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JERÓNIMO ÁLVAREZ (Cedidas por IMPACTA (INTERNACIONAL MUSIC PROMOTION, ARTS AND TALENT COMUNICATION)
«Grabar 'Concierto de Aranjuez' me ha llevado más de dos años de trabajopara poder aprendérmelo sin saber música»

«Grabar 'Concierto de Aranjuez' me ha llevado más de dos años de trabajopara poder aprendérmelo sin saber música»

«Todavía no hay una fecha fijada para poder tocar este concierto con la OCAL en un escenario de Almería» José Fernández Torres. Guitarrista

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Domingo, 6 de octubre 2019

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Cuando el pasado jueves presentó en Madrid su disco, 'El concierto de Aranjuez', se abrió un nuevo frente en el camino artístico de José Fernández Torres (Almería 1958) y en la generación de músicos que inició su abuelo, siguió si padre y ha heredado su hijo, cuatro 'tomates' con nombre propio y alma de guitarra. Ahí es nada atreverse con la obra que el maestro Joaquín Rodrigo estrenó hace 80 años y que, desde el mismo momento de darla a conocer, se convirtió en uno de los faros hacia el que se han dirigido guitarristas de todo el mundo para interpretarlo y aproximarse a alcanzar lo que críticos aventajados definieron como su «mágica luz». José Fernández Torres 'Tomatito', ha estado más de dos años trabajando en esa idea y, desde la paciencia de la espera, ha alcanzado la meta que se propuso. Le ha costado ese tiempo y los sudores propios de quien se ha tenido que meter en la cabeza, «de memoria» cada nota, cada movimiento «porque yo no se leer música y esta obra, escrita para guitarra y orquesta, es muy difícil».

-¿Por qué se le ocurrió entonces meterse en este lío?

-Lo vi como un reto. Es una obra bastante complicada y tiré adelante con ella porque su música me lo pedía, porque toda ella es un homenaje completo a la guitarra y yo soy guitarrista.

-¿Ha sido el mayor de los retos que ha afrontado hasta ahora?

-No, el mayor no sé. Ha sido el último, uno más como también lo fue en su momento lo que he hecho con Michel Camilo. Digamos que era una meta que estaba ahí y que quería alcanzar.

-Tocar sin partitura algo así no parece fácil. ¿Cómo lo ha conseguido?

-No había más remedio que aprenderla, que metérsela en la cabeza y desde el primer momento entendí también que había que respetar cada nota, que no cabían arreglos, sino trabajo y memoria. He contado, allí en Almería, con la ayuda de José Carlos Linares, que ha sido una especie de espejo en el que he aprendido el concierto entero aunque he seguido en mis trece y sigo sin saber música. También me ha ayudado José María Gallardo, que fue precisamente quien trabajó con Paco de Lucía esta misma obra.

- Total, que ha sido un machaca constante.

-Y tanto que lo ha sido. Mi mujer iba loca conmigo porque han sido horas y horas repitiendo notas por toda la casa. Claro que cuando trabajaba el Adagio, se tranquilizaba y hasta me decía «mira que bonito, me recuerda cuando yo era chiquitilla». A ella le recuerda esa etapa de su vida y a mí la noche que lo tocó Paco de Lucía en Torrelodones en el año 1991. Allí estaba el propio Joaquín Rodrigo. Y yo también.

-¿Tener toda una orquesta detrás, como en este caso la de la Comunidad de Madrid es mejor o peor que los dúos guitarra-piano?

-Hacer un dúo es también muy complicado. Pero claro, estar con un orquesta sinfónica, con tantos músicos, es muy diferente a subirte solo tú a un escenario o grabar un disco en solitario. Es un reto más y una experiencia interesante. Contaba además con la complicidad del maestro Víctor Pablo Pérez para el concierto y la grabación.

-¿Cuándo se grabó?

-Se hizo en el Teatro de la Zarzuela, el 12 de julio pasado. Fue una noche verdaderamente mágica, un concierto en el que intenté no solo ser fiel con la música escrita por el maestro Rodrigo, sino serlo también con el espíritu de esta obra que muchos dicen que es el 'Everest' de las obras para guitarra.

-¿Y usted que dice?

-Que lo es, claro. Más de dos años con ello hasta alcanzar la cima. El 'Concierto' me encanta porque Joaquín Rodrigo hizo del 'Adagio', la música de cualquier ser humano del mundo. Es una música universal que llega y que conmueve el corazón de todos, sea de donde sea. Quien no la conozca, solo al oír el Adagio se sentirá completamente atrapado. Es imposible que no pueda gustar algo así, tan bello. Es lo más bonito que se ha hecho nunca en el mundo.

-¿La mayor dificultad que le ha encontrado?

-Técnicamente es una obra dificilísima, en la que hay que esforzarse mucho y eso ha hecho que tenga que trabajar duro, pero también necesitaba hacerlo y ahora estoy muy satisfecho.

-¿Dónde se nota más en este disco su personalidad artística?

-No hay arreglos y no se ha modificado una sola nota de la obra. Pero hay cosas que siempre están ahí, como mi propia forma de tocar, ese pellizco al pulsar, los silencios y la respiración. Cada artista tiene su forma de trabajar y actuar y yo tengo la mía, un sello propio.

-¿Lo escucharemos en directo en Almería?

-Todavía no hay una fecha fijada para ello, pero queremos tocar este concierto con la Orquesta Ciudad de Almería, la OCAL, en un escenario almeriense, ya veremos cuándo y dónde.

-Y ya que sale Almería, ¿realmente hay afición al flamenco?

-Muchísima. Más que antes y ahí está El Taranto, una peña de las de la toda la vida, de las que perviven. Hay muchos eventos y se hace mucho por el flamenco. Sí, si que hay muchísima afición. Hay festivales, recitales...

-Usted es un asiduo del de Fondón.

-Sí, lo soy. Es un encuentro precioso, un festival en el que todos somos amigos y nos reunimos para disfrutar. A los artistas nos pagan con productos de la zona: aceite y jamón. Es toda una fiesta flamenca.

-Pero cuando hace actuaciones y discos con Camilo, discos de clásica..., alguien puede pensar que 'Tomatito' se aleja del flamenco.

-Yo nunca me he alejado ni mucho menos me he ido del flamenco. Hago otras cosas pero siempre suena el flamenco ahí. Seré flamenco hasta que me muera.

-¿Con este disco y las posibilidades de conciertos en directo con orquestas recupera su actividad como solista?

-Sigo hasta fin de año con la gira con José Mercé. Nos lo pasamos fenomenal. Grabamos el álbum 'De verdad' con el objetivo de reivindicar el flamenco como música, como cultura, y para mostrarlo en todo lo alto de la categoría que merece y por eso decidimos incluir en él todos los palos del flamenco.

-¿El próximo reto que se marca?

-No sé cuál será la próxima meta. No he tenido tiempo de pensar en ello, pero habrá que planificar algo.

-¿Con quien se encuentra más cómodo en un escenario, con Michel Camilo, con una Orquesta Sinfónica o con José el del Tomate?

-Jajajaja. Con mi hijo me da muchísima alegría cuando coincidimos allí arriba. Hemos hecho siete u ocho conciertos. Es una alegría. Trabaja mucho.

-¿Algún consejo para su futuro?

-Siempre le digo que tiene que aguantar la presión y también que se quede ante un guitarrista bueno, que no se enrrabiete, que aprenda de él, que es mucho mejor eso que juntarse con los que tocan menos para ser el mejor de los malos. Siempre se está aprendiendo y para ello hay que estar al lado de los que te pueden enseñar.

-Permítame que le diga que su hijo, a falta de tener en Almería el AVE parece que viaja montado en un cohete. ¿Sabe a dónde se dirige?

-Sé que va bien. Me hablan bastante bien de él. ¿A dónde va? Eso también depende de lo que trabaje. Mi madre dice que toca mucho mejor que yo cuando yo tenía su edad.

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