Baltasar Gálvez, 'cocinero' antes que fraile'
En Las Ventas. ·
El fotógrafo taurino almeriense, que hizo sus pinitos en el toro y que le ha servido para captar la imagen buscada, expone hasta el 16 de junio en la plaza más importante del mundoJuanjo Aguilera
Lunes, 27 de mayo 2024, 23:35
Con apenas dos meses de edad, Baltasar Gálvez del Águila, jardinero de vocación pero fotógrafo taurino de vocación, empezó a sentirse 'taurino'. Su padre, que ... era carpintero de la plaza de toros de Almería, se encargó de meterle el gusanillo de los toros 'en vena'. Jugó al toro e hizo sus pinitos en tentaderos, como mozo de espadas y como ayuda, pero aquello era un «sacrificio» que su mujer se encargó de quitarle de la cabeza. Con una niña recién nacida, eso de recorrer España día sí y día también no era el mejor camino, teniendo trabajo fijo. Con una máquina compacta ya había hecho algunas fotografías. Fernando Gálvez, recientemente fallecido, le pidió una que le sirvió como portada para un libro de toros escrito por este gran aficionado.
Desde hoy, la fotografía taurina de este almeriense se puede ver en un lugar de culto, la mejor plaza de toros del mundo, hasta que acabe el ciclo, el próximo 16 de junio. 'Imágenes de seda y oro' es el nombre de una exposición que puede verse en la Sala Antonio Bienvenida entre las 10.30 y las 13.30, por las mañanas, y las 18.00 y las 19.00 horas por las tardes, aunque esta segunda parte sólo admite los que tengan entradas para el festejo en Las Ventas. Las puertas abrirán a las once de la mañana de hoy, con la presentación, en la que estará el fotógrafo almeriense, el ganadero Victoriano del Río y el torero Ortega Cano, así como Juan Miguel Núñez, periodista almeriense que es el comisario de la exposición.
Un reconocimiento
Para Baltasar, estar en Las Ventas es un reconocimiento que decía que «no me lo esperaba, pero las cosas llegan cuando menos te lo esperes. Juan Miguel Núñez fue el que me llamó tras ver una exposición en Vera y el día de la exposición había una conferencia de Leopardo Sánchez, que fue presidente del Club Cocherito de Bilbao, uno de los mejores clubes de todos los que había y que hay en la historia. Me preguntó que si estaba capacitado para ir a Madrid. Le había regalado una foto de José Tomás, y mi comentario fue el de estar preparado, pero no me gustaría hacer el ridículo porque para hacer el ridículo siempre hay tiempo».
Gálvez, que trabaja en el ayuntamiento de Almería en el área de Parques y Jardines, explicaba que exponer en Madrid es una «gran ilusión». Diluida la propuesta en el tiempo, fue en marzo cuando Juan Miguel Núñez le llamó para confirmar que estaría en la Sala Antonio Bienvenida. «Le mandé diez fotos con parte de lo que pensaba llevar allí y les gustó mucho», explicaba. «No me lo creía, cuando me lo dijo y sobre todo en el lugar en el que iba a exponer», aseguraba.
Los toros o la familia
Baltasar Gálvez empezó antes en los toros y después en la fotografía. «Empecé con una máquina compacta. Hacía fotografías donde podía y Fernando Díaz me vio una foto que después sirvió de cartel anunciador para unos actos de la peña Jueves Taurinos y, a su vez, Fernando me la pidió para un libro que hizo y empecé a hacer fotos». Cocinero antes que fraile, siempre estaba acompañado de taurinos como Eduardo Marín, Fernando Cano, hasta que me compré una máquina buena. Me hice mozo de espadas hasta que mi mujer me 'paró los pies' porque estuve varios días viajando y siempre en carretera. Aquello no era vida».
Fue entonces cuando eligió la fotografía. «Mi suegra se lo dijo a Jesús de Haro, que estaba en el equipo gubernativo en la plaza de toros de Almería, y me autorizó para hacer fotos desde el burladero de la Policía Nacional, en la plaza. También Carlos Hernández y Antonio Borrero me ayudaron mucho. Luego, Benjamín Hernández me probó, le gustó y hasta hoy», explicaba, resaltando la confianza que «he tenido siempre de quienes me han llamado para trabajar. Yo elijo las fotos, con libertad».
La vocación
Es fotógrafo taurino por vocación. «Esto me gusta. Lo que pasa es que para hacer fotos, aparte de ser buen fotógrafo, necesitas también saber en el mundo en el que te mueves. Los toros los he mamado desde pequeño. Desde que tenía dos meses, he estado yendo a la plaza. He estado hasta con Antonio Bienvenida en la meseta de toriles porque mi padre era carpintero de la plaza de los toros. Desde chiquitillo me ha llevado. He sido mozo de espadas, lo he mamado, he jugado al toro, he banderilleado, he toreado vaquillas. Es una forma también de ver lo que se mueve dentro de la plaza. Saber de toros me ha ayudado mucho».
Sus fotografías han aparecido en medios especializados como Burladero, con quien está a nivel nacional, «García Catalán fue el primer director que yo tuve y fue el que me empezó a sacar de Almería. Me mandó a Madrid, al Corpus en Granada, Jaén, Linares y ya me dio los festejos de Andalucía. La nueva directora que tenemos, Gema, me ha mandado a Sevilla, a Madrid, Málaga, Murcia y no hago más porque no puedo. También hago la Feria de Otoño en Madrid».
Estar en el callejón y el producto publicado le ha permitido trabajar con muchos toreros y recibir importantes reconocimientos. «Esto de exponer en Madrid es uno de ellos. Llevo unos 20 años haciendo fotografía. En 2004, fue reconocido con un premio internacional y siendo tres veces galardonado por el premio nacional de fotografía taurina. «Con José Tomás, Morante y Manzanares, todos en Granada», así como otro reconocimiento de Amigos de Palha como el fotógrafo taurino de más proyección.
El sitio y el momento
Balta, que también hace fotografía de Semana Santa, considera ésta una pasión ligada con la tauromaquia. «Hay muchos toreros que pertenecen a las cofradías, pero son dos mundos distintos. La fotografía de Semana Santa es escoger el sitio, en los toros tienes que escoger el momento. Soy antimotor. Como mucho puedo tirar dos o tres fotos seguidas. Si sabes del toro, eso te ayuda mucho. Yo sé cuándo va a empezar la faena buena. Cuando empieza a ligarla faena es cuando ya engancho la máquina».
Para Balta, que no ve natural ese abuso del motor en la máquina «porque a lo mejor no te pilla la buena», apuesta por «reservarse más y cuando tú crees que va a empezar, disparar y saber más o menos el tiempo que tarda de la captura a cuando se ejecuta. Yo soy el primero que ha aprendido con las máquinas que tengo y con las últimas pues me ha costado, pero yo las he visto».
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