El voto de los herederos
Por muy extraño que parezca una cuestión como las herencias se ha convertido en Andalucía en caballo de batalla en la recta final de esta campaña electoral
Por muy extraño que parezca una cuestión como las herencias se ha convertido en Andalucía en caballo de batalla en la recta final de esta ... campaña electoral. La única explicación que le doy es que tanto PP como PSOE o Ciudadanos, los tres partidos enzarzados en atribuirse el mérito de la rebaja anunciada este viernes por la presidenta de la Junta, saben que su electorado más proclive se halla más allá de la jubilación que de la 'juventud, divino tesoro'. Es a la clase media trabajadora de esta franja de edad a la que le preocupa quedarse sin ahorros para heredar o que sus hijos, sin trabajo o con salarios paupérrimos, no puedan hacerlo de pasarles algo.
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Así, en la difícil caza de votos, la de los herederos también cuenta, pero con excepciones. IU siempre se ha opuesto a cualquier bajada de impuestos, aunque propietarios y herederos los hay de todas las ideologías. Podemos guarda silencio quizás por ello, pero en su programa nacional propone revitalizar la tasa y derogar las bonificaciones autonómicas.
La pelea por colgarse la medalla incluye solo a PP, PSOE y C's. La obsesión de Ciudadanos, incluido Albert Rivera, es la de vender que su partido ha doblegado a la fiera Susana Díaz hasta hacerle bajar impuestos por primera vez en un gobierno socialista de la Junta. Se trata de verdades a medias.
El PP fue el primer partido en Andalucía que defendió, desde tiempos de Javier Arenas, la bonificación total con cargo a las arcas andaluzas de este tributo estatal cedido a las comunidades autónomas. Es decir, depende del Gobierno central su supresión o mantenimiento, aunque las comunidades tienen potestad para modularlo, bonificarlo e incluso no cobrar nada. Cuando Arenas lo incluye en sus promesas electorales aún es presidente Zapatero. Juanma Moreno lo retoma años después, cuando ya lo es Rajoy.
Frente a Javier Arenas, los gobiernos socialistas de la Junta se oponen a la supresión porque consideran que lo que pretende el PP es ahorrar dinero a los ricos. Susana Díaz cambia el paso y promete primero en su programa electoral y luego en su discurso de investidura del 4 de mayo de 2015 una rebaja del IRPF y otra del impuesto de sucesiones. Esperaba ganarse la abstención del PP para su elección como presidenta, pero no fue el PP, sino Ciudadanos, partido en disputa con el espacio electoral de los populares, el que le facilitó la investidura con un acuerdo que aún perdura.
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En el documento firmado por PSOE y C's se dice que crearán un grupo de trabajo para estudiar la reducción del impuesto de sucesiones, pero sin concreción. La presión del PP con hasta cuatro iniciativas legislativas hizo que el grupo fuera creado hace cinco meses.
Díaz recogía en su discurso lo mismo que prometió en la campaña electoral de las autonómicas, corregir el error de salto. La Junta establece ya un tope exento para herencias de familiares directos de 175.000 euros individuales, pero si se hereda un euro más, el beneficiario debe pagar por todo. La presidenta prometió que corregiría ese agravio para que solo se pagara a partir de esa cantidad. En el acuerdo con Ciudadanos de este jueves, la Junta incrementa el mínimo exento a 250.000 euros y aplica para evitar el error de salto una reducción de 200.000 euros a la base imponible de todas las herencias hasta 350.000 euros.
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El PSOE cede en incrementar la cantidad libre de impuestos más cerca de lo que pedía C's (350.000 euros), pero este partido también cede aplazar su aplicación a 2017 como siempre dijo la consejera de Hacienda, María Jesús Montero.
Ciudadanos de alguna manera le ha ganado la partida al PP, pero ha sido este partido el que más publicidad se ha hecho con su recogida de firmas. Al final, la letra pequeña la lee poca gente. Solo los que tienen que pagar.
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Entonces advierten de que lo que dicen unos y otros no es del todo cierto. El impuesto de sucesiones no es lo que más grava en una transmisión patrimonial y provoca su renuncia o la fuga de herederos a Madrid, como claman PP y C's, sino la plusvalía que los ayuntamientos imponen en el traspaso de titular de cualquier propiedad. Y como hay ayuntamientos con alcaldes de todos los colores, ninguno se atreve a decir la verdad. Pero deberían.
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