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ANTONIO CÁCERES
Lunes, 9 de octubre 2017, 01:01
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El pasado sábado tuvo lugar un evento institucional de la empresa Primaflor en la localidad que aloja su sede, Pulpí. Más de 2.000 empleados, de treinta y tres nacionalidades diferentes, se congregaron en una gigantesca carpa de 3.450 metros cuadrados en el recinto ferial de la localidad para celebrar una trayectoria exitosa que arrancó como un proyecto familiar en 1976, para convertirse en una de las principales empresas agroalimentarias del país.
La presentadora de TVE Mar Villalobos, fue la maestra de ceremonias que guió el evento por un recorrido histórico con intervenciones del presidente, Lorenzo Belmonte, distinciones a los trabajadores con mayor antigüedad de la empresa y actuaciones musicales de manos de músicos de la localidad. Y es que la filosofía de los fundadores de Primaflor siempre ha sido promover y potenciar los valores de su tierra.
Primaflor, en sus 40 años de vida, ha evolucionado y, en los últimos años, se ha desarrollado hasta convertirse en un referente del sector agro-alimentario español. La compañía, en todo este tiempo, siempre ha sido fiel a un espíritu que ha mantenido desde sus inicios y que ha llegado a convertirse en el ADN de la firma: la innovación.
Primaflor ha sido innovadora desde su puesta en marcha cuando, a principios de los años 70, los hermanos Cecilio y Antonio Peregrín, junto a Lorenzo Belmonte, dieron los primeros pasos para desarrollar el cultivo y exportación de flores que dio origen a la compañía. En su nombre, ese ADN ya estaba implícito: Primaflor (la unión del vocablo alemán prima junto a la palabra española flor) significa 'la mejor flor'.
Para Lorenzo Belmonte, actual presidente y fundador de Primaflor junto con Cecilio Peregrín, «innovar es mejorar todo aquello que uno hace, buscar la forma de ser el mejor». La máxima ha regido su trayectoria desde los primeros tiempos: después de un año de pruebas e investigaciones, tuvo claras las posibilidades de negocio de la flor cortada. Cecilio Peregrín, emprendedor nato, tuvo, por su parte, la visión de incluir a Lorenzo Belmonte en el proyecto. Él fue el primero en ver, en la figura del que ha sido su socio durante tantos años, la inquietud empresarial necesaria para poner en marcha y desarrollar el negocio.
«En estos cuarenta años, hemos sido una familia. Hemos pasado muy malos momentos tanto económicos como laborales pero, siempre hemos estado ahí para apoyarnos y superarlos, citaba Lorenzo Belmonte dirigiéndose a sus empleados».
Durante el acto se hizo mención y especial reconocimiento a veinte trabajadores que llevan más de 30 años de antigüedad en la compañía y la han visto crecer y convertirse de una empresa familiar a una compañía internacional que preserva el carácter familiar con sus empleados.
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