«El lunes fue una auténtica avalancha»
Primera necesidad ·
Las pequeñas tiendas locales de Almería capital hicieron su 'agosto' con la llegada del apagón eléctrico que asustó a la población en todo el paísJavier Cortés
Almería
Jueves, 1 de mayo 2025
Las 12.33 horas de la mañana marcaban las agujas del reloj, cuando empezó a notarse un murmullo en la ciudad. Se había ido la luz en la calle Murcia, Granada, Huérfanas, pero con el paso de los minutos también en la Puerta Purchena, el Paseo de Almería, calle Bilbao y así hasta llegar a contar con toda la ciudad sin luz, sin cobertura y sin internet.
«¿A ti tampoco te va la luz?», preguntaban vecinos del barrio de la Plaza de Toros a otros vecinos que iban paseando por la zona. «Pero, te va el internet porque a mí no?», eran otras de las preguntas más habituales durante un apagón que dejó sorprendido a la población.
Empezaba a notarse un leve crecimiento en las tiendas de alrededor y en grandes superficies. Algunas personas, que tenían a mano un transistor era los 'guías espirituales e informativos' de la comunidad. Mientras, algunos vecinos clamaban de forma catastrofista con que era «la guerra». «Esto es culpa de Putin y Trump», «tenemos cerca a Marruecos», «¿Israel?», «¿y si es un atentado?», «la culpa es del Gobierno...», fueron algunos de los comentarios.
La comunicación en aquel momento consistía en vecinos que con el transistor a pilas se informaban e informaban al resto de los barrios de la provincia de Almería. Conforme fueron pasaron los minutos, Almería supo que el apagón eléctrico no solo era aquí, sino en el resto del país, (salvo las Islas Canarias, Ceuta y Melilla), Portugal y algunas zonas de Francia.
«Caos»
La situación, que algunas personas habían pensado que duraría no horas, sino días, hizo que se premiase el acopio de productos para aguantar esta situación. «El lunes fue una auténtica avalancha con el apagón, de repente, todo el mundo como locos a por agua (más de 70 paquetes entre garrafas y botellas), conservas, tomates, fruta, pan, embutidos, galletas, chucherías para los niños», narra Pepi Cervantes, nueva dueña de la tienda de alimentación Palenzuela (calle Murcia) junto a su pareja, Francisco Navarro. «Fue un caos, una locura, por una parte, para los pequeños comercios nos vino bien, pero había mucha gente por la calle, desesperada» comentó Cervantes.
Otra de las tiendas que «sufrió» la avalancha fue Frutería Dani, de la calle Murcia, que regenta Zenaida González desde hace unos meses. «El lunes, cuando me quise dar cuenta, vino un apagón y empezó la gente a alborotarse, a entrar desesperadamente preguntando por agua, por pan y por otros productos de alimentación. Se llevaban de a cuatro a cinco garrafas de agua, desesperadamente, y me asusté porque no estábamos prevenidos decían incluso los vecinos de la zona que no estábamos prevenidos para esta situación, que habían pasado por alto las previsiones que teníamos que haber tomado antes».
La comerciante contó que los productos que más se llevaron fueron, aparte de pan, agua y papel, los relativos a alimentación para la comida y la cena como tomates y lechugas para hacer ensaladas y algún que otro tentempié como palmeras de chocolate o patatas fritas, y embutidos porque «la mayoría tiene vitrocerámica, y al no tener luz no podían cocinar».
«Salí a comprar agua, porque hay que comprar en el pequeño comercio, Mercadona parecía que eso estaba arrasado, parecía una guerra, la gente estaba un poco nerviosa y desesperada, y bueno, comprar por aquí, por el barrio, al final siempre tenemos nuestros servicios que son los que nos sacan las castañas», comentaba Jorge, uno de los vecinos que fue a comprar a las tiendas del barrio aquel lunes.
Momentos tensos
Otra de las vecinas que fue a comprar, fue Encarni, que relata a IDEAL que «fui a comprar con la apagada esta de luz, vine a comprar conservas, tomates, de todo, porque es que no tenía de nada para hacer una ensalada». Encarni cuenta que esos momentos los vivió «fatal» y se puso a leer algunas revistas para tranquilizarse.
La desesperación se notaba de sobremanera en las grandes superficies como Día, Lidl, Mercadona o Carrefour. Con gente con mucha prisa y llevándose muchos productos como pan, agua y papel, recordando a los tiempos de la pandemia de la covid-19.
«Fui a Mercadona sobre las 19 horas de la tarde y habían arrasado ya con todo, no quedaba nada, los productos frescos estaban tapados. Así que fui a tiendas de la zona a por pan y agua y tampoco había. Los productos más necesarios y los no se echan a perder eran los que se acabaron rápidamente», comentó Mamen. una de las vecinas del barrio.
El estrés de los usuarios que iban a comprar se juntaba con la de dependientes y cajeros que, al no funcionar los datáfonos y problemas con las cajas registradoras, se hizo complicado entrar en calma. De hecho, algunos comercios cerraron como tiendas de informática, algunas de alimentación, panaderías, bares y otros comercios ante el caos que había ya en la ciudad.
Fue el caso de Mivi Café, que sobre antes de las 13 horas ya estaba cerrando. Francisco Rodríguez y Asia Mimoun, dueños de esta empresa, comentaron a IDEAL que «tuvimos que cerrar, los congeladores se echaron a perder y perdimos la caja del día».
Ya, el martes por la mañana, Almería y la provincia regresaron a la normalidad que había el fin de semana anterior, pero con la sensación de haber pasado una pesadilla en un lunes «loco» tanto en Almería como en la provincia.
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