El exmilitar en Viator que degolló a su exnovia: «Como legionario que era, mi mejor defensa era luchar»
Alejandro M. M. sostiene ante el jurado popular que fue la víctima, maestra en Granada, quien cogió de la cocina el cuchillo para atacarle y que él se lo arrebató
Lunes, 16 de mayo 2022, 23:42
Alejandro M. M., exlegionario de Viator, asumió este lunes la autoría del crimen de Ana María M. M., la maestra de La Zubia que había ... sido su novia hasta días antes. La degolló el 8 de febrero de 2020 en el piso del Zaidín (Granada) donde esta vivía de alquiler con su hija, una menor de entonces once años fruto de otra relación anterior. No negó haberla matado de un profundo corte en el cuello, pero ofreció una declaración plagada de matices para tratar de convencer al jurado de que fue la víctima quien cogió el cuchillo de la cocina para atacarle. «Como legionario que era, mi mejor defensa era luchar», espetó.
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«Cuando le arrebato el cuchillo, ella grita 'socorro'. Estaba tan obcecado, frustrado y lleno de ira que terminé propinándole una cuchillada en el suelo», aseguró el joven. «Me superó la situación. Esto se podía haber evitado», llegó a decir durante el exhaustivo interrogatorio de la fiscal del caso, la delegada en Violencia de Género de Granada, Susana Vega, a quien en ocasiones Alejandro M. M. le respondió con la castrense expresión «negativo».
«Estaba completamente enajenado, fuera de control», insistió el exmilitar al ser preguntado por qué no se fue de la casa en lugar de matar a Ana María. Alejandro M. M. se enfrenta a una petición de la fiscalía de 25 años de cárcel por asesinato. Su defensa, que lleva el letrado Manuel Fernández Pérez por el turno de oficio, reclama 10 años por homicidio con la atenuante de confesión.
Hay además otras cuatro acusaciones en la causa: las dos particulares ejercidas por el padre y la hija de la víctima, que están representados por los abogados Rafael López Guarnido y Alberto José Rodríguez García, y las dos populares que llevan a cabo la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Íllora, municipio de origen de la malograda docente.
«Ella me intentó matar, fue instinto de supervivencia», recalcó el joven, que, tras el crimen, dejó el cuchillo en el fregadero. Al salir se cruzó con el padre de Ana María, que había sido avisado por una vecina después de que esta escuchara su grito de auxilio. El progenitor, que declarará como testigo, estaba ayer sentado en uno de los bancos de la Audiencia y no pudo reprimir el llanto cuando el verdugo de su hija pasó frente a él.
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Tras su sangrienta y mortal acción, el acusado se marchó a Guadix, a casa de su madre, y les contó a esta y a su hermano lo sucedido. «Les dije que a lo hecho, pecho», precisó. Después, se entregó en el cuartel de la Guardia Civil. Alejandro llevaba desde 2017 ejerciendo como militar. Residía en la propia base y se estaba preparando las oposiciones precisamente para vestir el tricornio. Conoció a su víctima en una red social en 2018. Con Ana María, según puntualizó, la relación había sido sobre todo «por teléfono». Negó así que hubieran tenido una convivencia intermitente. «No era celoso», dijo Alejandro, para apuntar que era ella quien le controlaba «las amistades y el teléfono».
Según su versión, ambos habían roto a finales de enero de mutuo acuerdo y era ella quien no soportaba que él estuviera con otra chica. «Ella fue la que me atacó a mí», incidió, tras explicar que si había acudido a su casa el día anterior, 7 de febrero, fue porque sentía «cierto afecto por ella» y quería preguntarle por su salud, pues tenía una cita ginecológica y ella le había bloqueado en el móvil. No le abrió, pero al día siguiente, sí.
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«No paraba de insultarme. Me decía putero», afirmó el exlegionario, que el día de autos puso en su estado de WhatsApp su intención de suicidarse. Ana María le abrió entonces la puerta. Las acusaciones están convencidas de que el celoso era él y ese fue el motivo por el que le quitó la vida. El teléfono contra el maltrato es el 016.
«Ella me iba a apuñalar a mí en el estómago, pero le cogí el antebrazo»
El magistrado presidente del tribunal del jurado es Juan Carlos Cuenca, quien inició la sesión advirtiendo expresamente al acusado que el derecho a la presunción de inocencia no era el derecho a mentir. Pero el acusado ofreció una versión nada coincidente con el relato de las acusaciones. «Ella me iba a apuñalar a mí en el estómago, pero finalmente le cogí el antebrazo», aseveró Alejandro M. M., quien parecía conocer hasta el último detalle de las actuaciones. Según dijo, durante la supuesta discusión de aquella tarde hubo una llamada de su madre y la maestra se habría ofuscado al pensar que era de una nueva amiga de él. Por eso, según su versión, habría cogido el cuchillo. Será el jurado quien determine si ha mentido. Él no resultó con ninguna lesión.
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