la ya constatada como la primera ciudad de Europa– y reutilizadas después con carácter simbólico.

«Servían para reflejar los derechos de las poblaciones de esa época a ocupar y explotar un territorio», detalla el estudio. Las estatuas justificaban, a través de los ancestros, «la capacidad de acceder al asentamiento a través de la puerta principal, con la estatua-menhir situada junto a esta; la exclusión de aquellos no vinculados, con todas las representaciones en ambos extremos de la muralla; la integración de nuevas poblaciones, con la Tumba 63 incluida en el trazado de la muralla; y el rol de determinados personajes, con la estatua-menhir y la estela de la Tumba 63», explican los investigadores.

Este trabajo forma parte del proyecto 'Producción artesanal y división del trabajo en el Calcolítico del Sudeste de la Península Ibérica: un análisis a partir del registro arqueológico de Los Millares' y cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación a través de la Agencia Estatal de Investigación.

La relevancia de Los Millares –cuya candidatura para convertirse en un activo Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco ha sido promovida por Amigos de la Alcazaba y cuenta con el apoyo de instituciones locales y regionales– está fuera de toda duda. Recientemente expertos arqueólogos han demostrado asimismo que este enorme yacimiento prehistórico situado en Santa Fe de Mondújar fue un gran centro innovador del megalitismo, donde por primera vez aparecieron las sepulturas tipo 'tholos' y desde donde se expandieron al resto de la Península Ibérica.

Los investigadores llevaron a cabo un análisis estadístico y espacial de 193 dataciones radiocarbónicas de toda la península Ibérica, que ha permitido demostrar que uno de los principales monumentos megalíticos de la Península Ibérica y de Europa apareció por primera vez en el yacimiento de Los Millares. Hace aproximadamente 5200 años se produjo una innovación de enorme relevancia en el desarrollo de las sociedades prehistóricas. Se trataba de un nuevo tipo de sepultura megalítica completamente diferente a los por aquellos entonces característicos dólmenes. Ahora, las sepulturas presentaban cámaras funerarias de planta circular de entre 2 y 5 metros de diámetro que en ocasiones presenta pequeños nichos laterales cuyo uso fue también funerario.

«Al interior de estas cámaras se accedía por un pasillo que aparecía compartimentado por losas de piedra perforadas para facilitar el paso. El rasgo arquitectónico más característico de estos nuevos monumentos fue la forma en que se cubrían las cámaras funerarias mediante falsas cúpulas que se conseguían mediante anillos de piedras sucesivamente más pequeños. Este tipo de monumentos, conocidos como tholoi, supusieron una nueva concepción ritual y funeraria que claramente se alejaba de los tradicionales dólmenes», explica Gonzalo Aranda Jiménez, investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada y autor principal del estudio sobre el yacimiento.

Los tholoi más antiguos surgen por primera vez en torno al 3200 antes de Cristo en el sureste peninsular, en concreto en Los Millares. Desde aquí, los nuevos monumentos megalíticos se extendieron de forma progresiva en primer lugar al valle del Guadalquivir, luego al valle del Guadiana hasta alcanzar por último la península de Lisboa. Varios siglos después de las primeras construcciones, en torno al 2900 antes de Cristo, los tholoi alcanzaron su máxima expansión territorial desde el sureste hasta la península de Lisboa, desde la costa mediterránea hasta la fachada atlántica.

De esta forma, las sociedades prehistóricas del sur España y el centro y sur de Portugal introdujeron en sus formas de vida un nuevo tipo de monumento funerario que tuvo un intenso desarrollo durante varios siglos. Solo a partir del 2200 antes de Cristo se produjo un claro abandono de las practicas funerarias que venían desarrollándose en estos monumentos, excepto en el sureste peninsular.

«De nuevo las necrópolis de estas comarcas como Los Millares, y muy especialmente El Barranquete, mantuvieron una importante actividad ritual y funeraria hasta finales del II milenio antes de Cristo. La reutilización de viejos monumentos megalíticos durante generaciones puede considerarse como una característica particular de los tholoi del sureste», apunta Margarita Sánchez Romero, otra de las autoras del trabajo.

Durante más de un milenio, los tholoi se convirtieron en los monumentos funerarios colectivos de tipo familiar donde, junto a restos humanos, se depositaron objetos finamente elaborados en materiales valiosos como oro, marfil, ámbar, piedras verdes, cristal de roca y huevos de avestruz, algunos de ellos procedentes de diferentes regiones del mediterráneo y África. Los tholoi pueden considerarse como el tipo de monumento funerario característico de sociedades de agricultores y ganaderos que por primera vez se establecieron en poblados permanentes, desarrollaron la metalurgia del cobre y se integraron en redes de intercambio a larga distancia.

En este contexto, «Los Millares destaca por su excepcionalidad, dado que alcanzó unas dimensiones, concentración poblacional y monumentalidad completamente desconocidas, lo que ha llevado a considerarlo como la primera ciudad de la Península Ibérica. Pero la importancia de Los Millares trascendió la escala regional para convertirse en el lugar de referencia donde se desarrolló una original innovación en la arquitectura monumental megalítica y cuya influencia se extendió por otras regiones peninsulares», apuntan los autores.

El yacimiento de Los Millares es considerado como la primera ciudad de la Prehistoria en la Península Ibérica, y se estableció hace más de 5.000 años junto a los monumentos funerarios del mismo nombre.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios