Un verdadero libro de Historia sobre el terreno
Gérgal esconde vestigios y testimonios patrimoniales de todas las épocas históricas en un pequeñoy misterioso espacio
VÍCTOR J. H. BRU
Sábado, 10 de diciembre 2016, 15:39
No es Gérgal, sin duda alguna, el lugar más conocido ni visitado de la provincia de Almería. Muy al contrario, el antiguo Shárgal, nombre tomado ... del árabe y evolucionado en diferentes nomenclaturas hasta la actual, es más bien un pueblo que ha ido perdiendo población y protagonismo a medida que han pasado las décadas. Sin embargo, lo que no se mueve, pase lo que pase, es el patrimonio, los restos históricos, la cultura y la riqueza monumental, que se concentran en Gérgal de una manera, en general, bastante poco conocida por el almeriense medio.
Para empezar, habrá que decir que Gérgal es un municipio de apenas un millar de habitantes, que llegó a tener 6.000 en el siglo XIX. La pujanza de su minería y la arrebatadora tendencia de la denominada uva del bar, hicieron prosperar al municipio gergaleño de manera excepcional. Hoy en día, buena parte de la población se dedica a la agricultura, especialmente al olivar, sin olvidar la actividad hostelera y la incipiente industria del turismo rural. Sin embargo, Gérgal encierra en sus calles, en sus plazas y en sus campos, un verdadero catálogo histórico que merece ser muy tenido en cuenta a la hora de planificar salidas, visitas y planes para un corto período de tiempo.
Seguramente el exponente más conocido y relevante de este catálogo monumental sea el Castillo de Gérgal. Esta edificación se trata de una antigua fortaleza de modos castellanos, ubicada en el paraje Puerta del Campo y seguramente construida sobre una antigua fortaleza árabe, que sirvió de punto de encuentro y control de territorios entre las zonas de Granada, Guadix, Almería y Tabernas, en épocas musulmanas y cristianas.
Aunque sin fecha de construcción concreta, se habla de finales del siglo XV como testimonio de su segura existencia, aunque es posible que se remonte incluso al XIII.
Por sus muros han pasado diferentes dinastías de nobles y señores, ha sido testigo de diversas luchas entre moros y cristianos y a su lado se conservó durante varios siglos la Iglesia de Santa María, hoy ya desaparecida.
Arquitectura religiosa
La actual Iglesia es la de Nuestra Señora del Carmen, del siglo XVII, que sustituyó a la antigua de Santa María, tras ser ésta incendiada por los moriscos. Existen teorías sin confirmar acerca de que en el actual templo se conservan documentos e incluso parte del techo y la armadura mudéjar del antiguo. Es, precisamente, su armadura mudéjar, lo más destacado de su conjunto artístico.
También en el casto urbano está ubicada la Ermita de San Sebastián, que durante todo el año alberga la imagen del patrón, salvo en las fiestas que se traslada a la iglesia parroquial. El Barrio de la Cruz de Mayo, a la entrada del pueblo, alberga la ermita que lleva su propio nombre, otra pequeña construcción de unos nueve metros cuadrados y de estilo islámico, con cúpula incluida y hecha en mampostería. En el cerro Norte del municipio, se encuentra la Ermita del Santo Sepulcro, una sencilla construcción rural que alberga un fresco de Jesús Nazareno; y en la Loma de las Tablas, la de San Gregorio, sobre las ruinas del antiguo castillo y de muy pequeñas dimensiones para acoger la imagen del santo que le da nombre. Unas ruinas que reflejan la existencia de un castillo que probablemente date del siglo X, pero que no llegó en pie al XV.
Los puentes son otro de los atractivos del municipio: del siglo XIX data el Puente Viejo, con un gran arco de medio punto y dos ojivas laterales, construido por el ingeniero José Molero Levenfeld con grandes bloques de piedra y barro. El otro es el Puente de Hierro, el que sirve de alfombra para que atraviese la rambla el ferrocarril Linares-Almería, aquel que se inauguró a principios del XIX y que necesitó una estación, hoy abandonada, en el propio municipio gergaleño.
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