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Un fotograma de 'La calle del terror (Parte 1): 1994'.
'La calle del terror', divertida y macabra

'La calle del terror', divertida y macabra

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Tres películas de terror, tres épocas diferentes, una misma historia. La trilogía 'La calle del terror' cumple su objetivo de entretener y mantener al espectador en tensión con un agradecido espíritu juvenil

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Martes, 27 de julio 2021

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Las plataformas de pago están encontrando un filón en las series y películas de terror, especialmente Netflix, gracias al tirón del género entre el público juvenil, como antaño ocurría con los videoclubs, donde era habitual alquilar filmes de miedo solo por la carátula, cuanto más horripilante mejor. El popular servicio online con suscripción mensual suele contar con algún título fantástico, o de horror, entre las diez obras más vistas del momento entre sus abonados. Justo acaba de lanzar con éxito 'Cielo rojo sangre', una grata sorpresa para cuyo disfrute lo ideal es no saber nada de la trama, con el estreno de 'La clásica historia de terror', un túrmix de tics sanguinolentos y escalofriantes, aún calentito. La trilogía de 'Fear Street', aka 'La calle del terror', es uno de los fenómenos cinematográficos de este verano del espanto, por no decir canguelo, que propone la empresa de entretenimiento en streaming por antonomasia, cuyas maniobras de marketing no pasan desapercibidas. Se trata de un evento audiovisual que, además de funcionar bien de cara a la gran audiencia, ha enganchado a los aficionados a los relatos oscuros, duros de pelar. No en vano los tres filmes interconectados están basados en los libros del escritor de culto R. L. Stine, figura esencial de la literatura macabra para lectores adolescentes. Sus cuentos para todos los públicos han marcado a varias generaciones desde su lanzamiento en 1992. Su editorial, Scholastic, ha publicado más de 400 millones de ejemplares en todo el mundo, en 32 idiomas.

Un fotograma de 'La calle del terror (Parte 2): 1978'.
Un fotograma de 'La calle del terror (Parte 2): 1978'.

La trilogía 'La calle del terror' parte con ventaja al estar basada en la obra de uno de los autores de terror más vendidos de la historia. La idea de ambientar cada entrega en una época es todo un hallazgo que Netflix ha sabido exprimir, estrenando cada título por separado, uno por uno durante tres semanas consecutivas, siempre cayendo en fin de semana. Esta cadencia ha permitido que los seguidores hayan podido charlar sobre las películas, como si fuese una serie, alimentando las expectativas. El resultado final es fresco y divertido, aunque la acción va de más a menos y el trío de propuestas relacionadas pecan de lo mismo: un claro exceso de metraje, un mal endémico al material audiovisual actual. Uno de los punto fuertes de las tres piezas, dirigidas por Leigh Janiak, responsable de la curiosa 'Honeymoon' y de la realización de algunos capítulos de series especializadas como 'Panic', 'Scream' u 'Outcast', es su banda sonora, bien mezclada, trufada de hits de bandas y artistas irreprochables como Radiohead, Iron Maiden, NIN, Prodigy, Pixies, Soundgarden, White Zombie u Oasis, entre otros nombres de recibo. Temazos que, todo hay que decirlo, no siempre casan exactamente con la época que retratada en la pantalla.

Matanza en serie

'La calle del terror' comienza con una primera parte situada en 1994, la mejor del lote, donde empieza todo. Un grupo de adolescentes descubre, casi por accidente, cómo una sucesión de incidentes extraños que han asolado su pueblo pueden estar conectados. Varias generaciones han vivido la misma pesadilla. Un lugareño, aparentemente tranquilo, acaba convirtiéndose en un psicópata excéntrico que asesina a varias víctimas que no encuentran justicia. Los sucesos siempre parecen obra de una fuerza sobrenatural que remite a la maldición de una bruja que fue ajusticiada con rencor en la plaza de la villa ante los ojos de la ciudadanía. Cada cierto tiempo la hechicera regresa de entre los muertos y posee a algún incauto para llevar a cabo su venganza. La lista de peculiares matarifes, cada uno con su disfraz, no para de crecer década a década, siglo tras siglo. A destacar un niño con careta de bebé mutante que golpea a sus objetivos en la cabeza con un bate de béisbol hasta reventarles la testa. Da auténtico pánico cuando varios exterminadores en serie coinciden en escena. Sube la adrenalina y regalan a la audiencia las imágenes más espeluznantes.

La historia comienza, por tanto, en los años 90, aunque la estética del filme y sus secuelas remite directamente, sin disimulo, a 'Stranger Things', cuya influencia no parece tener límite. Con un instituto como escenario, se mira en la saga de culto 'Scream', sin rubor, mientras expone sin complejos clichés del género a los que a veces da la vuelta, como si fuera un compendio de slashers reconocibles. Goza de buen ritmo, aunque dure más de la cuenta, y también hay una buena dosis de escenas escabrosas y hemoglobina, con el añadido de la aparición de personajes entrañables que se cruzan con sentido y no están diseñados únicamente para morir alegremente por culpa de un hachazo o algún objeto punzante. La segunda parte de la trilogía transcurre en 1978, en un campamento de verano, hábitat natural de psycho-killers traumatizados en busca de redención a través de la mutilación. La excusa perfecta para desplegar el catálogo de lugares comunes del cine de terror, con humor y desparpajo. La tercera y última entrega, donde todo encaja, es la más floja del conjunto y está dividida en dos partes. La primera acontece en 1666, año en el cual la bruja culpable de la supuesta maldición fue ahorcada por la masa enfervorizada. Todos los hechos conectan y el reparto se repite con roles diferentes, dando pie a la teoría de la reencarnación a lo largo de varias generaciones. Kiana Madeira ('La maldición de Halloween'), Benjamin Flores Jr. ('Campamento en el fin del mundo'), Olivia Scott Welch ('Shithouse'), Gillian Jacobs ('Love') y Ashley Zukerman ('The Code') conforman el casting primordial, entregados a la causa con buen expediente dramático.

Tres fotogramas de las tres partes.
Imagen principal - Tres fotogramas de las tres partes.
Imagen secundaria 1 - Tres fotogramas de las tres partes.
Imagen secundaria 2 - Tres fotogramas de las tres partes.

La acción regresa a 1994 en la parte final de 'La casa del terror. Parte 3: 1666', a modo de conclusión, tras digerirse el flashback más largo de la serie. El rompecabezas se completa y los personajes principales buscan acabar con la condena a través del tiempo que ha quitado la vida a numerosas personas inocentes. Pasado y presente se entrelazan definitivamente. Por el camino, algunas llamativas escenas gore, guiños a las fans recalcitrantes y varios momentos inquietantes. Tres propuestas de terror por encima de la media, cuyo lanzamiento consecutivo se agradece. Aprendida la lección, probablemente Netflix seguirá experimentando con este tipo de eventos para el regocijo del buen cinéfago, un punto a su favor entre tanta oferta audiovisual bajo demanda.

Vídeo. El tráiler de la trilogía.

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