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En la caseta El Tronío la morcilla saben prepararla de un modo muy especial, con los 'polvos de la madre Celestina'.
Cuando las casetas se convierten en 'máster chef'

Cuando las casetas se convierten en 'máster chef'

Almanjáyar se llenó ayer de gente con ganas de vivir al máximo las horas centrales del Corpus de 2014 | Degustaciones de productos tan variados como morcilla o chocolate con churros sirven para ambientar el recinto ferial

Fernando Argüelles

Jueves, 19 de junio 2014, 01:04

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La cancela de hierro de la caseta abre su puerta y un mundo de farolillos, telas de colores y sillas de anea forma el mejor decorado. Una imagen que se repite una y otra vez, caseta tras caseta, en la que solo el cambio de colores y la inclusión de algún tipo de adorno marcan la diferencia. En algunos casos la imaginación vuela y se recurre a crear escenarios que recuerdan a escenas tan típicas como la calle de un pueblo, un patio alhambreño o una casa de campo con todos los aperos de labranza colgados en las paredes. Aunque la decoración se ha simplificado bastante en los últimos años, ya que la crisis también afecta al bolsillo de los caseteros, una de las notas que caracteriza a la feria de Granada es la categoría y señorío que tienen siempre sus casetas. En El Tronío, por ejemplo, lo recordaban en tertulia sus socios: «Nosotros al principio llegamos, incluso, a pedir préstamos de varios millones de las antiguas pesetas para decorar nuestra caseta, pero luego vimos que no era necesario tanto gasto».

Anoche se entregaban los premios que el Ayuntamiento concede cada año a las mejores casetas. La noche del lunes el jurado las recorría todas, observando su decoración y ambiente. Aseguran los integrantes de este festivo tribunal que fue tarea complicada decidir qué casetas debían ser las ganadoras. Finalmente, se decidía que los premiados este año fuesen la caseta La Albaicinera, por ser novedad en el recinto; Carambirubí, como la que presenta cada día mejor ambiente; y, en cuanto a decoración y sabor tradicional, primer premio para La Alboreá, segundo para La Polvarea y tercero para Los 17. Todas se merecen los galardones que anoche recibían, pero también las que no consiguieron premio esconden muchas horas de trabajo para el montaje de las mismas y un ambiente extraordinario cada jornada festiva. Representantes de estas casetas recibían sus premios, que ahora colgados en las paredes decorarán y llenarán a todos de orgullo y la mayor alegría, siendo además un recuerdo inolvidable de esta feria que ha cruzado ya su ecuador.

Otro elemento que no falta en ninguna caseta es el tablao, donde el número de danzantes crece según aumentan las copas de rebujito, vino y combinados que en la barra se sirven. Sevillanas y rumbas se llevan la palma en cuanto a lo más bailado, pero también otros ritmos se cuelan para alegría del personal. Eso sí, a veces estos tablaos dejan de ser escenario para el baile y se convierten en espacio para cocinar los más variados platos.

Fogones

En la caseta La Gaviota, la del PP, se celebraba un concurso de sopa de maimones, uno de los platos más significativos y personales del Corpus. Se trata de un curioso plato que guarda cierto parecido con la sopa de ajo, pero con algunas variantes que le dan un sabor diferenciado. Su receta es simple, aunque admite múltiples variantes. Usualmente se suelen preparar unos picatostes a los que se añade ajo cortado en rodajas y matalahúva al gusto. En algunas ocasiones se agrega unos taquitos de jamón. A la fritura de ajos se le añade agua y se remueve con el objeto de que emulsione con el aceite. Al hervir, se añade pimentón dulce, huevos duros partidos y se incorpora el pan frito. Ahora bien, ni todas las sopas de maimones son iguales, ni todos la preparan del mismo modo, por lo que el concurso de La Gaviota fue de lo más interesante. En él participaron distintos concejales y dirigentes del PP, que demostraron ser unos buenos cocineros en los fogones.

En otra caseta, El Tronío, los protagonistas eran los pestiños y el chocolate caliente. «En los corpus que ha hecho más fresquito, un vaso de chocolate caliente entrada la madrugada ha sabido a agua bendita», recordaban los socios mientras hacían cola para probar el excelente producto elaborado por Antonio Sánchez, miembro de la caseta. Muchas personas se dieron cita para disfrutar de la degustación, llegando amigos de otras casetas dispuestos a compartir un rato de convivencia con los socios de El Tronío.

Caviar de monte

Y si originales son los maimones, no se queda atrás, al menos en el nombre, el 'caviar de monte' que ayer al mediodía preparaban en la caseta El Estribo. Es toda una tradición, en el miércoles de feria, la degustación de este plato que, a pesar de lo sofisticado del nombre es, simplemente, morcilla «a la que añadimos nuestro secreto, los polvos de la madre Celestina», como explicaba uno de los socios al tiempo que no dejaba de mover una enorme cacerola donde cocía en leche las morcillas. Esta caseta, una de las más tradicionales del Corpus, tiene previstas más actividades para lo que resta de feria, como otras degustaciones gastronómicas o actuaciones de música en directo. Todo ello contribuye a que el buen ambiente sea una constante bajo sus toldos. Y a la misma hora que la morcilla hacía las delicias de muchos, en la caseta El Papa y sus Niños el arroz era el protagonista, también preparado con tesón y esmero por sus socios, entre los que se encuentran Diego Carrión, Antonio Martínez, Manuel Velasco, José Sánchez, Manuel Titos, José Luis Martín o Manuel Blanco. Llevan cuatro años ya instalando su caseta, y cada día siguen acuden con la misma ilusión y alegría.

Con todas estas degustaciones se da vida al ferial, a la par que los caseteros más 'cocinicas' logran demostrar a sus amigos que son auténticos maestros de los fogones. «Estamos pensando presentarnos al programa de la tele de 'máster chef' para demostrar lo bien que se cocina en el Corpus de Graná», decía una casetera en El Estribo mientras iban saliendo de la lumbre ricas morcillas.

Restaurantes

Pero la buena gastronomía también ha llegado este año al ferial de la mano de restaurantes profesionales de la ciudad que han querido contar con casetas propias. Es el caso, por ejemplo, de Pizzería More, que suma a sus dos establecimientos de Portón de Tejeiro y calle Arabial la caseta. Su responsable, Antonia, destaca la gran aceptación que está teniendo su comida típica italiana en el ferial, afirmando con su napolitano acento que «a los granadinos le encantan nuestras pizzas, cocinadas en horno de leña y con todo el sabor de nuestra Italia natal». También es novedad la caseta instalada por Casa Moll, restaurante que tiene establecimientos en la Alpujarra y en el Centro de Granada. Sus responsables no dudan en asegurar que «el plato que más éxito tiene son nuestros pinchitos, que los aliñamos de un modo muy especial». Efectivamente, su extraordinario y original sabor, hace repetir a todos los que lo prueban.

Ayer, el ferial logró llenar sus calles. Y es que la llegada de los días grandes se ha notado, viéndose incluso colas para entrar en las casetas de los más jóvenes, donde también la gastronomía se hacía presente con degustaciones de paella, un plato muy español para acompañar el día en el que nuestra selección nuevamente saltó al terreno de juego. Pero ese, es otro menú.

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