La Tarasca, en el Realejo, sale a costal

Ya el pasado mes de mayo montaron entre todos una cruz que tuvo mucho éxito y que retrotrajo a escenas de Cruces ya casi olvidadas, con un Campo del Príncipe repleto de personas. Y un mes después, en pleno Corpus, han decidido unir sus fuerzas de nuevo para animar los mediodías en el barrio.

No pretenden convertirse en una feria paralela ni tampoco competir con las casetas del recinto ferial, pero sí impulsar una especie de feria de día en el centro de la ciudad algo que reclaman muchos bares del centro desde hace varios años y ofrecer algo distinto a quienes no gustan de acercarse hasta el recinto de Almanjáyar.

Decoración y música

Los negocios han decorado estos días sus terrazas con motivos típicos de feria, con farolillos, mantones y hasta el toque granadino de sus propias carocas. Han puesto música en común, con altavoces repartidos por todos los locales, y se han currado incluso un dragón verde hecho de cartón aunque con un aspecto casi tan fiero como el de la Pública.

Pero, sin duda, lo más llamativo y anecdótico es que la Tarasca de los niños del Realejo salió a costal, no remolcada y a ruedas como la tradicional del Corpus granadino. No fue un guiño a un barrio cofrade por excelencia como el greñúo, sino porque la parihuela para pasearla es un préstamo de una hermanad. La cuadrilla la formaron pequeños aprendices de costalero, niños del barrio que estuvieron acompañados por la charanga Vaso Largo, que ambientó también las terrazas con su música y consiguió arrancar al baile por pasodobles a muchas vecinas y a alguna que otra cocinera.

Es el primer año que la Tarasca greñúa sale a la calle, pero en elCampo del Príncipe y en el Realejo ya piensan en crear una pequeña tradición cada Corpus. «Lo hemos hecho en día laborable, pero quizá será mejor hacerlo otro día el año próximo, ya sea el sábado o el domingo, o el mismo jueves de Corpus», explica Gonzalo, propietario del bar Los Trastos.

Entre los vecinos la iniciativa ha sido acogida de buen agrado. El recorrido de la charanga por algunas calles llamó la atención a numerosos viandantes. Aunque hubo quien, con cierta socarronería, dijo: «En este barrio no sabemos para dónde vamos a tirar», por aquello del constraste entre el mundo cofrade de la Semana Santa y el festivo de una iniciativa pagana como la Tarasca.