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El director Michel Hazanavicius junto a su mujer, la actriz Bérénice Bejo. Archivo
Artista, de los de antes

Artista, de los de antes

El oscarizado director de 'The Artist', Michel Hazanavicius, estrena la polémica cinta 'Redoubtable'

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Miércoles, 11 de octubre 2017

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Los grandes protagonistas de 'Mal genio' ('Le redoubtable') ya eran una de las parejas más demandadas por los fotógrafos en La Croisette. Hazanavicious ofrecía en el Festival de Cannes 'The Search', su criticada visión de la masacre del Ejército ruso en Chechenia, mientras Godard sorprendía con 'Adiós a las lenguas', una cinta existencialista en 3D. La industria francesa se enfrentaba así a dos iconos del cine galo: el oscarizado y comercial Hazanavicius, representante de las nuevas corrientes, y el maestro Jean-Luc Godard, emblema de la 'Nouvelle Vague', el movimiento cinematográfico más influyente de la historia. Corría el año 2014 y el director de 'Al final de la escapada' se llevó el Premio del Jurado.

Michel Hazanavicius (París, 1967) parece haberse tomado la revancha ahora. «A muchas personas no les ha gustado que toque a su Dios», dice. Lejos de los laureles de Hollywood e ignorando los proyectos que se apilaron sobre su mesa a raíz de la sorprendente 'The Artist', una cinta muda en blanco y negro que, contra pronóstico, triunfó por todo lo alto, el director francés no ha dejado de pisar charcos. Tras la polémica 'The Search', realmente demolida por la crítica, tiene el atrevimiento de señalar a aquel 'Dios' con el dedo, al elevado a los altares por la rebeldía cultural francesa, al venerado icono francés dentro y fuera de la pantalla, al que quebró las encorsetadas reglas de filmación, al que se movilizó en el 68. A Jean-Luc Godard.

Como si de un ejercicio de abstarción se tratase, Michel Hazanavicius elige como contexto el rodaje –y posterior fracaso- de 'La Chinoise' de Godard para contar su historia de amor (y posterior crisis existencial) con una joven actriz de 17 años, Anne Wiazemsky, y en cuya autobiografía ('Un ane après') está basada la película. Ahí encuentra Hazanavicius su zona de confort, en ese híbrido entre lo conceptual y lo irónico; en el manejo de la sátira, a veces ligera y audaz, y otras tantas desmitificadora e irreverente, como demostró en sus dos 'OSS 117'. No ha hecho agua pero crítica y público lo mantienen esta vez en el purgatorio. «Se ha criticado que la película sea tratada desde la comedia porque Godard pertenece a la élite», justifica el director.

Vida de cine

Hazanavicius, que tiene un hermano actor, es hijo de una documentalista y un informático judíos que se vieron obligados a huir de Lituania. A falta de televisión en casa, su abuelo le llevaba a los pases de cine mudo de los cines. Ya en la juventud compaginaba las proyecciones de Bruce Lee con su auténtica pasión: las sesiones de clásicos en el Action Lafayette de París. Allí vio dos películas que marcarían su juventud, '¿Puede la dialéctica romper ladrillos?' de René Viénet y, especialmente, 'El tercer hombre', de Carol Reed. Un clásico del cine, repleto de ingeniosas escenas como la legendaria aparición de Orson Welles, que le ha marcado enormemente. Tampoco faltaron los Hitchcock, Lubtisch, Fritz Lang, Aldo Maccicone o Pierre Richard, influencias que deja ver en sus propuestas.

Su gusto por el cine y su habilidad para el dibujo desde bien pequeño le empujaron hacia Escuela Nacional Superior de Artes Paris-Cergy, que no hizo sino potenciar su sensibilidad en torno a las diferentes manifestaciones culturales, y cuya estética quedaría plasmada en su filmografía, que suele contar con planteamientos originales y creativos. Hasta que llegase el éxito de la satírica saga de espías 'OSS 117', y a pesar de las desalentadoras palabras de uno de sus jefes de juventud («No eres gracioso», le espetó), el cineasta pasó por diferentes etapas: guionista en Canal + Francia, creativo de publicidad, realizador de una emisión de sketches radiofónicos e incluso la producción de un corto sobre cómo y por qué Marx no consiguió terminar de escribir el 'Capital' junto a Engels 'Failure to capital'.

A partir de ahí, se inició una vertiginante y laureada acumulación de personajes y guiños fílmicos. Primero fue su versión paródica de James Bond. Después llegaron los homenajes mudos a 'Ciudadano Kane' o 'El Crepúsculo de los Dioses' que hace 'The Artist'. Ahora, 'Mal genio'. Si a algo nos ha acostumbrado el realizador francés en su corta filmografía es a hacernos vivir el cine dentro del cine, lo que no deja de ser, si el proyecto llega a buen término, un doble disfrute para el cinéfilo. ¿Y mañana? Esa será otra historia que solo exisitirá si, como dice Hazanavicius, «alguien la mira».

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