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El actor Tim Roth, en el Festival de San Sebastián. Efe
Tim Roth: «Todos tenemos miedo menos la derecha»

Tim Roth: «Todos tenemos miedo menos la derecha»

«No vivo mis personajes, no me tomo en serio todo esto», confiesa el actor británico, que clausura el Festival de San Sebastián con 'The Song of Names'

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Sábado, 28 de septiembre 2019

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Tim Roth (Londres, 1961) inquieta en las distancias cortas. La culpa es de los tatuajes en los brazos, herencia de sus años mozos en la escena punk londinense, y de los amenazantes papeles donde siempre ha brillado, del Señor Naranja de 'Reservoir Dogs' al general Thade de 'El planeta de los simios'. Uno de sus tres hijos está presente en la entrevista sobre la película con la que clausura el Festival de San Sebastián, 'The Song of Names', una historia de amistad a lo largo de los años con la música y el Holocausto como telón de fondo. El filme llegará a los cines el próximo enero.

-'The Song of Names' habla de la memoria y de cómo los recuerdos nos ayudan a vivir. ¿Fue ese uno de los motivos para querer hacerla?

-¿Cuando hablas de memoria te refieres a la Historia? Era una forma intrigante de examinar el Holocausto y de seguir el viaje de dos niños en la vida hasta convertirse en hombres. La historia funcionaba a niveles diferentes.

-Ese «nunca más» que aparece en Treblinka también influyó a la hora de interpretar el filme.

-Mi padre tuvo cierta conexión con la II Guerra Mundial. Fue un niño americano que vino a Inglaterra y trabajó en las fábricas cuando era menor de edad. La guerra le transformó; hasta se cambió su nombre, de Smith a Roth, se puso un nombre judío. En mi casa se hablaba de eso, de política, de religión, crecimos con esas conversaciones. Había estado en Auschwitz antes de ir a Treblinka al preparar la película. Y había leído historias sobre ese lugar. Mi personaje tenía que haber sido judío en un principio y luego lo cambiamos. Me gustaba la idea de tratar de entender esa religión. No me esperaba sentir como me sentí en Treblinka, aunque me había preparado para ello. Fue muy emocionante. «Nunca más», claro que sí, pero me parece que lo preocupante es que todo eso puede volver.

-¿Le asusta el auge de la extrema derecha en Europa?

-Todos tenemos miedo menos ellos. Tienen dinero, están muy bien organizados y están jugando con las mismas emociones con las que han jugado siempre. En lugar de prepararnos para los inevitables movimientos migratorios colocamos muros. Los que tiene dinero son los que los ponen y generan esos tipos de sentimientos, como hizo Hitler. Utilizan la misma propaganda, es la misma historia una vez más. Su marketing ha sido muy malo, y por eso ahora van a jugar un juego diferente, pero el resultado será el mismo.

-A estas alturas de su carrera, ¿le gusta el cine como forma de vida: preparar los papeles, rodar por todo el mundo?

-Sí. Ha ido increíble, un viaje salvaje y divertido, en el que he hecho pelis buenas y malas, televisión, streaming, radio incluso… Me encanta trabajar. En algunas películas intencionadamente no te preparas en absoluto, llegas al plató y tratas de interpretar de la forma más invisible posible. Y muchas veces eso es un desafío. Otras veces hay que prepararse incluso físicamente. ¿Sabes? No me tomo esto en serio, no soy un actor del Método, no vivo los personajes. Enciendo y apago el interruptor de cada personaje, prefiero no complicarme la vida con el Método.

Tim Roth en 'Made in Britain', junto a Harvey Keitel en 'Reservoir Dogs' y en 'Los odiosos ocho'.
Imagen principal - Tim Roth en 'Made in Britain', junto a Harvey Keitel en 'Reservoir Dogs' y en 'Los odiosos ocho'.
Imagen secundaria 1 - Tim Roth en 'Made in Britain', junto a Harvey Keitel en 'Reservoir Dogs' y en 'Los odiosos ocho'.
Imagen secundaria 2 - Tim Roth en 'Made in Britain', junto a Harvey Keitel en 'Reservoir Dogs' y en 'Los odiosos ocho'.

-¿En qué momento del proceso de hacer una película sabe si es buena o mala?

-He hecho algunas películas malas sabiéndolo desde que leí la primera página del guion. Pero, ya sabes, hay que pagar el alquiler. Yo no tengo una agenda, me fijo en el guion, que esté contado de manera elegante y me atrape. Y me fijo cómo funciona mi personaje en el paisaje que han creado. A veces, incluso sé que es mala antes de que me manden el guion. Me digo, mierda, esto es un horror. Y luego las películas buenas son las menos, claro. Son buenas porque corresponden a la percepción del público. Cuando empecé en Inglaterra con Mike Leigh, con Coppola, con Tarantino… Yo ya sé que van a ser buenas. Estaba rodando con Harvey Keitel la escena final de 'Reservoir Dogs', los dos en el suelo cubiertos de sangre, y Harvey me preguntó qué pensaba de aquello. «Parece que la peli está bien, ¿no?», le contesté. Ya lo sentíamos ambos, desde el guion. Luego conoces a Tarantino, que está loco y no para de trabajar…

-¿Cómo es su relación con Tarantino? Usted trabajó en su última película, 'Érase una vez en Hollywood', aunque no aparece en el metraje final.

-Rodé una o dos escenas, tenía un buen personaje pero no te voy a decir cuál, por si acaso Quentin decide mostrar todo lo que eliminó, porque cortó muchísimas páginas de guion. Yo le vi en su estudio de montaje, y tenía una película de ocho horas. Mucho. Así que decidió que iba a seguir a los dos protagonistas y a Sharon Tate y todos los demás desaparecían. Vale, lo superé. Uno de mis hijos trabajó en la peli, era asistente de Brad Pitt, imagínate, para él fue un viaje fantástico estar ahí. Y llevó a su otro hermano a ver una proyección en el cine Arclight, que es otro personaje del filme. ¡Y ellos me contaron que habían cortado mis escenas! Es típico de Quentin y su sentido del humor. Nos conocemos desde el principio de su carrera, había escrito 'Amor a quemarropa' y 'Asesinos natos' para tratar de rodar su primera película. Nos hicimos muy amigos e incluso en cierto momento pretendió mudarse de casa y venir a vivir cerca de la mía. Imagínate tenerlo de vecino, hubiera sido agotador, no hubiésemos dormido por la noche. Él siempre tiene una relación muy estrecha con los actores, ama a sus actores. Siempre que me necesita, ahí estoy. Con Steve (Buscemi), Sam (L. Jackson) y Harvey (Keitel) mantiene la misma relación.

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