Los médicos alertan de una situación límite en Almería: «El hospital se viene abajo»
El tsunami de la Covid pone los hospitales contra las cuerdas con la tercera ola aún en pleno apogeo
Joaquín -nombre ficticio, prefiere que no se revele su identidad- es médico en el Hospital de Poniente. Trabaja en el servicio de urgencias y desde ... allí es testigo de cómo la UCI se ha desbordado. En planta apenas quedan camas. «El hospital se viene abajo. No damos abasto, no hay sitio», traslada de forma agitada. La palabra que más repite es «miedo». Lo tiene él y el resto de sus compañeros en la provincia de Almería. Las cifras de hospitalización han empezado a tomar unos derroteros que desbordaron, hace ya días, la capacidad asistencial tradicional. Adiós a cualquier intervención quirúrgica que no sea de extrema urgencia. Adiós a cualquier hospitalización programada. La prioridad es salvar vidas que se apagan por momentos y no hay manos suficientes –ni espacio en los hospitales– para atender más que lo que entra por la puerta con la existencia en entredicho.
En el Hospital de Poniente hay 105 personas ingresadas por la afección por Covid-19.De ellos, casi una treintena de pacientes están en una unidad de cuidados intensivos que ha tenido que extender sus patas por varios quirófanos y otras unidades del centro hasta casi duplicar su capacidad estructural. Están ocupadas todas sus plazas y un 85% más de camas que las normalmente hay para enfermos críticos. «Se cae», dice literalmente Joaquín.
Almería brincó ayer de la redonda cifra de 300 hospitalizaciones. Probablemente, atendiendo a las cifras que a diario se van dando en Almería, esa frontera psicológica con forma de cama de hospital alcance los 400 ingresos en cuestión de días. «La media diaria de ingresos es de 20 pacientes», refería el viernes la delegada del Gobierno en Almería, Maribel Sánchez. «Es una pesadilla», reconocía. En total, 316 ingresados, 66 de ellos en UCI. Los gestores del sistema público de salud ya definen la situación, sin subterfugios, como una «guerra».
«El principal problema no es de camas. Torrecárdenas tiene más de 800 y cerca de la mitad están libres», apuntaba a este diario Teresa -nombre también ficticio-, médico del Hospital Universitario de Torrecárdenas. «El problema es que no hay más médicos», insiste. A día de hoy, el número de sanitarios vinculados al gran hospital de la provincia supera el medio millar. Y claro, libran, hacen turnos... «No damos abasto».
Las plantillas en los hospitales almerienses están desbordadas ante una situación absolutamente inédita. En Almería capital se superó ayer por primera vez la capacidad estructura en la UCI del Hospital Universitario Torrecárdenas (y ya son 30 los ingresados (la UCItiene 28 camas) con pacientes enfermos críticos de Covid. El centro ha tenido que habilitar otras 28 camas más en un ala en desuso desde la apertura del Materno Infantil anexo, el antiguo espacio de cirugía mayor ambulatoria. Los pacientes más graves de Covid irán ingresando en esta nueva 'UCI provisional'. Mientras tanto, en hospitalización son 123 los pacientes agudos de Covid-19. Es el 17% de las camas del hospital. Lo nunca visto en Torrecárdenas.
Los facultativos han comenzado a formarse en atención a enfermos Covid, independientemente de su especialidad. Los gestores del SASy de los hospitales se temen lo peor para los próximos días o semanas. «La cosa está mal, pero que muy mal», refiere una enfermera, con las manos en la cabeza.
«Esto no es una ola, es una pared vertical. Tiene todo muy mala pinta», apunta un médico que presta sus servicios en el Distrito dePoniente. La tasa de positividad en las pruebas diagnósticas superó el 20% hace ya más de una semana. «No sé qué hacen que no montan ya un hospital de campaña o un hotel hospital», refiere otro facultativo del mismo área sanitaria.
Los puntos de extracción de muestras dan una imagen de la situación. Los coches se agolpan en una cola sin fin en los autocovid. Ayer, en la Bola Azul eran decenas los vehículos apostados en el serpenteante recorrido hasta el lugar en el que se realizan las pruebas sin bajar del coche. «Yo paso todos los días por la zona y las colas desde hace dos semanas son tremendas. Mucho más que normalmente, indicaba un vecino, Jaime, que paseaba al perro por los jardines traseros del Centro Periférico de Especialidades de la capital.
«Esto parece no tener fin. Y mientras tanto, cerrarán los bares que no son los culpables, pero nadie controla las fiestas en las casas, en los cortijos y en las cocheras que son los verdaderos focos», indica un sanitario que participa en las labores de rastreo y diagnóstico. «Es increíble», resume.
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