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El veto para en seco la creciente presencia de frutas y hortalizas de Almería en Rusia

El veto para en seco la creciente presencia de frutas y hortalizas de Almería en Rusia

El cierre de las fronteras puede desencadenar, según Coag, un mercado de la UE congestionado, y derivar en una depreciación el producto

JOSÉ ESTEBAN RUIZ

Viernes, 8 de agosto 2014, 00:03

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Durante el próximo año, si el Gobierno ruso cumple con su anuncio, las fronteras rusas estarán cerradas a la entrada de productos hortofrutícolas almerienses, debido a su decisión de imponer un veto a las importaciones de productos agroalimentarios de la Unión Europea, Estados Unidos Canadá, Australia y Noruega en respuesta a las sanciones derivadas de su actuación en Ucrania. De esta forma los intereses de las empresas almerienses se ven perjudicados puesto que el mercado ruso había mostrado un creciente interés por el producto provincial, aumentando el sector los envíos de frutas y hortalizas a dicho país. Una evolución al alza que se manifiesta desde el año 2010. El pasado año la provincia envió producto a Rusia valorado en 14,7 millones de euros. En lo que va de año, teniendo en cuenta el periodo entre enero y mayo, el incremento de las exportaciones almerienses se ha manifestado en volumen en un 28% en el apartado de hortalizas, y un 193% en cuanto a frutas se refiere. El veto del presidente ruso, para en seco la creciente presencia de los productos almerienses en Rusia.

Organizaciones agrarias como Asaja y Coag, detectadas las posibles consecuencias que puede tener han solicitado que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, así como la Unión Europea, prioritariamente, intervenga en el asunto y trate de dar una solución al problema para que los productores no se ven gravemente perjudicados. Y es que el cierre del mercado ruso, según estas organizaciones, puede influir en una caída de los precios de los productos almerienses. Además, Esta decisión abre una vía a competidores directos -países extra comunitarios- a partir de ahora, que podrían acaparar la cuota de mercado ruso que Almería, y otras zonas productoras, habían cubierto hasta el día de hoy.

José Manuel Ortiz, delegado Territorial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, sobre las consecuencias negativas que tiene el cierre de las fronteras rusas sobre el sector almeriense, comentó que, a pesar de que los envíos pueden ser testimoniales teniendo en cuenta el conjunto de la producción anual de frutas y hortalizas, «no hay que restarle valor a este gran mercado, que año a año viene incrementando las compras de frutas y hortalizas de Almería, y que además, por sus características, está permitiendo al sector hortofrutícola dar salida a determinados productos en épocas de excedentes». Al delegado le preocupa el hecho de que nuevos proveedores lleguen a Rusia para quedarse. A colación Ortiz afirmó que, si el cierre de puertas a los productos agroalimentarios es definitivo, traerá consecuencias aún más graves « porque si es así, se dejará el terreno libre a países como Marruecos o Turquía, que no tendrán competidor para enviar productos como el tomate, y luego costará tiempo y esfuerzos del sector volver a recuperar el espacio perdido».

En Coag teme que el veto a los productos de la Unión Europea congestiones el mercado de frutas y hortalizas, y también de otros alimentos que surgen de la agricultura y la ganadería cuyas puertas también se han cerrado en Rusia. Es por ello por lo que hacen un llamamiento a la Comisión Europea para que emprenda líneas de trabajo para afrontar esta situación que pueden ir desde la adopción de medidas de gestión de mercados, la búsqueda de mercados alternativos para estos productos o el restablecimiento del mercado ruso.

El sector agrario, valoró Miguel Blanco, secretario general de Coag, a la vista de la decisión rusa, «se ve zarandeado por estos movimientos geopolíticos y carece de medidas de gestión de mercados. La Política Agraria Común ha ido debilitando las medidas de regulación y ahora las consecuencias se ven de manera inmediata en cuanto hay un problema político con un país tercero». La alimentación, apostilló el dirigente de Coag, « es una cuestión estratégica y los agricultores y ganaderos no podemos vernos sometidos a juegos de presión derivados de conflictos económicos, políticos o estratégicos».

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