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Lady Gaga, en una escena del documental.

Lady Gaga, al desnudo

Chris Moukarbel abre en 'Gaga: Five Foot Two' una ventana a la vida de una artista tan atípica como interesante

Iker Cortés

Madrid

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Jueves, 2 de noviembre 2017

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A priori resulta más que interesante el orificio que Chris Moukarbel, director de documentales como 'Me at the Zoo' (2012) o 'Banksy Does New York' (2014), ha abierto en la pared de Lady Gaga. Lo es porque la joven compositora y cantante ha cambiado radicalmente de imagen -adiós a los vestuarios imposibles- y parece estar alejándose del pop electrónico y bailable que tan buenos resultados le dio en el pasado, así que no está de más una explicación.

Y lo cierto es que cuando el espectador acerca el ojo a la mirilla de 'Gaga: Five Foot Two' se perciben las razones de esa transformación en el discurso de una artista que, si bien siempre fue una profesional intachable -el documental muestra el férreo control que Gaga ejerce en los ensayos y en la producción de sus espectaculos y su capacidad para gestionar a su equipo-, ha madurado en los últimos años. "Estoy en otra etapa de mi vida. Ya he llegado a mi límite para aguantar chorradas de los hombres. Tengo 30 años y me siento mejor que nunca. Más sexy, más sexual, menos insegura. Quiero hacerme mujer en esta industria. Si te haces famoso con 21 años parece que no creces. Mi pasado siempre puede acompañarme, pero no puedo volver a él". Son algunas de las frases que el documental va desgranando a lo largo de la hora y cuarenta minutos que dura -se hace largo- una pieza producida por Netflix, Live Nations y Mermaid Films II.

La cinta de Moukarbel reúne fragmentos de la vida de la artista, entre julio de 2016 y febrero de 2017, y los organiza en torno a dos hitos: el lanzamiento de su último álbum de estudio, 'Joanne' (2016), y su actuación en la Superbowl -"Llevo preparándome toda la vida para esto", afirma-. Stefani Joanne Angelina Germanotta queda así al desnudo en un filme que fundamentalmente habla del proceso creativo -especialmente interesantes, aunque escasos, son los momentos que comparte con el productor Marc Ronson-, de sus inseguridades y de su cotidianidad.

"Tienes que ahondar en el dolor de tu corazon para componer canciones. Es muy invasivo", afirma quien asegura que "solo quiere componer, hacer feliz a la gente y formar una familia". Gaga duda de que eso pueda ser así porque su vida amorosa se ha ido al traste. "Cuando vendí diez millones de discos perdí a Matt; cuando vendí 30, perdí a Luc y ahora que hago una película pierdo a Taylor. Es como un intercambio", se lamenta.

Pero el documental de Moukarbel se ha hecho especialmente relevante porque relata el dolor físico que la neoyorquina de ascendencia italiana vive a menudo. Con el lado derecho del cuerpo casi paralizado, la joven rompe a llorar: "Cuando estoy deprimida mi cuerpo lo paga. Necesito un porro".

Hay espacio también para el discurso feminista. La artista critica a los productores que actúan con el lema "Sin mí no serías nada". "Son hombres con tanto poder -dice la autora de 'Bad Romance'- que pueden someter a las mujeres". Y desvela cómo ha conseguido mantenerse al margen: "Cuando querían que fuera más sexy o pop, he dado un giro absurdo que me ha hecho sentir que siempre tenía el control".

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