Las últimas palabras del Papa Francisco hacia Almería

Hace apenas tres semanas, los niños de la parroquia de Nuestra Señora de Montserrat, en Almería, recibían con emoción una carta procedente del Vaticano. En ella, el Papa Francisco, aún en proceso de recuperación tras unas complicadas semanas de salud, respondía con cariño y gratitud a los dibujos y mensajes que estos pequeños le habían enviado como muestra de afecto y oración.

Lo que parecía entonces un gesto entrañable y rutinario del Pontífice ha cobrado ahora un nuevo y profundo significado: ha sido la última vez que Su Santidad dirigió unas palabras a nuestra provincia antes de su fallecimiento.

Aquel 6 de marzo, a través de una misiva firmada por Monseñor Roberto Campisi en nombre de la Secretaría de Estado, Francisco agradecía con ternura el gesto de los niños, animándolos a vivir con alegría su fe cristiana, a rezar cada día y a participar activamente en la catequesis. En sus palabras, quedaba reflejado el amor que el Papa sentía por los más pequeños y su cercanía con las comunidades de fe más humildes y sencillas.

«El Santo Padre corresponde a este gesto con un recuerdo en su oración para que, como Jesús niño, progresen en sabiduría y en gracia ante Dios y ante los hombres (…) Los encomienda a la maternal protección de la Virgen de la Esperanza y les imparte de corazón la Bendición Apostólica, que hace extensiva a los miembros de sus familias.», rezaba la carta.

Por aquel entonces, el Papa Francisco salía de un periodo delicado de salud que lo había mantenido entre la vida y la muerte. La carta fue interpretada como señal de una posible recuperación, aunque finalmente, en un giro triste de los acontecimientos, el Santo Padre falleció sin que se pudiera consolidar esa aparente mejoría.

Desde la Diócesis de Almería, se recuerda con emoción este último gesto del Papa hacia los fieles de nuestra tierra. «Fue una respuesta sencilla, pero llena de profundidad. Saber que nuestros niños fueron destinatarios de su última bendición nos conmueve y nos une aún más a su legado de amor, humildad y cercanía», señaló un portavoz diocesano.

El recuerdo de esta carta quedará grabado en la memoria de los niños, sus familias y toda la comunidad de Montserrat como un testimonio imborrable del cariño del Papa Francisco hacia Almería, una despedida inesperada, pero profundamente simbólica.

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