La oposición se aferra a los contratos de emergencia y la Junta apunta contra Ferraz

En la antesala del debate sobre el estado de la comunidad, que se celebrará en dos semanas, y un día después de la comparecencia de la consejera de Salud, Rocío Hernández, para responder sobre este asunto, el Gobierno andaluz terminó de desvelar la estrategia que ha articulado para responder a las acusaciones iniciadas por el PSOE y a las que se han sumado los dos otros grupos parlamentarios de izquierdas.

Si en la comparecencia de la consejera ya se apreció que la respuesta de la Junta consistía en defender la legitimidad de los contratos y recordar que se firmaron en una situación de apremio marcado por la necesidad de dar respuestas ágiles a la emergencia sanitaria a la pandemia, la sesión de control al presidente permitió completarla con una acusación directa del presidente de la Junta, Juanma Moreno, a los socialistas de montar la acusación como parte de una estrategia destinada a trasladar a Andalucía la bronca de la política nacional y de disimular lo que el presidente considera debilidad de Juan Espadas.

«No venga a Andalucía a traer el fango de Madrid» dijo Moreno en su cara a cara con Juan Espadas, a quien le recordó el momento que está pasando por el cuestionamiento interno a su liderazgo en el PSOE de Andalucía. «Entiendo su delicada situación política -dijo dirigiéndose al secretario general socialista-, lo que está pasando yo la he pasado también».

Después de meses de oposición en los que los socialistas no consiguieron causar desgaste al Gobierno andaluz, la aceptación a trámite de la denuncia por los contratos de emergencia y la imputación de los tres últimos gerentes del SAS es considerado internamente en las filas del PSOE como su primera victoria política en años y el primer golpe eficaz de una estrategia trazada personalmente por Espadas. Moreno aseguró que el líder socialista necesitaba «un show para no tener un problema ante sus diputados» y lo acusó de haber embarcado a los suyos en una carrera impredecible ante la falta de una autonomía política de la que el PSOE de Andalucía siempre disfrutó.

Lejos de atribuirle a Espadas la autoría de esta estrategia -que los suyos sí le reconocen internamente- el presidente andaluz aseguró que las acusaciones por la supuesta ilegalidad de los contratos de emergencia obedecen a una estrategia trazada desde la dirección federal del PSOE hasta el punto de, en medio del debate, confundir los apellidos y dirigirse a Juan Espadas llamándole Sánchez.

El presidente de la Junta también acusó al líder socialista de haber convertido al socialismo andaluz de un apéndice de las estrategias políticas del presidente del Gobierno y de haber olvidado la situación que todas las administraciones públicas atravesaron durante la pandemia. Una emergencia que, recordó, no acabó hasta mediados del año pasado.

En línea con los argumentos articulados por su formación desde que se comenzaron a cuestionar los contratos de emergencia, Espadas vinculó estos con las deficiencias de las prestaciones sanitarias y aseguró que lo que subyace detrás de los contratos millonarios para la concertación de servicios es la intención del Gobierno andaluz de modificar el modelo del sistema sanitario andaluz.

Así, aseguró que los recursos que necesita la sanidad pública para hacer frente a sus necesidades y evitar la fuga a otros territorios del personal sanitario se están derivando a los hospitales y aseguradoras privadas.