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EL RAYO VERDE

Poliamor en Andalucía

No se dejen llevar por las apariencias, no se desanimen ni crean que todo en la política andaluza se reduce a presionar a Susana Díaz para que se cargue a Pedro Sánchez y fuerce una abstención pro Rajoy o para que le facilite que forme gobierno a su izquierda

Lalia González-Santiago

Lunes, 12 de septiembre 2016, 00:31

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No se dejen llevar por las apariencias, no se desanimen ni crean que todo en la política andaluza se reduce a presionar a Susana Díaz para que se cargue a Pedro Sánchez y fuerce una abstención pro Rajoy o para que le facilite que forme gobierno a su izquierda. Es cierto que las relaciones entre la presidenta de la Junta y su secretario general, más el runrún de sus respectivos círculos, dan para un amplio capítulo de 'Les liasons dangereuses' pero el suspense se está prolongando demasiado tiempo y ya cansa.

Si se aburrieron, pues, no dejen de permanecer atentos a sus pantallas. Ahora comienza otra temporada por todo lo alto: «Poliamor en Andalucía».

A mí Juan Marín, el líder de Ciudadanos, siempre me ha parecido un político 'vintage', como surgido de la primera transición, esa que apelaba al sentido común y no a las estrategias, cuando aún el marketing electoral no se había adueñado de la acción política. Incluso naïf, a veces. Tampoco Juanma Moreno, presidente del PP-A, parecía salido de la última hornada de «El ala oeste de la Casa Blanca», de políticos curtidos y aviesos, pero mira por donde resulta que van a dar una vuelta de tuerca a la escena andaluza y se enfrascan en un ensayo de poliamor, ese concepto tan moderno que va más allá del triángulo viejuno, más incluso que el 'menage a trois'. Relaciones abiertas, consentidas y conocidas por todas las partes, sin celos, sin problemas.

La propuesta ha partido de Moreno, que ha lanzado el guiño a Marín. Este, que ocupa el vértice absoluto del triángulo, abre la puerta, ofrece una escena del sofá, le cita para el miércoles y al día siguiente le lanza un jarro de agua fría y le espeta a su aspirante a 'partner' que no se fía de él y que su idilio con Susana Díaz es consistente.

A quien parece que le importa poco es a la tercera parte del lío, el PSOE. Lleva muy aprendido el papel de 'macho alfa' dominador y no se inquieta por la posibilidad de perder a su aliado, convencido tanto de su atractivo como del escaso 'sex appeal' del rival.

Será distraído ver qué pasa.

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