Puerta del Ingenio, un vestigio de una fábrica, de una explotación azucarera y de una prisión
En un recorrido histórico por los vestigios de otras épocas de la ciudad de Almería, una de las paradas obligadas es la Puerta del Ingenio, ubicada entre los barrios de Los Molinos y El Puche
E. Gabriel Llanderas
Almería
Miércoles, 21 de mayo 2025, 18:46
En un recorrido histórico por los vestigios de otras épocas de la ciudad de Almería, una de las paradas obligadas es la Puerta del Ingenio. Terminada de construir en 1885, en su día fue símbolo de prosperidad y de una intensa actividad, y posteriormente por el papel que desempeñó como lugar de entrada y salida de una prisión en la Guerra Civil y en la dictadura.
Por tanto, ha estado ligada a la fabricación de productos químicos, a la producción de azúcar de caña en una explotación conocida con ese mismo nombre del Ingenio, y ya finalmente, a su utilización como puerta de una cárcel en condiciones de hacinamiento, insalubridad y hambruna.
Construcción de sillería y labrillo
En la actualidad, de toda esa extensión que era el Ingenio tan solo se conserva esta estructura de pórtico de sillería y ladrillo, compuesta por tres sobrios arcos, obra del arquitecto Enrique López Rull y el ingeniero Eduardo Torroja. Está ubicada entre los barrios de los Molinos y el Puche, como un reflejo de un tiempo pasado, desde el siglo XIX en el que la forma de vida, la economía y la sociedad eran muy diferentes a cómo ahora las conocemos.
En esos años, la actividad productiva almeriense se centraba, sobre todo, en la minería y el comercio por vía marítima. Por tanto, el proyecto de poner en marcha una explotación de azúcar de caña suponía algo innovador y novedoso, que buscaba la diversificación de las fuentes de riqueza y la dinamización de la economía. No pasó mucho tiempo después de su puesta en marcha cuando se vio que no se lograba la rentabilidad esperada, por lo que la iniciativa fue perdiendo fuerza y acabó por ser un intento fallido.
Memoria histórica
Con el paso de los años, para muchas personas se ha convertido en una reliquia histórica y patrimonial de la ciudad que merece la pena recordar y conservar por diversas razones. Con un estilo sobrio, ha sido cuidada después de una época de abandono y cierto olvido. Tras épocas en las que el gusto por lo nuevo y lo moderno parecía desmerecer las construcciones antiguas, ahora no es difícil encontrar personas que la consideren como un eslabón entre la actualidad y el pasado almeriense.
Pero esta construcción tiene mucha más historia que su vínculo con la agricultura. Durante la Guerra Civil Española y ya en la dictadura, fue usada como prisión, en la que más de 8000 republicanos fueron represaliados. De ella ya no se conservan los muros, pero sí la memoria del paso de presos falangistas durante la guerra y, una vez que esta terminó, de miles de detenidos hacinados en sus dependencias, muchos de ellos por razones políticas.
Desde la Consejería de Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía informan que «los prisioneros vivían en entornos insalubres sin apenas espacio para dormir ni para hacer sus necesidades. En el Ingenio también se pasaba hambre, además de un temor constante a que el nombre de un acusado sonara en cualquier momento como anuncio de una muerte inmediata».
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