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La familia protagonista de 'Gente que viene y bah', con Carmen Maura como la matriarca.

'Gente que viene y bah': Clara Lago regresa al infierno familiar

Cartelera ·

La película de la debutante Patricia Font adapta el best seller de Laura Norton en clave de comedia romántica

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Jueves, 17 de enero 2019

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Una excéntrica familia protagonizaba 'Gente que viene y bah' (2015), un best seller de Laura Norton, autora que ya arrasó en las listas de ventas con otra novela de título molón: 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas'. La directora Patricia Font, ganadora de un Goya por el cortometraje 'Café para llevar', debuta en el largo con la adaptación de un libro del que Espasa ha editado doce ediciones en nuestro país. Un encargo de Atresmedia destinado al sector femenino del público que disfruta con 'El diario de Bridget Jones' y similares.

Su protagonista es una joven y exitosa arquitecta (Clara Lago) que descubre que su prometido, con el que comparte trabajo, se ha liado con una famosa presentadora. Despechada, decide volver al hogar familiar y empezar de nuevo. La matriarca de la familia (Carmen Maura) y la hermana mayor y alcaldesa del pueblo (Alexandra Jiménez), no se lo pondrán fácil. Su caótico estado anímico contrasta con lo idílico del entorno. Un atractivo vecino (Álex García) vendrá a complicar aún más la cosas.

«Es difícil encontrar historias que fluctúen entre la comedia y el drama, como la vida misma. 'Gente que viene y bah' contiene secuencias muy emotivas sin perder nunca el sentido del humor», defiende la directora. «La película nos recuerda el eterno mensaje que tan a menudo olvidamos: vive el momento. Por eso pensé que era una historia que tenía que ser contada con mucha luz, sensibilidad y sentido del humor».

La presencia de la gran Carmen Maura y de Alexandra Jiménez, una actriz que siempre está impecable, logra que el filme levante el vuelo entre tanto estereotipo y lugar común. Hasta suena un tema de las Baccara en una cinta de evidente vocación comercial, que no se atreve a ir más allá en su tono de despendole para no ahuyentar a su conservador público potencial.

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