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Otro giro de última hora de Cs deja al PP solo con Hernández para sacar adelante las cuentas

Otro giro de última hora de Cs deja al PP solo con Hernández para sacar adelante las cuentas

Aunque Cazorla trató de justificar la decisión en los incumplimientos pasados, el alcalde insinuó que la decisión la había tomado «Madrid» o «Sevilla»

Sergio González Hueso

Miércoles, 19 de diciembre 2018, 20:15

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Almería es la primera capital de provincia andaluza que ya tiene sus presupuestos aprobados. Y es así gracias al apoyo que ha logrado por parte de la concejala no adscrita, Mabel Hernández, un equipo de gobierno popular en minoría que en la recta final de su mandato se ha quedado repentinamente sin el favor del que era su socio predilecto, Ciudadanos.

En otro giro de guión inesperado marca de la casa 'naranja' en el Ayuntamiento de Almería, el portavoz de esta formación política, Miguel Cazorla, anunciaba a viva voz justo en el inicio de su turno de palabra en el punto cuatro del orden del día de la sesión plenaria celebrada esta mañana, que no, que tanto él como su compañero Rafael Burgos votarían en contra de los presupuestos. Los motivos parecían claros, a juicio de un Cazorla que agotó 20 minutos en dos intervenciones que en ocasiones causó la estupefacción en el Salón de Plenos.

Después de dos meses negociando, de haber «teñido de naranja» de nuevo las cuentas (tal y como el propio portavoz de Cs llegó a decir) o de que en la misma noche de ayer siguiera haciendo peticiones expresas al equipo de gobierno dando su apoyo por sentado, se había determinado en oponerse a que saliera adelante el documento. Los motivos en los que sustentó su complicado giro de última hora (uno más) fueron objetivamente contradictorios y chocaban de frente con el principal valor que se ha arrogado su formación desde el inicio del mandato: ser los arquitectos de la «estabilidad» política en el Gobierno local de Almería.

Pero como se ha dicho, varias de las coartadas expresadas parecían del todo incoherentes. Primero porque Cazorla se escudó para el 'no' en el supuesto «bajo» grado de cumplimiento del PP en los acuerdos firmados durante todos estos años. «Pérdida de confianza», lo llamó. Una cuestión que no pareció importarle mucho en los dos últimos meses (tiempo que se lleva negociando el presupuesto) ni tampoco el año pasado (votaron que sí a las cuentas) cuando el nivel de compromiso popular era el mismo que el de hoy. Y por otro lado porque justo después de echar la mirada atrás justificó también el voto contrario de los suyos acusando al PP de «desleal» por no acceder a posponer una semana el pleno de presupuestos bajo petición expresa suya para poder tener más tiempo para decidir. ¿En qué quedamos? ¿Es el pasado o es el presente el que no ha hecho posible el pacto?

Por estas dos cuestiones, entre otras, le espetó a los populares una sentencia que le volvería de vuelta como un bumerán: «No es culpa nuestra por tanto que no haya salido adelante este acuerdo», dijo. En ese instante, el alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, que suele medir mucho sus intervenciones, aprovechó el balón que le vino botando para rematar diciendo lo que todo el mundo sospechaba y algunos ya sabían: «Efectivamente, si ya sé que no es culpa vuestra», dijo dirigiéndose exclusivamente a los dos concejales del partido 'naranja', a los que reconoció haber estado hasta última hora «esforzándose» para que el pacto llegara a buen puerto. 'El rey estaba desnudo'. Pacheco insinuaba con su breve frase que el voto contrario a los presupuestos de Cs nada tenía que ver con Cazorla o Burgos pese a lo que contaran. Todo se había decidido lejos de Almería: en Sevilla o en Madrid debido al incierto panorama político actual, terreno movedizo en el que se aconseja andar con pies de plomo.

El primer edil sería menos críptico luego a la salida del pleno y a preguntas de los periodistas. Sin ambages reforzó su teoría diciendo diréctamente que no era la primera vez que a Cazorla le «enmendaban la plana». «Todos los sabemos», añadió, recordando sin mencionarlo el otro 'volantazo' que ya dio al principio del mandato apoyando primero al PSOE y después al PP para la investidura tras acatar las directrices de su partido dadas en la capital de España. Pacheco fue claro y mostró su «preocupación» ante la posibilidad de que la propuesta de Cs para Almería sea «tutelada» por Madrid [dirección nacional] o Sevilla [autonómica].

Aún más explícito fue el primer teniente-alcalde en sus redes sociales en el día de hoy. Miguel Ángel Castellón acusó a Ciudadanos de haber «supeditado» las inversiones para la ciudad a su «tacticismo» en Andalucía. «Anoche una llamada de Juan Marín ha hecho retractarse a sus concejales. Papelón. No son de fíar», añadió.

Evidentemente desde el grupo municipal naranja se niega taxativamente esta versión y a través de una nota de prensa remitida después del pleno volvieron a repetir los mismos argumentos que habían expuesto antes. Ahora bien, recalcaron su convencimiento de que el PP se hubiera esperado algo más de no tener la «certeza» de que los presupuestos saldrían adelante con el voto de Hernández, de lo contrario, «no los hubieran traído hoy [por ayer]», aseguraban.

El 'sí' y el resto de 'noes'

Y en esto no erraba Cs pues el equipo de gobierno se aseguró el trámite después de tener constancia, tras varios contactos con ella, de que Hernández no sería un obstáculo para que las cuentas salieran adelante. No solo no lo fue sino que emitió, la única junto a los representantes del PP, un voto afirmativo. Lo hizo mencionando que las cuentas eran «ambiciosas» y buenas «objetivamente» para la ciudad. Pero avisó al alcalde de que así serían siempre y cuando después se ejecuten. Tras preocuparse por el empleo, la presión fiscal o los animales (sobre todo los gatos y la implantación del sistema CES), dio paso en el turno de la palabra al resto de grupos.

El quilombo que se acabó montando con la decisión de Cs eclipsó de alguna manera el debate más a fondo que a ratos hubo en el plenario sobre el contenido del documento. Un territorio en el que se sentían más cómodos los portavoces de IU o del PSOE, formaciones que se opusieron como llevan haciendo toda la Corporación al documento que guía la acción de gobierno del PP. Rafael Esteban, que le dio la bienvenida a la oposición a Cs con mucha sorna, trasladó su idea de que el presupuesto era «más de lo mismo». Echó en cara al PP sus años de Gobierno y que después de 15 años vinieran ahora a sacar pecho por la apertura de una biblioteca o la participación ciudadana,«que es una parodia», según dijo. Esteban acusó además al PP de subir la presión fiscal con datos, de acumular «incumplimientos» o de crear una ciudad de dos velocidades.

Parecido discurso defendió el PSOE. Su portavoz Adriana Valverde le afeó a los populares el retraso en proyectos mil y una veces presentados como el alquiler público de bicis o las reformas de la guardería de Nueva Andalucía o de la pasarela de Pescadería. Pero su caballo de batalla hincó una de sus patas en el empleo. Y criticó que Pacheco hubiera hecho poco en este ámbito teniendo en cuenta el elevado paro que tiene la ciudad. Valverde le recriminó la falta de un plan, después de muchos años gobernando, que coordine precisamente la lucha contra esta lacra social. La otra pata de su discurso  la apoyó en el comercio y su supuesta falta de dinamismo en el centro. «No vale de nada peatonalizar el Paseo si a esto no se le acompañan otras medidas», advirtió.

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