Pedro Mezquita | Especialista en Endocrinología y Nutrición
«A nivel cerebral la comida basura causa un efecto similar al tabaco»Los jóvenes deben adquirir hábitos alimenticios saludables para evitar factores negativos que aumentan el riesgo de enfermedades
El fin de las vacaciones de verano, la vuelta al colegio, a las actividades por las tardes y, en definitiva, a la rutina cambia los hábitos alimenticios de los mayores y, sobre todo, de los más jóvenes. Así lo confirma a IDEAL el director de la unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Torrecárdenas, el doctor Pedro Mezquita Raya, quien además ha advertido de que la 'comida basura' «causa a nivel cerebral un efecto similar al tabaco u otras drogas».
–¿Cuáles son los problemas de salud más frecuentes que se están dando en los jóvenes en la actualidad asociados a la alimentación?
–Los principales son el sobrepeso y la obesidad. Afortunadamente con menor frecuencia, los trastornos del comportamiento alimentario, anorexia nerviosa y bulimia, también podrían afectar a esta época de la vida.
–¿Es bueno el cambio de hábitos alimenticios que se da entre el verano y la vuelta a la rutina con el inicio de las clases?
–Es un cambio importante para las familias que podría aprovecharse como una oportunidad para retomar o adoptar hábitos dietéticos saludables a la rutina diaria de los menores de edad, no solo alimenticios, también de actividad física, coordinada con las horas necesarias para sus tareas y sueño. Además, los comedores de los centros educativos ejercen una influencia relevante que podría aprovecharse para limitar y eliminar los deseos caprichosos en la casa. La parte negativa suele ser que el cambio horario afecta al desayuno, que frecuentemente termina siendo apresurado e insuficiente.
–¿Qué productos no deben faltar en la dieta de los más jóvenes?
–No deberían faltar los típicos de la dieta mediterránea, productos vegetales, legumbres, carnes magras, pescados, huevos, fruta, lácteos, frutos secos, aceite de oliva como grasa principal y agua como bebida fundamental.
–En los centros educativos es frecuente encontrarse con estudiantes que abusan de bollería industrial o bocadillos a la hora del desayuno. ¿Cuál el desayuno ideal?
–Diversos estudios muestran que en estas edades se incrementa progresivamente el problema del exceso de peso. Una de las principales medidas para evitarlo sería eliminar, o limitar, las tomas que incluyan grasas saturadas y azúcares refinados. En Nutrición Clínica y Dietética hay diversas opciones ideales, una posible y cómoda para el desayuno sería fruta, un puñado de frutos secos crudos o cereales de grano entero junto con un lácteo, por ejemplo, un yogur natural o sin azúcares refinados.
–¿Cómo afecta la alimentación al estado físico y emocional de los jóvenes?
–Tanto como en los adultos, pueden asociar e intentar calmar sus emociones con comida, especialmente con la más desaconsejable, rica en azúcares refinados y grasas saturadas. Nuestra sociedad facilita, cada año más, disponer de esta 'comida basura' que causa a nivel cerebral un efecto similar al tabaco u otras drogas. Peor aún si esta alimentación a evitar se acompaña de una magnífica presentación de marketing más un regalo y se asocia a los días de celebración, como ocurre en muchas de las fiestas de nuestros hijos.
–¿Cuándo se considera que hay un problema de obesidad?
–La medida utilizada con mayor frecuencia es la relación entre el peso y la talla, aunque no debería ser la única. En general, el diagnóstico de obesidad se basa en el valor del índice de masa corporal, obtenido de dividir el peso, en kilogramos, por la talla en metros elevada al cuadrado. Posteriormente se compara con los resultados de estudios que recogen los valores de jóvenes de similar edad y sexo. Se considerará obesidad si se encuentra en el 5% superior al 95% de sus pares. Mencionaba que debería complementarse con otras medidas, mejor si se realiza por un profesional sanitario, ya que, por ejemplo, fallaría en un joven musculoso, su relación peso/talla podría confundirse con exceso de grasa sin ser el caso.
–¿Qué importancia tiene la educación alimenticia de los más jóvenes?
–Es muy importante, en estas edades hay un riesgo de excesos o deficiencias nutricionales que podrían evitarse con la adquisición de hábitos saludables, claves tanto para su desarrollo como para evitar factores negativos que aumentarían el riesgo de diversas enfermedades en la fase adulta. Si durante la infancia y adolescencia recibieron educación nutricional adecuada se incrementa la posibilidad de mantenerla en la edad adulta.
–¿Cambian las necesidades nutricionales con los años? ¿Cómo?
–Sí que cambian, tras el nacimiento comienza un periodo acelerado de crecimiento y maduración del organismo, que se traducen en unas mayores necesidades nutricionales. Posteriormente, disminuyen hasta alcanzar la talla final y la edad adulta. Otros factores influyen significativamente en estos requerimientos, por ejemplo, la actividad física que se realice.
–¿Cómo se puede conseguir que los jóvenes coman bien y de todo?
–El primer escalón de su educación nutricional es el ejemplo recibido del resto de miembros de la familia, tanto en la selección de una alimentación adecuada como en la realización de actividad física. El segundo escalón debería ser la formación recibida en sus centros educativos en la teoría y en la práctica, en las clases de educación física y en sus comedores. En tercer lugar, explicándoles los conceptos erróneos a los que da lugar la exposición a información sin base científica de algunos influencers de las redes sociales y la publicidad de los medios de comunicación.
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