Silencio y devoción desde Alfareros para toda Almería

La mañana en San Agustín, la sede canónica de la Hermandad del Silencio, comenzó con la visita especial, pero litúrgica, que se repite año tras año. La Hermandad de los Estudiantes, con Antonio Salmerón, su hermano mayor, a la cabeza, se dirigió desde la Catedral hasta allí con una flor de la Esperanza, una rosa blanca, que se depositó en 'Vicentillo', el angelito que, a los pies de la Virgen del Consuelo, luce el presente. Las dos son tallas marianas del mismo autor, Castillo Lastrucci.

Con puntualidad británica, y cuidando en todo momento los horarios y los tiempos, la Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Redención en su Sagrado Descendimiento y María Santísima del Consuelo, en el más absoluto silencio, inició su itinerario hacia la Catedral de la Encarnación.

Comenzó un cortejo de nazarenos con túnicas y antifaces blancos, escapulario y cíngulo negro; el hábito de esta hermandad que, en su inicio, incluyó a la guardería, niños con rostros de expectación e ilusión por procesionar.

En la puerta de San Agustín se congregó un importante número de personas que esperaban el momento de su salida, ya que las dimensiones del espacio son complicadas debido a las características espectaculares en altura del paso del Descendimiento.

Esto hizo que la salida fuera muy difícil, y el capataz debió dar instrucciones muy precisas para que la puerta pudiera ser superada sin poner en riesgo el patrimonio. Todo ello, con un nivel de dificultad y concentración por parte de los costaleros muy grande; si bien, con las indicaciones estrictamente necesarias, manteniendo el silencio que tanto los identifica, el paso del Señor en su Sagrado Descendimiento salió a la calle sin inconvenientes, e inició su primera «chicotá» con la música de capilla de Sacra Redemptio. Los sonidos del paso de misterio, la música de capilla y los pasos de los costaleros al arrastrar los pies en el suelo crearon una atmósfera solemne.

En el paso del Señor, uno de los estrenos fue la nueva túnica azul bordada en hilo de oro de San Nicodemo. La confección de la túnica estuvo a cargo del taller de costura de la Hermandad, y el bordado en oro fue realizado por Javier Barranco Casimiro. Detrás, un tramo de nazarenos con la cruz a cuestas.

El segundo tramo, el de la Señora, la Reina de Alfareros, la Virgen joven que Castillo Lastrucci creara con sus manos. La Virgen del Consuelo lució terno de salida y tocado realizado con su mantilla de hilo de oro y encaje francés de hilo de oro, primorosamente vestida por las manos de José Siles, quien con paciencia y buen saber la atavió bellísima para la noche del Jueves Santo. La excelsa imagen de la Virgen, con sus manos cruzadas en actitud de oración, conmovió a los presentes.

El palio de la Señora fue el gran estreno de la Hermandad, en su segunda fase. Se trata del bordado de la bambalina trasera del paño exterior del palio, realizado por Daniel Prieto, y el traslado del bordado anterior del exterior al interior, obra de Doña Carmen Góngora. Los nuevos bordados del palio siguen un diseño inspirado en los antiguos, dotándolo de novedad pero dentro del mismo estilo. También se apreció el remate, con el mismo fleco, realizado por Sergio Guzmán, y los corbatines a juego.

Una Hermandad que se preocupa por los detalles, que busca su propia originalidad en su patrimonio, que da pasos lentos pero firmes aumentando enseres de manera comedida y con buen tino, haciendo que cada Jueves Santo nos maravillemos de ver lo que la Hermandad del Silencio es en la calle: una Hermandad elegante y majestuosa.