El fin de la pandemia, a la vista tres años después
Crisis sanitaria ·
Expertos en Inmunología y Salud Pública ven «inminente» el cierre oficial de esta etapa y señalan al sistema sanitario como el mayor damnificado, en especial en Atención PrimariaEl 12 de marzo de 2020, la suerte estaba echada. España se encontraba al borde del abismo; había notificado sus primeros casos positivos de covid, ... todavía sin ser consciente de lo que vendría solo 48 horas después. Unos días antes, el 28 de febrero, Salud comunicó el primer contagio en la provincia. Se trataba de un almeriense residente en Milán que había decidido regresar al notar síntomas compatibles con la enfermedad. Desde entonces, según las cifras oficiales más recientes, un total de 157.962 almerienses han contraído la covid-19. Uno de cada veinticinco tuvo que acabar siendo atendido en un hospital, y 1.381 almerienses han fallecido por causas asociadas a la pandemia.
En estos tres largos años, la provincia ha pasado por 96 días de confinamiento domiciliario, un sinfín de cierres perimetrales y cambios horarios; una sucesión de olas e incertidumbre que solo comenzó a verse mitigada por el éxito de la campaña de vacunación, que ha logrado que prácticamente nueve de cada diez almerienses tenga hoy inoculada una pauta completa.
El alto grado de inmunización, ya sea por vacunación o por haber pasado la enfermedad con anterioridad, es el principal motivo que hace que los expertos en inmunología y salud pública consultados por este periódico, que hacen un balance de luces y sombras de estos tres años de dificultades, consideren que el fin de la fase de pandemia está a la vista, aunque el riesgo de que aparezca una nueva variante del coronavirus que escape a la inmunidad existente no puede nunca descartarse del todo. Pero no solo el virus cambia; en este tiempo, también lo ha hecho la ciudadanía.
«Muy probablemente estamos cerca de que acabe la etapa de pandemia», asegura Ignacio Molina, catedrático del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular e Inmunología de la Universidad de Granada (UGR). «En Andalucía, por ejemplo, aunque las estadísticas ahora no son muy fiables, en este momento la incidencia es la más baja de todos estos años, sobre todo por la potente inmunidad que ha adquirido la población. No es que el virus sea más leve: nosotros somos más fuertes».
Este análisis lo comparte Aurora Bueno, catedrática del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública en la institución universitaria granadina, aunque lo hace de una manera un poco más cauta, a la vista de la experiencia de estos tres últimos años:«Yo diría que es inminente que acabe la declaración de pandemia, pero siempre que hemos hecho predicciones nos hemos equivocado».
El riesgo de nuevas variantes
Ambos expertos consideran que el principal riesgo que permanece asociado al coronavirus es el de la aparición de nuevas variantes que puedan escapar a la inmunidad ya existente. Pero incluso esto no devolvería a las sociedades a la situación de marzo de 2020 «porque la respuesta para producir vacunas nuevas sería muy rápida, lo mismo que pasa con la gripe. Aunque vayamos siempre por detrás del virus, la respuesta es rápida», opina Aurora Bueno.
Mientras esto no ocurra, sin embargo, «estaremos en una situación muy buena», afirma Ignacio Molina. «Tendremos que inmunizar periódicamente a la población más vulnerable, como ocurre con la gripe, pero está claro que hemos entrado en una fase diferente, de bastante control de la enfermedad».
Lejos del horizonte de posibilidad quedan, por ejemplo, los terribles datos que en Almería dejó la tercera ola de la pandemia, que en febrero de 2021 dejó los niveles más graves en muchos de los indicadores que se han venido rastreando en estos tres años. El 4 de aquel mes se registraba el dato más alto de ocupación de camas hospitalarias por pacientes con covid, con 465. Apenas dos días antes se alcanzaba el pico de mortalidad; aquel día se notificaron 26 muertes de almerienses a causa del virus, más de uno cada hora. Y siete jornadas antes, el 26 de enero, hasta 73 almerienses tuvieron que ser ingresados por esta causa en menos de veinticuatro horas, un dato que no se había visto antes ni se ha vuelto a repetir desde entonces. Las siguientes olas fueron de menor intensidad, al menos hasta la irrupción de la variante ómicron, que provocó un fuerte repunte de los contagios, hasta el punto de provocar el mayor número de nuevos positivos en un día registrado desde el inicio de la pandemia; fueron hasta 2.384 el 20 de enero de 2022.
Recuperar el sistema sanitario
Los dos expertos consultados por este periódico coinciden en señalar que, tres años después de los primeros positivos, es el sistema de salud el principal damnificado por el efecto de la pandemia, y urgen a una recuperación de sus niveles de calidad, en especial en lo que se refiere a la Atención Primaria.
«El sistema sanitario está claramente peor, ha sufrido enormemente», resume Ignacio Molina. «No hemos hecho lo suficiente para recuperarlo, en especial en el caso de la Atención Primaria. Es necesario reforzarlo de una vez y cuanto antes», reclama. Una petición a la que se suma Aurora Bueno, quien considera que el sistema está «desbordado» tras haberse «ido asfixiando» a lo largo de los tres largos años de pandemia «en los que el esfuerzo máximo se ha puesto en la asistencia hospitalaria». «Los recursos disponibles no responden a las expectativas de la población», explica la catedrática de Salud Pública, por lo que reclama «soluciones creativas para reforzar la Atención Primaria y darle la importancia social y sanitaria que merece».
Aprendizajes, luces y sombras
«El balance de los tres últimos años tiene luces y sombras», asegura el catedrático de Inmunología de la UGR, quien destaca los importantes avances que la emergencia ha provocado en el ámbito científico.
Así ocurre, por ejemplo, con las vacunas de ARN, «que van a suponer un hito fundamental en la medicina de futuro». «Hemos aprendido mucho sobre los mecanismos de transmisión de los virus respiratorios, que nos ha hecho replantearnos muchas ideas». Aurora Bueno también destaca la mejora en las comunicaciones entre investigadores de todo el mundo, así como el acceso a la información.
Y ambos dejan avisos para el futuro. «Igual que una persona no se preocupa por la salud cuando está sana, la sociedad no se preocupa por la salud pública cuando los problemas no son visibles», recuerda Bueno. Para Molina, «la mayor tristeza es la polarización que ha habido en torno a una enfermedad que debería haber sido tratada como tal y no como arma política. Quizá hayamos perdido algunas oportunidades de aprender», remacha.
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