«En el Valle de Lecrín he bajado las revoluciones con las que vivía en Madrid»
Dúrcal | 6.975 habitantes ·
Guillermo Aldama.Músico e ingeniero, este santanderino de 46 años cambió el ruido de la capital de España por la tranquilidad de los enclaves alpujarreñosEDUARDO TÉBAR
Jueves, 27 de febrero 2020, 23:22
La biografía de Guillermo Aldama, santanderino de 46 años, está llena de contrastes. Nació en el norte y ha acabado en el sur. Es ingeniero ... de minas, pero deja las grandes voladuras para su actividad como músico. Vivió con intensidad el fragor de Madrid y decidió retirarse del mundanal ruido en tierras alpujarreñas. Hace algo más de una década, después de plantar el petate primero en Chite, decidió abrir un garito en Nigüelas: La Osa Mayor. Durante un lustro, el bar se convirtió en una referencia musical en la zona, con una programación estable y pagando a los artistas que actuaban en directo.
En la actualidad, Guillermo vive en Dúrcal y compagina la música con la docencia y 'minijobs'. Es la mitad del dúo Guau! (facebook.com/laboratorioguau), el grupo de folk-rock y psicodelia que sorprendió a propios y extraños en 2016 cuando se coló en la final del concurso 'Emergentes' de la sala Planta Baja de Granada. ¿Qué pintaban allí dos forasteros del Valle de Lecrín? «En aquel momento, los dos integrantes vivíamos en el Valle, que en realidad es como el que reside en las afueras de Madrid. A quien vive en Hortaleza se le considera ciudadano de Madrid. Aquí parece que hay una frontera en el Suspiro del Moro. Estás cerca pero a la vez estás en un micromundo. En cierto modo, notamos esa distancia con lo que se movía dentro de la escena granadina», explica. Guau! prepara un disco en estos momentos.
Guillermo, además, integra una formación local con la que reinventa clásicos de los sesenta y los setenta. Se llama Tres Cuatreros y llevan a cabo audacias como adaptar partituras de rock para ejecutarlas con bandas municipales. Suelen actuar por la provincia con este formato híbrido, impartiendo talleres también en colaboración con la Diputación. Por si fuera poco, la vida rural le permite producir sus propias ideas en su estudio casero tras el seudónimo de Bytes of Soul (bytesofsoul.com).
Crisis personales
«Vivo de una manera más sencilla. Me he acostumbrado a ir bajando mis necesidades y eso me aporta al final un mayor sosiego. He pasado varias crisis a nivel personal», confiesa, «porque el cambio de una ciudad al ámbito rural de un pueblo, sin haber nacido en un pueblo, provoca dudas a veces que, en mi caso, son cíclicas. De vez en cuando echo de menos los estímulos de la ciudad, pero a cambio la vida aquí me brinda tranquilidad. La falta de un estímulo constante me ha hecho bajar la revoluciones. Por eso opté por una vida en el pueblo desde que pasé la treintena», relata.
¿Y por qué los aledaños del Valle de Lecrín? «Aquí me he encontrado con mucha gente de un perfil muy parecido al mío. Gente muy multicultural. Hay ingleses, americanos y españoles procedentes de sitios tan lejanos como Valencia o Barcelona. Gente de ciudad que se ha instalado aquí en las mismas circunstancias que yo. Entre todos hemos creado un núcleo. Somos una comunidad».
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