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El británico Mark Cavendish, que mira feliz al cielo, recibe 'el premio' por su triunfo en la Clásica de Almería.
Cavendish, otra batalla ganada
LA CLÁSICA

Cavendish, otra batalla ganada

El británico, que da prestigio con su triunfo a la Clásica, impuso su poderío como mejor esprínter del mundo en la Avenida del Mediterráneo

JUANJO AGUILERA

Lunes, 16 de febrero 2015, 01:31

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Cualquier ganador de una prueba, sea el que sea el que la gane y sea cual sea la competición, tiene su prestigio. Pero hay veces que algunas pruebas necesitan un ganador con nombre para que el eco de su triunfo conceda al lugar donde se consigue un 'empujoncito' o 'empujón', según se mire, de cara a darle el brillo esperado por sus organizadores. Ayer, el más prestigioso esprínter del mundo en la actualidad y puede que el mejor especialista en la historia de este deporte, el británico Mark Cavendish, inscribió su nombre como ganador de la Clásica de Almería, aunque no se sabe quién ha ganado más, si el corredor nacido en la Isla de Man o Almería, que es al fin y al cabo donde se celebra la carrera.

La de ayer la ganó el corredor del Etixx-Quick Step al esprín a pleno pulmón, imponiéndose a golpe de riñón por delante del español Juan José Lobato -el único español entre los diez primeros clasificados- y del australiano Mark Renshaw, que hizo el 'trabajo sucio' hasta llevarlo en volandas hasta la entrada en la recta de la Avenida del Mediterráneo. A partir de ahí, Cavendish demostró su poderío y capacidad para ganar lo que se proponga.

Guerra desde el minuto 1

De todas formas, no las tuvo todas consigo porque la carrera comenzó con una propuesta de batalla que duró más de 130 kilómetros, aunque con diferentes protagonistas. La carrera comenzó compacta, pero tras el paso por Benahadux, donde estaba instalado el primer 'sprint intermedio' ganado por Tiago Machado (Team Katusha), seguido por Darío Hernández (Burgos BH) y Alexandre Pichot (Team Europcar), comenzaron los 'escarceos'.

En el km. 9 de carrera, la diferencia era de 20 segundos para Unai Intziarte (Murias Tardea), Romain Sicard (Europcar), Romain Bardet (AG2R), Capiot (Topsport) y Miguel Ángel Benito (Caja Rural) que, pese a ser con viento en contra durante los primeros minutos, no se reducía y en el km. 25 era ya de 3.18.

Por detrás, era el Etixx-Quick Step el que llevaba el peso del pelotón, tratando de enjugar las diferencias, mientras Intziarte se descolgaba y era absorbido por un pelotón que rodaba compacto, con temperatura agradable (20 grados), pero con el enemigo del deporte del pedal, el viento en contra, que hacía ímprobo el esfuerzo para mantener las cosas 'tranquilas', más aún para el minúsculo grupo que comandaba la carrera.

De todas formas, el pelotón no las daba todas. Parecía como si supiera que cuando la carretera 'cediera' y el olor a meta fuese cada vez más intenso, los que vinieron a ganar la prueba tomarían el mando.

Mientras, por si las moscas, la prueba transcurría con la pelea de los 'aventureros' que hacían posible que la primera hora de carrera se cumpliera con una media de 41 km/h, con el pelotón a 3.35, consolidada incluso cuando comenzaba la montaña, ya en las cercanías del Collado de Lubrín (km. 71,4), por donde era Romain Bardet el mejor clasificado, seguido por Overberghe (Topsport), que se había unido al grupo de los tres primeros, y Romain Sicard.

Por detrás no cambiaban las cosas. Los equipos con 'llegadores' como Etixx-Quick Step, con Cavendish; Mosvistar, con Lobato, y Katusha, con Kolobnev, trataban de controlar para que no hubiese más escapadas. La estrategia puso en El Chive una ventaja en torno a los 4.50 para los escapados, con Bardet escapado y Benito y Sicard a 1.07 del corredor del AG2R La Mondiale.

Es la guerra

Al paso por Lucainena de las Torres, con un 'sprint intermedio' todo comenzó a cambiar porque comenzaron a reducirse las distancias. Cazado Bardet, Sicard puntuaba por delante, con Benito en tercera posición.

La estrategia del bloque de atrás, que avanzaba compacto, empezaba a devorar las distancias. En menos de un kilómetro, la diferencia bajó de los tres minutos, con los que Bardet coronó el último puerto puntuable, el de Lucainena a 70,9 kilómetros del final de carrera. Tras el francés, Sicard, Benito y De la Cruz (Etixx). El corredor del conjunto belga entró cuarto tirando de un pelotón que no daba opciones más escapadas, con Marc Soler, de Movistar, colaborando.

Con un ligero repecho al coronar el techo de la carrera, el descenso fue de vértigo, por encima de los 80 km/h, por una carretera sinuosa, estrecha y con un peligro al que las ganas de triunfo ponía en un segundo plano. De todas formas, no había visibilidad del pelotón sobre su 'presa'.

Sicard, Barnet y Benito puntuaron por ese orden en el tercer 'sprint intermedio' de la jornada, situado en Níjar, poco antes de ser devorados por un pelotón en el que ya mandaba el Etixx-Quick Step de Cavendish, con David de la Cruz como encargado de poner la velocidad. Movistar, Katusha y Europcar 'colaboraban' en poner una velocidad a la que por detrás no respondieron. En La Serrata, la carrera se partió. Por delante un pelotón de 58 unidades, el resto atrás, a 2.35 de las primeras unidades y casi con los brazos ya bajados ante la imposibilidad de luchar por la victoria.

El 'zarpazo'

En Rematar, a 25 kilómetros para el final, Kolobnev (Katusha) probaba fuerzas y ganaba el último 'sprint intermedio' de la Clásica, seguido por Soler (Movistar) y Carlos Verona, un exintegrante del Cajamar de Almería que ahora corre para el mejor esprínter del mundo.

Al paso por meta, la primera pasada, los equipos estudiaron dónde había que hacer el último esfuerzo. Etixx-Quick Step voló más y mejor que el resto. Renshaw tiró del grupo hasta las cercanías. A la salida de la curva del Auditorio, Cavendish abrió las alas y puso a Almería en el mapa.

Su triunfo en la carrera almeriense dará a esta el prestigio que siempre ha tenido, aunque el hecho de que el ganador de la prueba sea, probablemente, el mejor esprínter del mundo, multiplica las acciones. Renshaw quedó tercero y Juan José Lobato se metió entre ambos, una vez más. De todas formas, el de Trebujena avisó que no va a parar hasta que no la gane.

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