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Lunes, 24 de febrero 2020, 11:05
La Junta de Andalucía anunció la semana pasada que está preparando un plan especial de emergencias ante la posible llegada de un tsunami. Según explicó el consejero de presidencia, Elías Bendodo, se está trabajando en un borrador que tenga en cuenta el peligro potencial que hay en la vertiente atlántica -desde las costas de Portugal hasta el cabo de Trafalgar- porque es la que más opciones tendría de sufrir un tsunami. No obstante, recalcan desde el Gobierno andaluz que no hay ningún indicio de que vaya a suceder, sino que sólo quieren estar prevenidos por si ocurriese.
Según el citado borrador, los puntos de mayor peligro ante tsunamis en Andalucía están en Cádiz, Huelva y la zona del mar de Alborán. En caso de que el maremoto se iniciase en el océano Atlántico, la ola que llegaría a la costa onubense o gaditana sería más potente y destructiva, superior a los 12 metros de alto. No obstante vendría de lejos, lo que daría tiempo para prevenir y evacuar. Por el contrario, en el litoral mediterráneo la ola sería menor pero, al tener su epicentro más cerca de la costa, llegaría más rápido, disminuyendo el tiempo de reacción.
Según los expertos, Cádiz y Huelva podrían tener una media de 60 minutos desde que se produjese el terremoto hasta que la ola golpeara la costa. No obstante, según explica a ABC de Sevilla Jorge Macías -matemático especializado en simulación de tsunamis-, a esta hora habría que restarle algunos minutos.
El equipo de investigación de Macías –Edanya- ha desarrollado un mecanismo que permite saber con qué fuerza llegará una gran ola a la costa. «Si sabes cómo es el terremoto que lo provoca, puedes saber la altura de la ola, su espesor, la fuerza que tiene…», señala Macías. Estos datos son fundamentales para evitar grandes catástrofes.
Según este investigador el tiempo de respuesta es «muy corto». Primero hay que detectar el terremoto y «en eso se tarda diez minutos». Después hay que hacer la simulación matemática para determinar las magnitudes del tsunami, algo que requiere de otros siete minutos. A estas alturas la ola ya estaría a 43 minutos de la costa. Después llega el momento de avisar a las autoridades para que alerten a la población, lo que dejaría a gaditanos y onubenses con media hora para reaccionar. «Es muy poco tiempo», resume Macías.
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La evacuación sería especialmente complicada en Cádiz, que tiene una única vía de salida. «En el maremoto de 1755 mucha gente murió intentando salir de Cádiz, en la carretera que la une con San Fernando», explica el investigador. La solución según Macías sería «una evacuación vertical. Subir a un edificio alto que se sepa que va a resistir».
Macías recuerda que generalmente antes de un maremoto el agua se retira muchos metros, por lo que «si ves que el agua se retira, corre en la dirección opuesta». Añade el investigador que en ocasiones el tsunami se produce tan cerca de la costa que no da tiempo a avisar a la población y por ello los ciudadanos deben saber cómo actuar.
Por su parte Agustín Muñoz, director general de emergencias, anima a ser cautos y no alimentar la alarma ya que, aunque es posible que un gran tsunami llegue a Andalucía, no se sabe si es probable que ocurra próximamente. Andalucía prepara el plan «por responsabilidad, por precaución y, además, porque es una obligación legal del Gobierno central por un plan nacional de prevención de maremotos». En todo caso Muñoz asegura que «la comunidad está preparada» y que, a más tardar, en 2021 estará listo el plan regional. Después habrá que desarrollar estrategias locales en los municipios más expuestos al peligro.
En caso de que una gran ola llegase a las costas andaluzas, no sería la primera vez que se produce una catástrofe de este tipo. Ya en 1755 el terremoto de Lisboa provocó un maremoto que mató a 22.000 personas y arrasó con el litoral atlántico andaluz. En un pasado más reciente, un maremoto llegó al Golfo de Cádiz en 1969, aunque con mucha menos fuerza que el de 1755. El último fue en 2003 que, con epicentro en Argelia, afectó a Almería y Málaga, donde llegó en forma de 'microtsunami'.
Según los expertos, maremotos con una capacidad de destrucción como el de 1755 se producen cada 500 años. Según estas cuentas, el siguiente tocaría dentro de 235 años. No obstante, esto solo es una estimación estadística ya que, como advierten los científicos, la naturaleza no admite de previsiones.
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