C's enfría relaciones con Díaz

Todo ello de alguna manera se ha reflejado en el Parlamento andaluz esta semana. El miércoles Ciudadanos retiró por tercera vez su apoyo al PSOE y le dejó tirado al respaldar la entrada a trámite parlamentario de una proposición de ley de Podemos sobre senderos. Los socialistas se enojaron mucho e intentaron convencer al PP a través de las organizaciones agrarias para que votaran en contra. No lo lograron. PP y Ciudadanos votaron a favor a pesar de admitir sus dudas sobre la fragilidad de la norma en proteger los derechos de la propiedad privada de campos agrícolas y forestales. El enfado de Mario Jiménez, portavoz socialista, por no haber podido impedir que se admitiera la primera ley esta legislatura que no parte del Gobierno, sino de la oposición, causó sensación. Hizo una vehemente advertencia de los peligros que la ley tiene para la propiedad privada que ni los más radicales defensores del libre mercado lo hubieran hecho mejor.

Con cualquiera de ellos se le puede comparar, pero desde luego no con Thomas Piketty, el gurú de los socialdemócratas. Con su arenga Mario Jiménez distrajo sobre la verdadera noticia: Ciudadanos no solo defendió la ley pese a saber lo que molestaba al PSOE, sino que quien subió a la tribuna para hacerlo fue su portavoz, Juan Marín, cuando a los otros partidos los representaron diputados de la materia.

Ese protagonismo escamó al PSOE, que al día siguiente vio al mismo Marín dirigirse a Susana Díaz en un tono menos amigable que otras veces, aunque como siempre educado y templado. Díaz también le respondió con más acritud que otras veces.

Con su tono distante, Marín responde a las consignas de Rivera y presiona a Susana Díaz para que el PSOE no le deje solo con los nacionalistas en la elección de Rajoy como presidente. La respuesta de Susana Díaz fue irse a Cataluña al día siguiente para reclamar una actitud «comprensiva» con esta comunidad, pese a mantener el 'no' al derecho a decidir.

Marín está convencido de que Díaz será secretaria general del PSOE y observa este viaje con ese objetivo. Los medios catalanes no lo ven tan claro y lo han calificado de «extraño». En este enredo surge otra paradoja. PP y Ciudadanos han mejorado sus relaciones en Andalucía. Se les ve cómodos votando juntos en el Parlamento e incluso desde ambas filas se dice que hay buen entendimiento entre Moreno y Marín. En la campaña parecía que se mataban. Moreno no ha cejado de pedir a Díaz, como Marín, que deje gobernar a Rajoy. Sin embargo al del PP le vendría mejor la fórmula nacionalista-Ciudadanos que detesta Marín. Sería más cómodo para ejercer la oposición al PSOE en Andalucía si no le debiera a este el Gobierno de España. Nadie es lo que parece. En fin, todos en Andalucía aún siguen pendientes de Madrid, aunque se viaje a Barcelona. No se si para despistar.