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Entre sanchista y sorayistas anda el juego

Entre sanchista y sorayistas anda el juego

Andalucía en el dieciocho ·

Además de sustituir a las élites pensantes por las bases para decidir los destinos, los nuevos partidos traen otra moda, la de disfrazar sus formaciones como plataformas sociales en las que caben todos los que quieran venir

MARÍA DOLORES TORTOSA

SEVILLA

Domingo, 24 de junio 2018, 00:31

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Las siglas ideológicas de la política se difuminan y en su lugar afloran los escudos familiares, como en el medievo o las guerras monárquicas. La política en España se representa otra vez con nombres propios más que con ideas propias. Curioso que se deba a los partidos nuevos con sus círculos y sus asambleas o primarias en la que cada militante es un voto o un click telemático. Pese a ese protagonismo de las bases, más que nunca se personaliza la política. Decimos el partido de Albert Rivera a Ciudadanos y hablamos de sanchistas y susanistas en el PSOE. En Podemos tardó poco en fraguarse lo de errejonistas y pablistas. El Partido Popular ha sido el último en apuntarse: La guerra de sucesión a Mariano Rajoy se libra entre cospedales y sorayistas o sorayos, sin que Cospedal y Santamaría representen líneas ideológicas distintas en el PP.

Además de sustituir a las élites pensantes por las bases para decidir los destinos, los nuevos partidos traen otra moda, la de disfrazar sus formaciones como plataformas sociales en las que caben todos los que quieran venir, si son 'influencers', mejor. Se está viendo con Ciudadanos y en Podemos con sus confluencias. Andalucía está siendo un buen escaparate de este cambalache que, como en el tango, mezcla todo.

Lo que sigue es un repaso de apuntes con fotos sobre lo que está pasando y su influencia en Andalucía. Una de las imágenes es la de Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo anunciando la confluencia de Podemos con Izquierda Unida en esta comunidad. Nunca antes los partidos de la izquierda más a la izquierda habían utilizado fórmulas tan a la americana.

El tándem Tere-Maíllo constituye toda una novedad. No se conoce aún qué programa o qué propuestas van a defender ni quién de ellos será el candidato a la Presidencia, pero ahí están con la sola imagen de los dos juntos y sus nombres como único reclamo. Han asegurado que en las papeletas figurarán las siglas de los partidos, pero ni Pablo Echenique, secretario de Organización de Podemos, les cree. Por lo pronto se anuncian con la plataforma 'Adelante Andalucía', pero ni siquiera confirman que será la marca electoral. El mensaje novedoso que envían por ahora es el de recuperar el espíritu andalucista del desaparecido PA, un partido que nunca fue de izquierdas.

Otra imagen con trasfondo andaluz es la del premio Nobel Mario Vargas Llosa agarrado a la cintura política de Albert Rivera y Manuel Valls en Málaga. «Rivera y Vargas Llosa...» arrancaban los titulares. Lo más paradójico era el mensaje que quería vender el líder de Cs en Andalucía con un peruano insigne y un ex primer ministro francés: «Yo solo veo españoles».

Aunque en el acto se vieron algunas banderas andaluzas, Juan Marín, portavoz de Cs en esta comunidad, enarboló entusiasmado una de las decenas de banderas españolas en un mitin para ganar votos apelando al orgullo patrio. Todo muy positivo y buenista, solo que Marín es el presumible candidato a la Presidencia de la Junta y las elecciones andaluzas serán, salvo sorpresas, las primeras en las que el partido de Rivera medirá la altura del suflé de las encuestas.

Detrás de las banderas hay un proyecto político de los líderes nacidos en los 70 de recentralizar el poder del país, empezando por Andalucía, la comunidad con un arraigado sentimiento españolista a la par que andalucista. En esta comunidad, Cs tira del españolismo mientras la izquierda lo hace del andalucismo de la transición. Los tere-maillistas se desmarcan del centralismo de Podemos -que para Iglesias incluiría el triángulo Barcelona-Bilbao-Madrid y la bandera republicana- buscando apoyos de históricos andalucistas como Pilar González. El temor de Echenique no es tanto la autonomía que reclaman para hacer las listas o las primarias conjuntas, como que Podemos-IU Andalucía adquiera un poder de contrapeso que condicione todas las decisiones de la cúpula nacional. En Andalucía el proyecto no solo lo apoyan anticapitalistas, sino también los errejonistas.

Un apunte adrede sobre Cs: Es el único partido de los cinco del Parlamento que se desmarcó del acuerdo para defender una financiación nueva de las comunidades que permita a Andalucía recibir dinero acorde con sus 8,5 millones de habitantes para garantizarnos los servicios públicos de la sanidad, la educación y la dependencia, cuya gestión es responsabilidad de los gobiernos autonómicos y no del nacional.

Esa bandera de la financiación la agarró bien Susana Díaz, solo que Pedro Sánchez se la intenta derribar en ese juego de justas en el que está el PSOE. Para el presidente la solución al conflicto catalán se ha convertido en su prioridad. En Andalucía se teme que, como otras veces, con el talonario por medio sino con algo más.

Otra foto a tener en cuenta es la de este viernes en la torre sur de la Plaza de España de Sevilla, en la que Alfonso Rodríguez Gómez de Celis -qué nombre tan apropiado para las justas medievales- se presentó como el virrey de Pedro Sánchez en el reino socialista de Susana Díaz. Para que no cupiera dudas de que el sanchismo tocaba por fin poder en Andalucía, Gómez de Celis invitó a viejas glorias del PSOE andaluz que respaldaron a Sánchez o, simplemente, no han estado nunca del lado de Díaz y lo han hecho saber. La gesta no quedará ahí. En el acto estaban algunos de los ocho subdelegados provinciales que nombre Gómez de Celis vía Quico Toscano, ya que es el alcalde de Dos Hermanas quien está de ojeador y tanteando.

En sus discursos, Gómez de Celis y Susana Díaz hablan el mismo lenguaje. Recuerdan sus orígenes de niños de barrio e hijos de «trabajadores honrados» que fueron a la universidad gracias a la política de Felipe González. En la práctica, la cultura alimentada en esa escuela del socialismo andaluz de quien se mueva no sale en la foto, les ha convertido en enemigos íntimos. Díaz habla de aprovechar la «ventana de oportunidad» del PSOE en La Moncloa y Celis de «alinear el mejor equipo» y «compartir metas», pero las formas les traicionan y, como advierten con razón los líderes de la oposición, son «peleítas» que perjudican a Andalucía.

En opinión de algunos de los veteranos del PSOE andaluz sería bueno que alguien «con cintura política mediara para conciliar» y aprovechar la oportunidad que La Moncloa ha dado a un PSOE «técnicamente muerto» hace solo un mes. Un entendimiento que ahora no se da pese a las promesas de lealtad institucional de Celis y Díaz y las sonrisas y los roces de mano. Están condenados a entenderse y es probable que sea Díaz la primera que dé el paso ante unas elecciones cruciales para ella y su partido. Tiene por delante un mes hasta la entrevista con el presidente en La Moncloa.

El repaso cierra con la foto este sábado de Soraya Sáenz de Santamaría y Juanma Moreno en Málaga en el primer acto de la candidata a liderar el PP. Para el desenlace de lo que acarreará esta imagen falta también otro mes. Curiosamente, dos días antes de la entrevista Sánchez-Susana el congreso del PP elige a su presidente o presidenta. Es el primer experimento en el PP de consultar a las bases antes de que el congreso de notables tome la decisión final. Para algunos del PP andaluz sondeados es un vértigo innecesario que puede acabar con el partido dividido, mientras para otros es la oportunidad de abrir ventanas, coger aire fresco y remontar las horas bajas.

A Soraya Sáenz le acompañaron cuatro presidentes provinciales y la exministra Fátima Báñez. Las ausencias notables fueron las de los presidentes de Almería, Granada, Córdoba y Jaén. Ninguno de estos tampoco se ha mostrado a favor de Dolores de Cospedal, pero esta cuenta con varios afines además de Juan Ignacio Zoido para que trabajen su candidatura. Entre ellos está José Antonio Nieto.

Moreno no quiere pronunciarse aún, aunque es conocida su afinidad personal con Santamaría, su amistad con Pablo Casado y su mala relación con Dolores de Cospedal. En el PP hay quien espera para mojarse a que Casado se retire antes de la votación del día 5 de julio por la presión judicial sobre su máster. La guerra de nombres por el liderazgo del PP se vivirá con preocupación en Andalucía, con antecedentes de división en procesos similares en Jaén y Sevilla por lo mismo.

Marín enarbola la bandera de España y los tere-maillistas seducen a históricos del PA desaparecido

Acto en Málaga de Rivera y Vargas Llosa en el que aparece Juan Marín detrás con la bandera. :: efe

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