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Susana Díaz se acerca a Juanma Moreno a felicitarle tras su elección como nuevo presidente de la Junta. J. M. VIDAL / EFE

Cambio histórico en la Junta de Andalucía

El político malagueño envía al PSOE a la oposición tras 37 años en el gobierno andaluz

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Jueves, 17 de enero 2019, 01:29

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Juan Manuel Moreno Bonilla, 48 años, fue elegido ayer sexto presidente del Gobierno de Andalucía con los 59 votos del PP, Ciudadanos y Vox, mientras PSOE y Adelante Andalucía, que suman 50, votaron en contra de su investidura. La presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, anunció, entre nervios del presidente neófito y risas también nerviosas de la saliente, Susana Díaz, la confianza que la Cámara había otorgado a Moreno en primera votación por mayoría absoluta. Era el desenlace esperado y se produjo dentro de una gran expectación con despliegue de numerosos medios periodísticos nacionales y de decenas de invitados del PP que, exultantes, recibieron al flamante político malagueño a las puertas de la Cámara con gritos de «¡presidente, presidente!».

Moreno es el primer presidente de Andalucía del PP, aunque gobernará en coalición con Ciudadanos. La expectación se debe a que la entrada en San Telmo del político malagueño encarna la primera alternancia en Andalucía y el fin de un ciclo político, al pasar el PSOE a la oposición tras 36 años y ocho meses de presidencias ininterrumpidas desde las elecciones de 1982.

La ya expresidenta, Susana Díaz, con quien mantuvo un duro careo minutos antes en el último debate de investidura, fue la primera en felicitarle. Cruzó el salón de plenos y saludó a Moreno con dos besos, de forma efusiva y sonriendo. Ambos estuvieron hablando de manera relajada unos segundos cogidos del brazo.

Moreno contó luego a los periodistas que le había dicho que las puertas de su despacho estarían siempre abiertas para el diálogo. El presidente electo también admitió que esta no será una legislatura fácil. Moreno sabe que tendrá enfrente una oposición de la izquierda que, con 50 escaños (tres más que los que suman PP y Cs en el Gobierno), no le regalará «no ya cien, ni diez días de cortesía». La evidencia, remarcó tanto Moreno como la portavoz del PP, Carmen Crespo, es la protesta feminista en las calles de este martes mientras daba a conocer su programa de gobierno. Una protesta apoyada por PSOE y Adelante Andalucía ante la defensa de Vox, el partido necesario para la investidura de Moreno, de la derogación de las leyes de género andaluzas.

Ni PP ni Ciudadanos aceptan esta propuesta del partido de Santiago Abascal, quien comenzó siendo el protagonista de la larga jornada de ayer, al llegar de los primeros al Parlamento andaluz rodeado de guardaespaldas y gran expectación. «Los que gritan están atizando el odio», dijo. Vino para oír al portavoz de Vox, quien desde la tribuna se arrogó el cambio en Andalucía: «Nosotros somos los que hemos propiciado el cambio, no PP y Cs, sino nosotros», remarcó Francisco Serrano, quien además proclamó que su partido no va a renunciar a defender la derogación de las leyes de género.

Moreno se esforzó en todas sus intervenciones en aparecer como el hombre moderado que es y, también, como el mediador de paz entre las fuerzas que parece inevitable que choquen en la Cámara. Minutos después de Serrano, la portavoz de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, además de acusarle de pilotar un «gobierno franquicia» por haberse negociado en Madrid por los líderes nacionales, llamó a Abascal «el niño de las pistolas» y avisó del «contrapeso» de la izquierda contra las políticas «malévolas» de Vox. Díaz, que se mostró por primera vez con ciliadora con Teresa Rodríguez, recriminó a Moreno que se compare con Adolfo Suárez. «Suárez enterró el franquismo y usted va a ser presidente con los herederos del franquismo», dijo en alusión a Vox.

«Yo no voy a etiquetar a nadie. Vox es un partido nuevo que se definirá en función de sus decisiones. Mi gobierno defenderá a la pluralidad de esta Cámara. Defenderé a todos los grupos que son atacados», intercedió Moreno en varias intervenciones. Vox le había reclamado que condenase las críticas callejeras para votar su investidura.

Moreno no solo tendrá que responder al marcaje de una oposición feroz de la izquierda, sino que también tendrá que hacer de árbitro entre sus propios aliados de la derecha. El portavoz de Ciudadanos y futuro vicepresidente de su Gobierno, Juan Marín, le dejó claro que no se siente obligado por los acuerdos que haya alcanzado con Vox y que su compromiso solo es con las 90 medidas acordadas para la legislatura.

Ninguna de estas tensiones que se palpan en la undécima legislatura que acaba de empezar lograron un rictus de preocupación en el presidente electo. Moreno exhibió un tono moderado e institucional en todas sus intervenciones y se esforzó por empatizar incluso con las dos adversarias más correosas, Teresa Rodríguez y Susana Díaz, aunque a las dos supo contrarrestar sus críticas con frases afiladas sin titubear. «Sea prudente porque ya vemos cómo empieza la legislatura y veremos quién acaba de portavoz en el PSOE», dijo a Díaz devolviéndole una frase que esta le espetó muchas veces sobre su debilidad orgánica en el PP. Las tornas han cambiado. Ahora es Díaz, que se estrenaba como líder de la oposición -la primera vez que el PSOE ejerce este papel en el Parlamento andaluz- a la que pueden moverle la silla en su partido.

El debate con Díaz fue el más tenso, pero la sesión transcurrió tranquila y festiva en general. A Moreno no había manera de que se le cayera de la cara la sonrisa de felicidad y pese a las horas de debate no se le vio cansado. Incluso se creció en el último rifirrafe con Susana Díaz como nunca antes con la ya expresidenta. Lo hacía al tiempo que el vicepresidente en funciones, Manuel Jiménez Barrios, intentaba acordar con Elías Bendodo cómo realizar el traspaso de poderes al nuevo gobierno con la dificultad de que no hay consejeros nombrados.

Moreno quiere ir con tiento en todo y se muestra hermético respecto a los nombres de su gabinete. Este viernes tomará posesión del cargo con la presencia de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado. Hasta el lunes no tiene previsto anunciar los nombres de su futuro gabinete, que serán once concejeros más el vicepresidente, Juan Marín. La toma de posesión de los miembros de su gobierno será el martes día 22. Moreno dijo en su réplica a Díaz que ni él ni sus consejeros ganarán más que el Gobierno saliente. En realidad no podrán subirse el sueldo al estar los Presupuestos de la Junta prorrogados.

Sobre las cuentas de la Junta no habló Moreno en sus intervenciones. Es un tema peliagudo que es posible que deje para después de las municipales. Ahora intentará aplicar medidas con decretos, que no requieran al Parlamento y sean de gran impacto en la sociedad. Ha anunciado como primera medida bonificar al 99% el impuesto de sucesiones y donaciones. También pondrá en marcha iniciativas de regeneración como una auditoría integral de la Junta de Andalucía para conocer el estado de sus cuentas y cómo acometer la supresión de entes instrumentales, lo que PP y Cs llaman administración paralela.

«Voy a dejarme la piel para que los andaluces vivan mejor que ahora», manifestó el nuevo presidente convencido de una «nueva etapa ilusionante y apasionante».

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