Cómo la muerte del púgil Rubio Melero cambió la información sobre boxeo
El deportista almeriense murió en el ring en 1978 y los prometidos homenajes institucionales en su honor aún no se han organizado
José Manuel Bretones
Periodista
Sábado, 4 de octubre 2025, 23:59
Juan Jesús Rubio Melero era el mayor de los hijos de una familia numerosísima y modesta. El matrimonio formado por el calafate Juan Rubio Sánchez ( ... 1931) y la ama de casa Dolores Melero Expósito (1933) residía en El Puche, tenía 13 hijos y sufría la precariedad del desempleo paterno. El 1 de mayo de 1976 los Rubio Melero recibieron el premio a la natalidad, consistente en unos pocos miles de pesetas.
El primogénito había nacido el 2 de octubre de 1955 en Motril, pero todo el clan se trasladó a Almería en 1966. Juan, junto a sus hermanos Adolfo, Jesús y Miguel, vieron en el auge del boxeo almeriense la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. Juan trabajaba de albañil y tenía novia: Yolanda Torres Salmerón. En 1971 se inscribió en el club La Llave, donde entrenaba bajo la supervisión de Fernando Serra Rodríguez. Entonces, existían muchos clubes que fomentaban la cantera: La Llave, Ruiz Collado, Hispania, Ferroviaria, Boxing Club, Los Molinos, Polideportivo Ejido, Gimnasio González…
El púgil almeriense compartía ring con innumerables almerienses que marcaron una época dorada: Jesús García Cazorla 'Zaragata' (1952-2010), Juanito Rodríguez (1949-2019), Antonio Alonso Pérez 'Kit Sevillano' (1947-2018), Antonio González, Ramón Ortiz García, José Antonio Gálvez, Antonio Hermoso, Juan Manuel López Barrilado (1946-2010), José García Cazorla, Manuel García Requena, José Luis Rodríguez Márquez, Antonio Almécija Muñoz, Joaquín Javier Valverde Bretones (1951), José Bisbal Carrillo (1941), Avelino Moreno Martínez, José Antonio Gálvez, Fulgenio García Iniesta, Manuel Granados Navarro, Ignacio Íñiguez Velázquez, Juan y Luis Úbeda Martínez, Isidoro Masegosa Simón, Domingo Caparrós Bascuñana 'Bobby Ros' (1933-2001) o con su cuñado Juan Torres Salmerón, un joven de 26 años de Enix que murió salvajemente apuñalado el 31 de mayo de 1981 en Los Molinos.
Durante los años setenta el deporte de las doce cuerdas vivió su máximo esplendor en la provincia. Teníamos innumerables campeones de Europa, de España y de Andalucía; la selección nacional y la olímpica estaban plagadas de almerienses. Hasta que llegó a profesional, Juan Rubio Melero se subió al ring 67 veces, ganando 50 peleas, con 5 nulos y 12 derrotas. Fue campeón de Andalucía y subcampeón nacional en 1975 y representó a nuestro país en los Juegos Mediterráneos de Argel. Se le consideraba muy técnico y tenía una gran envergadura (1,83 de estatura).
En el verano de 1976, decidió apostar fuerte por el deporte y el sábado 28 de agosto de 1976 hizo su debut como profesional en el peso súper ligero en la Piscina Sindical (lo que hoy es el complejo deportivo «Ego») contra Chamorro, al que ganó «por inferioridad» después de un interesante «cruce de guantes». Suplió esa noche al lesionado Barrilado y aunque todavía era amateur, fue autorizado para actuar como profesional, gracias a la gestión del directivo de la federación Vicente González Aznar (+2001).
De ahí, a otras veladas en Bilbao, Miranda del Ebro, Burgos, Almería o León. El promotor José Luis Martín Berrocal (+2008) se fijó en él y lo fichó para su equipo de púgiles. Entrenaba en Torrelodones y en Sevilla a las órdenes de José María Martín «Búfalo» (+1998), un gran profesional del cuadrilátero.
Hasta que llegó el fatídico combate. La terrible noche. El 17 de febrero de 1978 le colocaron de rival al campeón de España de los pesos medios, un tal «Francis Rodríguez» (muy conocido en Almería). Fue en el Palacio de Deportes de Madrid, en una velada de varias peleas previas a la de Perico Fernández (1952-2016) contra el escocés Jim Watt, que llegó a campeón del mundo.
En el séptimo asalto, cuando faltaba solo uno para el final del combate, el almeriense estaba medio grogui. Los golpes del rival le tenían aturdido; el árbitro, Ezquerra, ya le había contado una vez por caída, pero éste no tuvo el valor suficiente de parar la pelea y dar como vencedor al canario, ni 'Búfalo' la valentía de arrojar la toalla para que su pupilo no sufriera más. Así, 'Francis' le alcanzó con un golpe fortísimo que Juan Rubio encajó ya medio inconsciente. El tremendo impacto le impulsó la cabeza hacia atrás con tal fuerza que oprimió el tronco del encéfalo contra la cervical y paralizó sus funciones.
Así lo relató el periodista Alfredo Relaño en su crónica. Y, a partir de ahí, el caos: aun siendo el Pabellón de Deportes de Madrid, no existía atención médica, se carecían de botellas de oxígeno, no había una ambulancia cerca y la Cruz Roja tardó 20 minutos en llegar para evacuarlo al hospital. Dicen que Juan Rubio Melero iba ya muerto, pero su corazón fuerte y joven estuvo latiendo durante cinco días más. El 22 de febrero de 1978, el púgil falleció.
El trágico desenlace provocó que 'Francis', su rival, anunciara que dejaba el boxeo y 'Búfalo', el manager, sufrió un duro golpe. Los políticos y los responsables de las administraciones prometieron ayudas a los padres, homenajes, minutos de silencio, actividades deportivas en favor de la familia... Hasta denominar un pabellón de deportes en la capital con el nombre de Rubio Melero… Pero esto es Almería.
Con su muerte, el boxeo entraba en crisis, comenzaba a ser cuestionado, se iniciaba la época en la que el noble deporte de las doce cuerdas ganó detractores, era denostado en los colegios y sus detractores definían a los atletas que lo practicaban de delincuentes y chorizos.
La muerte de Rubio Melero provocó que periódicos y emisoras de radio que siempre habían informado sobre boxeo dejaran de hacerlo. Juan Luis Cebrián, del diario 'El País', fue el primer director en ordenar a sus redactores deportivos que no escribieran sobre las doce cuerdas. Incluso el libro de estilo incluyó: «El País no publica informaciones sobre la competición boxística, salvo las que den cuenta de accidentes sufridos por los púgiles o reflejen el mundo de esta actividad».
Poco a poco, varios medios autodefinidos «serios» tomaron la misma decisión: Ir contra el boxeo. Editoriales titulados 'El boxeo profesional, a extinguir', artículos como el de Julián García Candau diciendo que «El boxeo es un deporte incivilizado» o «el boxeo sigue siendo una barbarie organizada, una exaltación de la violencia». Luis Solana -director de RTVE- decidió censurar y suprimir las retransmisiones de boxeo de la televisión pública.
El caos del entierro acrecentó aún más el odio hacia el boxeo de sus detractores. Hubo amenazas a la familia de grupos radicales y el coche fúnebre Dodge Dart fue asaltado por una muchedumbre que sacó el féretro y lo llevó a hombros desde el cementerio hasta la casa familiar y, luego, lo devolvió al camposanto.
Hoy, 47 años después de aquella tragedia, la sociedad local solo recuerda al malogrado púgil cuando se publican las efemérides de los periódicos. Después del pionero atleta de Abla Antonio Fernández Ortiz (1948) que fue medalla en los JJ MM de Esmirna, en 1971, y compitió en los de Argel 1975, Rubio Melero fue uno de los primeros almerienses en representar a España en los Juegos Mediterráneos. ¡Qué detalle institucional habría sido rotular en 2005 una calle de la villa olímpica de El Toyo con el nombre «boxeador Juan Jesús Rubio Melero»!
Era de justicia… pero estamos a tiempo de recordar su figura, antes de que este homenaje póstumo lo perdamos por KO.
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