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Parterres con especies aromáticas de bosque mediterráneo en el Jardín Botánico de Detunda. J. E. GÓMEZ

Flora de las tierras blancas

Un paseo por la diversidad vegetal de sierras del oeste de Granada y sureste de Málaga

Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle

Granada | GRANADA

Jueves, 30 de agosto 2018, 00:38

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Una pequeña abeja vuela entre compactas y pequeñas flores amarillas que como las manzanillas crecen arremolinadas en forma de botones al final de tallos largos y frágiles, donde se sitúan sus minúsculos pétalos. Consume el néctar situado en el centro de las florecillas, casi invisibles, mientras recolecta grandes cantidades de polen entre sus patas. Ha sido atraída por el llamativo color de los pétalos y el intenso aroma de las flores de Santolina elegans, llamada Abrótano menor, una especie de flora de zonas dolomíticas, de tierras blancas situadas en territorios de media montaña, hostiles y de grandes contrastes climáticos, una planta escasísima, amenazada de extinción, que crece en las laderas de la Boca de la Pescá y los arenales del Trevenque, en Sierra Nevada.

Pero estas flores amarillas, donde las abejas buscan el néctar que convertirán en miel, han crecido junto al mar, en las estribaciones sur de la sierra de la Almijara, dentro del Parque Natural que comparte con las de Tejeda y Alhama, en el interior del Jardín Botánico Detunda, llamado así por la denominación romana de la ciudad de Maro, junto a la que se encuentra, ha sido el último espacio incluido en la Red de Jardines Botánicos de Andalucía.

Flora singular

Un nuevo espacio para el cuidado, mantenimiento y observación de especies de flora singulares de los parques y territorios protegidos de la comunidad autónoma, que en este caso, a pesar de encontrarse en la provincia de Málaga, sobre todo alberga especies de parques naturales que forman parte de uno de los sectores biogeográficos más extendidos por la provincia de Granada, denominado Malacitano-Almijarense, que engloba las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama, en el suroeste de Granada y parte de la Axarquía malagueña, una parte muy significativa de la sierra de Huétor, Sierra Arana, los Montes de Málaga, y la orla calizo dolomítica de Sierra Nevada, por lo que adentrarse en los senderos de este jardín es la forma más rápida y sencilla de observar la impresionante diversidad vegetal de ecosistemas de tierras y flores blancas, calificadas así de forma general aunque no todas las especies sean de ese color, por el manto blanquecino de las dolomías donde crecen, y los suaves tonos de muchas de esas especies.

Un paseo por la singularidad vegetal que se incrementa por la presencia de especies de ecosistemas rupícolas, de rocas y acantilados, lo que invita a imaginar un recorrido botánico entre los cortados que desde las estribaciones de la sierra de la Almijara caen al mar entre Maro, la Herradura y hasta Salobreña.

El Jardín Botánico Detunda, está ubicado en las laderas que desde la Cueva de Nerja bajan hacia la localidad de Maro, un reducto privilegiado para decenas de especies de flora que padecen serias dificultades para sobrevivir en su hábitat natural y que han necesitado años de trabajo de botánicos y técnicos relacionados con los parques naturales granadinos y malagueños para adaptar el territorio y las especies a una ubicación que para algunas de ellas es extremadamente meridional y de escasa altitud, solo a 150 metros sobre el nivel del mar. La experiencia de biólogos del Espacio Natural de Sierra Nevada, cuidadores de los jardines de la Hoya de Pedraza y el de la Cortijuela, ha sido clave para dar viabilidad a taxones difíciles de reproducir.

Sectores

La vegetación ligada a condiciones edáficas singulares, a los suelos, es la estrella de un paseo de observación, ya que las plantas de sustratos dolomíticos son las que se pueden considerar de mayor rareza y endemicidad, sobre todo en los territorios considerados como tomillares sobre dolomías con gran presencia de yesos. Estas especies forman parte de uno de los trazados del paseo por ecosistemas extremos, que se complementan con arenales de playa, escasos en el sureste andaluz, saladares y zonas de yesos, donde las plantas han de especializarse para convivir con la sal y la aridez, y la flora de acantilados, especialmente importante en la línea litoral granadina. (...)

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