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Un fotograma de 'Baby'.
'Baby', un bello cuento oscuro

'Baby', un bello cuento oscuro

En cartelera ·

Juanma Bajo Ulloa ha levantado un relato, a veces perverso, de casi dos horas donde no hay ni un solo diálogo

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Jueves, 26 de noviembre 2020

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Hay que aplaudir de entrada, muy alto, la osadía autoral de Juanma Bajo Ulloa, una voz personal en nuestra cinematografía que decidió, tras triunfar con sus primeros largometrajes, no acomodarse en un negocio que le ha dado la espalda por plantar cara a un extendido modelo de hacer y entender el cine harto discutible. Su carácter a contracorriente le ha llevado a levantar una película de casi dos horas donde no hay ni un solo diálogo. 'Baby' es muda, en los tiempos que corren, una decisión audaz que ha permitido al conocido cineasta vitoriano centrarse en la expresividad de unas imágenes que se mueven entre la belleza y la insalubridad, con una potente carga metafórica, evidente por momentos pero igualmente atractiva. El responsable de la obra maestra 'La madre muerta' apuesta fuerte formalmente por un cuento de hadas, a ratos perverso, que cuenta con unos escenarios arrebatadores donde se mueven con entrega las actrices Rosie Day ('Outlander'), Harriet Sansom Harris ('El hilo invisible'), Natalia Tena ('Juego de tronos'), Charo López y la joven promesa, con mucha carrera por delante, Mafalda Carbonell ('Vivir dos veces').

'Baby' presenta dilemas morales sin hacer ningún juicio de valor. Es una de sus virtudes. La protagonista es una joven adicta a las drogas que termina por precipitarse al abismo, hasta el punto de vender a su bebé a cambio de obtener esas últimas dosis que aplaquen por un tiempo, demasiado corto, su síndrome de dependencia. Destruida, física y mentalmente, se arrepiente de su decisión y emprende una aventura para recuperar a su pequeño. En su periplo emocional descubre un mundo entre el bien y el mal donde tienen cabida múltiples simbolismos. A pesar de la ausencia de palabras, el metraje no se resiente. La sugerente banda sonora de Binguen Mendizabal y Koldo Uriarte, premiada en su categoría en el Festival de Sitges, donde la película fue presentada en el marco de la Sección Oficial, enfatiza los hallazgos visuales de un relato oscuro donde rompe esquemas la luminosidad de unas imágenes que tropiezan con algún giro de guion algo forzado pero invitan al espectador a recrearse en un mundo ideado por un cineasta inquieto que sabe colocar y mover la cámara eludiendo los convencionalismos propios del cine comercial de reciente cuño. Su expresiva última obra apela a a los sentidos y el instinto.

Bajo Ulloa, valiente en su objetivo, acorde a sus principios, define su última apuesta como «un cuento de vida, lucha y muerte», que contiene «alegorías que suscitan en el espectador sentimientos no racionales y estimulan una interpretación más profunda». Se antoja recomendable disfrutar del filme en una sala oscura, con la mente abierta y el espíritu libre, con todas las consecuencias. La naturaleza del proyecto invita al espectador a concentrarse ante la pantalla, una actitud demodé, una forma de mirar películas en peligro de extinción en el panorama actual del consumo audiovisual. Degustar el discurrir de cada secuencia, sin diálogos, apunta a la esencia propia del arte cinematográfico, con los pros y contras que supone de cara al gran público. Toca dejarse llevar por la comunión con la música y unas interpretaciones que hechizan y perturban.

Vídeo. El tráiler de 'Baby'.

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