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J. L. PASCUAL
Viernes, 26 de diciembre 2014, 00:25
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Carmen Martín es una mujer feliz. Nos recibe en su vivienda familiar de Cortijos de Marín cuando aún no ha pasado una semana desde que se colgara al cuello la medalla de plata del Campeonato de Europa de balonmano femenino. Desde entonces todo ha sido un torbellino. Viaje de regreso, las televisiones nacionales disputándose la visita de las 'guerreras' y los correspondientes minutos de reconocimiento en espacios tradicionalmente cerrados al fútbol.
Ahora toca descansar en la barriada roquetera, donde Carmen sigue siendo la niña que correteaba por estas calles no hace mucho tiempo. Todos la conocen y miran a su vecina como a una más, eso sí, con el orgullo de que hace unos días ha sido capaz, junto a sus compañeras, de tener a medio país pegado al televisor un domingo por la tarde en busca de un soñado oro que se convirtió en plata de ley. La jugadora almeriense 'carga pilas' junto a los suyos y sonríe al reconocer que «estas son las vacaciones más largas desde que juego al balonmano».
Hasta el día 4 no tiene que regresar a Rumania, donde le espera un CSM Bucaresti con sueños de Liga de Campeones. Con la medalla y la camiseta de la selección española en un lugar discreto del comedor, casi como si nada hubiera pasado, Carmen Martín disfruta de un asueto que solo se ve alterado por el inevitable interés de los medios y por las felicitaciones que no paran de llegarle a su teléfono móvil.
Rozando la gloria
Dicen quienes han conseguido grandes logros deportivos que debe pasar un tiempo para poder paladearlos, que 'en el fragor de la batalla' los éxitos no saben igual y que se necesita una cierta perspectiva. Carmen Martín, de momento, ya tiene claro que «ha sido un campeonato diferente, hemos estado todas muy bien a nivel anímico, también de lesiones, nadie llegó con problemas y lo hemos ido superando todo con fuerza y buen ánimo».
El camino no fue fácil, en un Europeo da tiempo de hacerlo muy bien, tener medio pie fuera y renacer cual Ave Fénix. La jugadora almeriense señala, en este sentido, que «Rumania fue el escalón que no superamos, aunque nos vinimos arriba entre todas». El colectivo siempre sale a escena en las palabras de la roquetera, única jugadora española elegida en el septeto ideal del campeonato. «Estoy contenta con esta distinción, pero tengo claro que esto es algo de todo el mundo. No sé si es mala suerte que solo saliera mi nombre entre las nominadas, pero no estoy de acuerdo, un equipo no llega a una final solo por una jugadora».
En pleno proceso de renovación del combinado entrenado por Jorge Dueñas, Carmen Martín, a sus 26 años, se ha convertido en el gran referente. Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro serán, además, la última cita de otras jugadoras que han marcado un ciclo en la selección, caso de Marta Mangué, con lo que la almeriense se prepara para asumir galones en un equipo que ha enamorado al país. La roquetera apunta que «el nuevo bloque aún no tiene la misma experiencia, pero han demostrado que tienen madurez y han asumido su rol en este Campeonato de Europa».
La mejor experiencia para estas jóvenes jugadoras que se están incorporando a la selección es haber disputado la final del Europeo, «un encuentro muy especial» como reconoce Carmen Martín con la mirada brillante. «Son momentos de mucha responsabilidad y nervios y a mí, personalmente, me dolió mucho perder sabiendo que teníamos posibilidades».
No le cuesta hacer memoria para recordar que «en 2008 cuando jugamos la final no teníamos ninguna opción y éramos conscientes de ello, ahora sí podíamos y es duro quedarse a las puertas». Que el oro se resistiese en el último momento no ha sido óbice para que el Rey o el presidente del Gobierno se volcasen con la selección el pasado domingo e incluso la televisión pública cambiase su parrilla de programación a última hora para darle al partido el realce que merecía. «Nos ha llegado todo lo que se estaba formando en España, pero un poco tarde. Estábamos concentradas y no nos enterábamos mucho, sobre todo la gente como yo que no somos muy mediáticas. A raíz de terminar nos contaron todo y estamos muy agradecidas. Es increíble tener más de dos millones de espectadores viendo el partido y esperamos volver a vivir un momento así y que la gente no se olvide de lo realizado».
Eterna emigrante
Una vez que pasen estos días de reponer fuerzas, Carmen Martín hará las maletas para terminar una ilusionante temporada con el CSM Bucaresti. No es algo nuevo para una deportista que, a pesar de su juventud, ha pasado ya por Alicante, Navarra, Galicia y Eslovenia, cruda realidad para la práctica totalidad de las jugadoras de la selección española que saben que dedicarse al balonmano profesional pasa por la movilidad y, en los últimos años, por traspasar fronteras. La roquetera asegura que en Rumania «la experiencia está siendo positiva y diría que estoy sorprendida y muy contenta. Tengo una entrenadora danesa con una mentalidad muy europea, bastante tiempo libre y el equipo tiene muy buen nivel, el proyecto es para tratar de jugar el año que viene Champions League". El idilio puede prolongarse porque «el club ya está pensando en contar conmigo para el año que viene y probablemente siga allí, quiero que todo siga así de bien».
La adaptación no ha sido complicada, y es que Carmen afirma que «la vida en Rumania es buena y a mí no me falta de nada, las compañeras estamos todo el día juntas y son fantásticas". Pensar en regresar a la División de Honor de España es una quimera. «Tristemente España no está al nivel que a todas nos gustaría. A nadie le gusta estar fuera de su casa, yo pagaría por volver, pero la situación no está para eso». Salir, a veces, también puede costar caro. El club esloveno del Krim Mercator aún le debe buena parte de sus emolumentos y Martín está tratando de recuperar por vía judicial lo que es suyo, aunque su cara denota cierto cansancio cuando habla de esta mala experiencia.
La niña con talento
Todo este bagaje acumulado comenzó con una Carmen Martín que desde primera hora dejó claro a sus entrenadores de las categorías de base que reunía todas las condiciones para llegar a lo más alto. «Los principios siempre son fáciles, porque estás haciendo lo que más te gusta y no te preocupas de nada». La jugadora almeriense reconoce que siempre fue consciente de las expectativas que iba generando ya que «notas que te van subiendo con el equipo de categoría superior, jugando con niñas cinco años mayores. te planteas muchas cosas y el salto definitivo es cuando empiezas a ganar dinero, eso está claro».
La cara más dura del deporte la ha vivido Martín con las lesiones, un calvario que empieza a dejar atrás y que ha marcado más de un año de su trayectoria. «Me han hecho tener los pies más en el suelo, aunque esto no quiere decir que antes no los tuviera. Soy una persona muy normal, pero cuando te ves en esta tesitura te haces más humano y te das cuenta de que siempre hay situaciones peores». Sus ojos vuelven a brillar, casi hasta las lágrimas, y aflora toda la sensibilidad que guarda dentro la jugadora almeriense.
Se acaba nuestro tiempo con Carmen Martín, a la que en unos minutos le espera la televisión autonómica para realizarle la enésima entrevista de los últimos días. Mientras, en la cocina comienza a sonar la actividad propia del día de Nochebuena. Al 2015 le pide salud «para mí y para los míos y que todos estemos bien». Con la simpatía que ha reinado todo este encuentro, la subcampeona de Europa sale a despedirnos a la calle. Una pareja de jóvenes interrumpe entonces su paseo y le piden una instantánea con ella que en unos segundos ya circula por todas las redes sociales conocidas. En ella aparece Carmen Martín con su mejor sonrisa. Es la mujer del momento. Una auténtica guerrera. De corazón.
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